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Otra semana perdida: se acaba el tiempo

"Este miedo a un tiempo que ya no controlan ha llevado a UP a tomar la iniciativa en la negociación con el PSOE, quien se muestra más calmado ante una posible repetición de elecciones", escribe el autor

Comentarios
  1. Si hay elecciones gobierna la derecha con muchas probabilidades porque todos sabemos que los votantes de derecha no se quedan en casa. El CIS le da no se cuantos escaños mas al psoe y yo me pregunto en base a que va a crecer tanto si lo unico que ha echo es mostrar su incapacidad de formar gobierno y yo creo que como partido mayoritario es el que mas responsabilidad tiene en ello no digamos ya si contamos con que ha pedido por activa y por pasiva el apoyo o abstencion de la derecha.

  2. Pues, sinceramente, creo que el tiempo que está perdiendo el país le hace más daño al PSOE que a Podemos.
    Podemos está muy cerca de su suelo y la cúpula seguirá teniendo escaño. El PSOE puede perder fácilmente un millón de votos por un miedo a VOX que ya no es tal.
    Iván Redondo va a acabar con la breve carrera política de Pedro Sánchez.

  3. CARLOS TAIBO: De votos y sonrisas. (Insurgente.org)
    Me limito a anotar media docena de razones que vienen a justificar por qué las elecciones, el voto, la delegación y la representación configuran, hoy como ayer, una genuina farsa o, al menos, una formidable acumulación de equívocos.
    Empezaré señalando que no me gusta decirle a nadie lo que debe hacer. Sentirse orgulloso de votar y alardear de no haberlo hecho me parecen conductas poco afortunadas. Siempre que me topo con ellas procuro echar mano de un viejo artículo de Ricardo Mella publicado en 1909. En mi interpretación, discutible, tras decirnos Mella que le parecía respetable votar, y que se le antojaba saludable abstenerse, lo importante era al cabo lo que hacíamos los 364 días restantes del año. Semejante recomendación es de singular actualidad en un escenario como el presente, lastrado por una lamentable y omnipresente desmovilización.
    Hace unos días, sin ir más lejos, me topé en las redes sociales con la afirmación de que la gente de izquierdas que se abstiene de votar es la responsable del deterioro de la sanidad y de la educación públicas. Dejaré de lado que no sé muy bien qué significa, a estas alturas, eso de ser de izquierdas. Lo que me interesa subrayar es que hubo muchas gentes que sobre el papel eran de izquierdas, se abstenían de votar y, pese a esa insolidaria conducta, consiguieron la jornada de ocho horas, plantaron cara al fascismo en las calles, colectivizaron campos y ciudades, y dieron su vida en la larga noche franquista. Comprendo, eso sí, que son horizontes mucho menos estimulantes, y actuales, que los que nos abren Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
    Me veo en la obligación, en un tercer estadio, de identificar significativas manipulaciones que tienen vocación de quedarse. Pienso, por echar mano, de nuevo, de un ejemplo, en el hecho de que la irrupción de Vox parece haber convertido a PP y Ciudadanos en partidos de la derecha civilizada —¿qué será esto?—, ha fortalecido la supersticiosa idea de que el PSOE es una fuerza política de izquierdas —caramba con el juego que dan las puertas giratorias, las reformas por vía rápida de la Constitución y la OTAN— y ha hecho de Unidas Podemos, esa sórdida mezcla de cesarismo y socialdemocracia, una genuina fuerza revolucionaria. Supongo que por detrás se adivina un ingenioso intento encaminado a conseguir que quienes suelen votar con la nariz tapada empiecen a hacerlo con plena convicción y orgullo.
    Tampoco está de más subrayar, y doy un cuarto salto, que hay motivos sobrados para concluir que lo que se cuece al calor de las elecciones bien puede ser pan para hoy y hambre para mañana….
    ¿Alguien recuerda que, en los debates mantenidos por los candidatos a la presidencia del Gobierno español, se hablase en algún momento de los derechos de las generaciones venideras, del crecimiento económico y sus miserias, o del riesgo de un colapso inminente del sistema? ¿Alguno de los intervinientes rompió los moldes del feminismo de Estado o, si me apuran, del ecologismo estatalizante? ¿Se cuestionó en algún momento el militarismo lacerante, y las políticas imperiales, que se revela en el mundo occidental? Y entre los ciudadanos que acuden a las urnas, y entre los medios de incomunicación, ¿se abrió camino alguna reflexión crítica al respecto?
    https://insurgente.org/carlos-taibo-de-votos-y-sonrisas/

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