Análisis

La sangrante paz de Colombia

Colombia cada vez se aleja más de la paz y se acerca a los peores años de la presidencia de Uribe, en la que periodistas, defensores y defensoras de derechos humanos, líderes y lideresas sociales, profesorado y sindicalistas eran masacrados a diario por los paramilitares.

Comentarios
  1. MIentras Colombia siga siendo una base norteamericana y sus gobiernos los opresores de su propio pueblo no hay solución posible. Los asesinatos, secuestros y amenazas actuales hacen trizas las esperanzas y buenos deseos de las FARC por su credulidad y buenas intenciones.

  2. TRAZAR CAMINOS ALTERNATIVOS.
    Es alternativo porque en Colombia y en el mundo lo que están necesitando las naciones y las sociedades, es que grupos de personas conscientes y comprometidas marquen rutas distintas a las que hasta ahora marcan las élites.
    Saludo de Pablo Beltrán (ELN) a la Jornada Internacional Antiimperialista y Solidaria por la Soberanía e Integración de los Pueblos, convocada por la Coordinadora de Organizaciones Sociales (COS) y la Coordinación del Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales y Políticas (CENOSP), realizada en Medellín del 26 al 28 de junio de 2019.

    «La bandera de la guerra es la de Trump y Uribe, por esto la bandera de la paz debe estar en las manos de los sectores que consideran que lo único que vuelve a Colombia viable es la paz.
    Ustedes se dan cuenta que el Proceso de Paz está en una crisis. ¿Cuál es el alma de esa crisis? Este Gobierno que representa a los sectores de la ultraderecha pro-imperialista, considera que la paz no es un asunto de Estado y con suprema desfachatez dicen que “lo que firmó el Presidente anterior no vale”; quieren borrar unos avances importantes para pasar la página de la guerra.
    Nuestro llamado es a que ustedes “se echen al hombro” una tarea gigante, pesada, como es liderar un camino alterno a la paz, diferente al que la oligarquía hasta ahora le ha impuesto al pueblo colombiano; como es una tarea grande requiere esfuerzos grandes, que no se hacen en tiempos cortos, en un proceso donde unas generaciones aportamos y otras nos relevan de esa responsabilidad, pero continúan con el mismo plan de construir la paz en Colombia.
    Esto exige unas alianzas, una unión, significa algo que el imperialismo teme: enfrentar a un pueblo cohesionado y con determinación, porque le neutraliza toda posibilidad de intervención y de injerencia.
    Nuestro llamado es que ustedes lideren la unidad, la cohesión de la sociedad colombiana alrededor de la paz como camino alternativo, porque el camino de Uribe y Trump es la cohesión alrededor del miedo y el terror.
    Lo más trágico que está pasando hoy en Colombia es el entierro de las FARC como sujeto político histórico, bajo el modelo de Desmovilización, Desarme y Reinserción (DDR). El cuento de hadas era que con el DDR las FARC quedaría automáticamente habilitada como sujeto político, pero Uribe y Trump con el DDR han evaporado a las FARC.
    En el ELN hemos sacado esta lección: ese camino del DDR no lo vamos a recorrer, nosotros si vamos a recorrer un camino alternativo de paz y solución política. La esperanza que tenemos es que ustedes lideren la construcción de una visión común de paz que dote a Colombia de ese camino alternativo.
    Nuestro llamado es a que sigamos en un esfuerzo por la vida, la paz, la solución política, la democracia, los cambios y la soberanía. En manos de ustedes está en gestar ese camino de Nueva Nación para Colombia, nosotros nos consideramos compañeros de camino de ustedes, estamos listos y dispuestos para ese camino de paz.
    Pueden contar también con nosotros para que no exterminen a las fuerzas nuevas que quieren otra Colombia como está ocurriendo hoy; nos sumamos a ese llamado para que el régimen suspenda su guerra contra la sociedad y nos sumamos a todos aquellos que están buscando la manera de auto protegerse, de defender la vida y los territorios, y resistir a esa maquinaria de Trump y Uribe.
    https://insurgente.org/colombia-eln-una-iniciativa-de-paz-mas-alla-de-la-pacificacion-de-la-elite-video/

  3. En junio de 2018 la izquierda colombiana suma más de 8 millones de votos en las elecciones presidenciales, sin embargo el ganador fue el candidato conservador Iván Duque que tomó su cargo bajo la sombra de los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana.
    Con la llegada de Duque al poder las alarmas no han dejado de sonar en Colombia. Las matanzas de defensores y defensoras de derechos humanos y líderes sociales aumentaron casi un 50% en 2018 favorecidas por la impunidad: en tres de cada cuatro casos ni siquiera se establece la autoría de los hechos, según denuncian diversas ONGs. En 2019, solo en los cuatro primeros meses, al menos 51 líderes y lideresas comunitarias, ambientalistas, campesinas e indígenas han sido asesinadas.
    En total han sido asesinadas 702 dirigentes sociales y 153 excombatientes de las desmovilizadas guerrillas en ataques de militares y paramilitares, desde que se firmó el acuerdo de paz en septiembre de 2016. Además, en las cárceles hay más de 2.000 presas y presos políticos -dirigentes sociales, guerrilleros y guerrilleras (900 de las FARC)-. A esto, se suman otras zancadillas a la paz del Gobierno de Duque como el caso Santrich, las órdenes dadas por la comandancia del Ejército colombiano a sus tropas para duplicar la cantidad de bajas y capturas en combate desde comienzos de este año -tal y como revelaba The New York Time en un reportaje publicado hace unas semanas-, o que el Senado colombiano ha aprobado por amplia mayoría el ascenso de 13 militares y policías, entre ellos el comandante Nicacio Martínez, a quien se le relaciona con ejecuciones extrajudiciales.

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