Cultura

José Ovejero | El desánimo

"Mi comprensión de la historia es que las grandes catástrofes sacan lo mejor de los individuos y lo peor de las sociedades", escribe el autor.

Comentarios
  1. Hay que perder el miedo. El sistema nos tiene cogidos por el miedo.
    Si no lo tienes tú lo tiene el conjunto de la sociedad que a mi modo de ver ya no te mira amigablemente sino como posible transmisor.
    Quieren desconcertarnos, que dudemos de nosotrxs mismxs y individualizarnos más todavía si cabe. Es su triunfo.
    Antes del ataque bacteriológico cogíamos fuerzas y calor humano en las manis reivindicando la sanidad, (a las que por cierto no acudían lxs de los aplausos y banderas francomonárquicas), la escuela pública, contra la ley mordaza, las pensiones, ect., ahora me falta ese calor y esa fuerza. Pero resistimos y resistir es vencer. No estamos vencidos.
    Me estremece el valor de aquellxs chavalxs republicanxs (también las había chavalas, las chavalas que a mí me gustan) que cuando salían a combatir decían para darse ánimos: «total lo más que nos puede pasar es perder la vida».
    Hay que saber enfrentarse con valentía a las nuevas armas del capital.
    Motivos de desánimo claro que los hay porque, como decía Julio Anguita, «a mí no me inquieta ni el capitalismo ni el fascismo, a mí lo que de verdad me inquieta es el silencio del pueblo».

  2. Pues me sumas a mí también en esa e grupo. Siempre he sido positivo y con ánimo a tope, incluso en los peores momentos de esta situación vivida. Sin embargo ahora es cansancio, un cansancio extremo, una sensación de que nada ha cambiado y lo cambiado ha sido para peor. Si, hay personas que lo han pasado peor, que lo están pasando mucho peor que uno, pero eso no me compensa.
    Pero como con las tormentas de verano, luego queda ese fresquito reparador y ese sol o ese atardecer precioso, que hace agarrar nuevos ánimos. Podremos!!

  3. No estás solo y creo que se trata de transformar ese desasosiego en una ola revolucionaria que deje a la clase parasitaria a los pies de los caballos, mientras nosotras y nosotros, los trabajadores, montamos en el caballo. ¡Celebremos la lucha!

  4. El desánimo es un sentimiento natural ante tanta cuestión fuera de nuestra «normalidad». Indudablemente que esta pandemia nos tomó de sorpresa, y además, se nos vinieron las langostas como una plaga- y no de Egipto- sino trascendental. Pero, como decía la canción del guerrero suhahili:
    » El sentido de la vida estriba en la lucha. El triunfo o la derrota está en manos de los dioses. ¡Celebremos la lucha!»

    Así, que querido amigo, ¡Celebremos la lucha! Y sigamos ahí dando batalla aunque sepamos que no está en nuestras manos decidir el triunfo o el fracaso. Tú sigue batallando con las palabras- que se te dan muy bien- y yo seguiré leyéndote, contra viento y marea.
    Cariños desde UY

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