Internacional

Palestina y la ley de la jungla

Mónica G. Prieto analiza en su artículo semanal la normalización por parte de Trump de los asentamientos israelíes en Cisjordania, "una de las decisiones más irracionales que cabía esperar".

Comentarios
  1. La expulsión masiva de beduinos forma parte del intento de Israel de desterrar a la población palestina de sus territorios históricos.
    La lógica del sionismo, por mucho que sus seguidores más ingenuos no lo perciban, lleva a sustituir a las familias palestinas por familias judías, lo que Israel denomina oficialmente judaización.
    La lucha durante décadas de decenas de miles de beduinos israelíes contra su expulsión de sus hogares –en algunos casos por segunda o tercera vez– debería ser una prueba suficiente de que Israel no es la democracia liberal de tipo occidental que pretende ser. La semana pasada, 36.000 personas de la comunidad beduina –todas ellas ciudadanas israelíes– descubrieron que su Estado se dispone a convertirlas en refugiadas en su propio país, internándolas en campos de confinamiento. Por lo visto, estas ciudadanas israelíes no son de buena madera. El trato que reciben tiene resonancias dolorosas en el pasado. En 1948, 750.000 palestinos fueron expulsados por el ejército israelí fuera de las fronteras del Estado de Israel recién proclamado en su territorio: fue lo que el pueblo palestino llama su nakba, o catástrofe.
    El sufrimiento palestino no es un desafortunado efecto colateral del conflicto. Es el propósito declarado del sionismo: incentivar a la gente palestina que todavía vive en el país a abandonarlo voluntariamente, para huir de la asfixia y la miseria. El ejemplo más claro de esta estrategia de sustitución de poblaciones es el trato que da Israel desde hace tiempo a los 250.000 beduinos y beduinas que formalmente tienen la ciudadanía israelí. Se trata del grupo más pobre de Israel, que vive en comunidades aisladas, principalmente en la vasta zona semiárida del Negev, en el sur del país. En gran parte fuera de la vista, Israel ha tenido las manos relativamente libres en su propósito de reemplazarlos.
    La mayoría de los beduinos tienen títulos de propiedad sobre sus tierras que son mucho más antiguos que la creación de Israel. No obstante, el Estado israelí se ha negado a reconocer estos títulos y muchas decenas de miles han sido criminalizados por el Estado, que ha denegado el reconocimiento legal de sus aldeas. Durante décadas los han forzado a vivir en chabolas o carpas porque las autoridades no aprueban la construcción de casas ni la prestación de servicios públicos como escuelas, agua y electricidad. Los beduinos tienen una posibilidad si desean vivir dentro de la legalidad: han de abandonar sus tierras ancestrales y su modo de vida para trasladarse a uno de los míseros asentamientos.
    Adalah, un grupo de juristas que defiende a la población palestina en Israel, informa de que Israel ha estado expulsando por la fuerza a familias beduinas durante más de siete décadas, tratándolas no como seres humanos, sino como peones en su sempiterna batalla por reemplazarlas por colonos judíos. El espacio de sustento de las comunidades beduinas se ha ido reduciendo continuamente y su estilo de vida se ha vuelto imposible.
    Esto contrasta fuertemente con la rápida expansión de los asentamientos y los ranchos unifamiliares judíos en las tierras de las que han sido expulsadas las familias beduinas.
    Estas expulsiones interminables se asemejan menos a una política necesaria y razonada que a un tic nervioso ideológico muy feo.
    https://vientosur.info/spip.php?article15310

  2. «quienes glosan y celebran la caída del Muro de Berlín guardan silencio, ante otros Muros; por ejemplo el Muro con que el Estado de Israel condena a Palestina al apartheid, la desestructuración geográfica, exilio, confinamiento en Campos de Refugiados… y la muerte. Desde luego la muerte porque se contabilizan más asesinatos –muchos más- en el entorno del Muro levantado por el Sionismo bajo indecente pretexto de “proteger la única democracia de Oriente Medio”, que los que contabilizó el Muro de protección de la mal llamada RDA».
    -A. Puig (LQS)-

  3. Occidente no es que tenga respeto a Israel, es que Israel es el amo económico del mundo. Es el que maneja las finanzas mundiales y maquina y conspira a la sombra de EEUU.de América.
    Parece que no nos queremos enterar, de las guerras y conflictos en Oriente Medio, Siria e Irak inclusive, no está ausente Israel que busca desestabilizar la zona en su provecho.
    No tienen nada que ver los judios del Holocausto con la Israel de hoy.
    Incluso, igual que pasó con la voladura de las Torres Gemelas que se dice que los ejecutivos judíos fueron avisados previamente, se dice que las grandes fortunas judías antes de empezar el genocidio nazi, emigraron de Alemania.
    Salvo minorías y opositores a la ocupación ilegal y genocida del Territorio Palestino, en Israel hace demasiados años que gobierna la ultraderecha, la que quiere anexionarse a otros pueblos y la sociedad le vota porque es una sociedad egoista y bestia, sin ninguna sensibilidad, hasta el punto de que se han publicado imágenes en las que se veía como la gente festejaba, como si de un gol se tratara, los disparos mortales de soldados israelitas contra población indefensa, incluídos niños, palestinos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.