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Cuenta la periodista Imma Muñoz, que ha trabajado durante buena parte de su vida en El Periódico de Catalunya , que ya no quiere ser periodista . La afirmación, por dura que parezca, no es aislada en la profesión. Ni tampoco reciente. Uno de los primeros reporteros a los que llamamos para participar en #LaMarea69: ¡Se necesitan periodistas! , realizado por profesionales afectados por Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) en los últimos años o, simplemente, en situación de precariedad, rechazó la propuesta porque estaba estudiando. “No tengo tiempo. Quiero centrarme en las oposiciones cuanto antes, que creo que es la única manera de recuperar la dignidad en el trabajo”, respondió. Tiene unos 50 años y, hasta hace solo unos meses, no ha hecho otra cosa que periodismo. Profesionales como él y como Imma Muñoz están cursando actualmente un máster para ser profesor o profesora de Secundaria . Luego vendrán las oposiciones, con las que, si hay suerte, pasarán de trabajar en un periódico, en una radio o en una tele a trabajar en un colegio.
Es uno de los caminos de reconversión de una profesión noqueada por la crisis y la revolución digital, desprestigiada e incluso, a veces, insuficientemente valorada por los propios y las propias profesionales debido al hartazgo y la impotencia ante un panorama desolador. “Si yo no sé hacer otra cosa, ¿dónde voy?”, “Si al menos supiera hacer algo…”, “No sé curar a la gente, ni hacer casas, médicos siempre vamos a necesitar, ¿pero qué hacemos los periodistas?”… Si tenéis o habéis tenido a alguno cerca, es probable que le hayáis escuchado pronunciar frases como las anteriores. ¿Pero acaso hacer periodismo no es saber hacer algo? ¿Acaso el periodismo no es una profesión imprescindible para la calidad democrática de una sociedad? ¿Por qué se está prescindiendo del periodismo cuando más lo necesitamos?
Claro que los periodistas y las periodistas no saben hacer casas, ni pleitear en un juicio, ni curar a la gente –aunque habrá excepciones, por si alguien se ofende–, pero sí saben hacer periodismo. Y no todo el mundo, al igual que ocurre con otras profesiones, sabe hacerlo. Basta echar un vistazo a las tertulias televisivas, pero también a los periódicos, donde, cada vez más, los clicks y la rapidez se imponen a la reflexión y la veracidad . Y claro que salvar a alguien que se debate entre la vida y la muerte tras intentar cruzar el Mediterráneo no se puede comparar con escribir un reportaje sobre ello. Pero sin ese reportaje, sin ese periodista, sin esa fotoperiodista, es probable que nadie se entere de que hay gente que se está muriendo en mitad del mar y que, en consecuencia, no cambien las cosas.
Este número de La Marea en papel, por tanto, no es una recopilación de reportajes y artículos de periodistas en paro. Este número es una reivindicación del oficio . Porque sin periodistas, no hay periodismo. Y sin periodismo no hay democracia. Así tituló recientemente un artículo el abogado Valentín Aguilar , miembro de la Subcomisión de Derecho Penitenciario del Consejo General de la Abogacía Española, sobre la inexistencia de entrevistas autorizadas a personas en prisión. Por cierto, acaba de salir el libro Tres días en la cárcel (Plaza & Janés) , un diálogo entre el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y la periodista Gemma Nierga. “Como no nos han dejado entrar ningún sistema de grabación, hemos tenido que anotar en directo sus palabras. Es así como he conocido a Jordi Cuixart, en una sala llena de cabinas transparentes, siempre con un cristal de por medio”, escribe la periodista.
Lo dicen todos los informes: la crisis económica, unida a la crisis en sí del sector, han desembocado en el cierre de cientos de medios de comunicación y han dejado en la calle a miles de periodistas. Un reflejo inequívoco del nefasto estado de la profesión es que lo que parecía un sacrilegio imposible hace solo dos décadas, ¡cerrar un periódico!, se ha convertido en algo habitual. “Parece que es nuevo, pero esta situación lleva gestándose desde finales de los 90 y principios de los 2000. Pero el oficio como tal no puede desaparecer”, reflexiona un veterano periodista ya jubilado que ha enseñado también en facultades de comunicación. Se han desmantelado medios locales históricos como el decano de la prensa de Sevilla, El Correo de Andalucía ; se han cerrado delegaciones míticas de periódicos nacionales como El País ; se han cerrado revistas legendarias como Interviú y Tiempo … Incluso, se acaba de cerrar el telediario de Cuatro, que es como decir que se ha cerrado la información en una televisión . Que es como decir también que ya no se necesitan periodistas.
Periodistas en un canutazo de Susana Díaz en el Parlamento de Andalucía. ÁLVARO MINGUITO
Según el Informe Anual de la Profesión Periodística de 2018 , elaborado por la Asociación de la Prensa de Madrid, la precariedad y el paro son los dos principales problemas a los que se enfrenta la profesión. En segundo lugar, la mala retribución ; y, en tercer lugar, la falta de independencia política y económica de los medios. Todo ello hace que la calidad, a su vez, se debilite: se utilizan más fuentes de información poco fiables pero baratas –como las redes sociales–, existe una mayor falta de rigor, menor control y una mayor facilidad, por tanto, para que se extienda la desinformación o las denominadas fake news .
“Tras la primera oleada de despidos, como consecuencia de la crisis económica, se ha producido otra más recientemente, quizás debido a la reforma laboral, que ha incrementado notablemente la precariedad en los puestos de trabajo”, dice el informe de la APM. Entre quienes están en paro –prosigue–, la mayor parte considera que o bien no tiene ninguna oportunidad de encontrar empleo (12%), o que va a ser muy difícil (49%). Según este grupo, la razón principal de la dificultad para reengancharse en el mercado laboral es la escasez objetiva de puestos de trabajo para los periodistas , seguida del hecho de que los medios demandan cada vez menos periodistas y más otros profesionales con perfiles y especialidades diferentes”.
El informe también hace referencia a las nuevas fuentes de ingresos con las que algunos medios pretenden asegurar su sostenibilidad y sus niveles de empleo: “Fuentes de ingresos como los contenidos patrocinados o las estrategias publicitarias a partir de los datos de la audiencia que, con frecuencia, implican un acercamiento a los intereses de las empresas anunciantes. Y esto suscita problemas íntimamente relacionados con la independencia editorial y la deontología de los periodistas”. La “radicalización política”, añade, deja sentir su influencia y enrarece sobremanera el ámbito de la información y el periodismo e interfiere en la vida de los profesionales. La opinión está sustituyendo a la información cuando, en un contexto de crispación e irrupción de la extrema derecha, se necesita más rigor que nunca.
A vuelta con los ERE
Plantilla afectada por el ERE de PlayGround . COMITÉ DE HUELGA DE PLAYGROUND
Los casos más recientes de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) se han dado o se están dando en este momento en digitales enfocados a un público juvenil. Playground , la revista presente en ocho lenguas y con más de 30 millones de seguidores y seguidoras en redes sociales, afronta un ERE en sus oficinas de España. El comité de empresa ha pactado que sean 60 las personas despedidas con una indemnización de 25 días por año trabajado. “¡Quiero seguir escribiendo a cambio de dinero! ¡Dejadme espacio es nuestros medios! ¡Soy maja y aporreo el teclado!”, publicó en Twitter días atrás Anna Pacheco, que también participa en este especial. Buzzfeed se encuentra inmersa en el recorte de un 15% de la plantilla a nivel global con el objetivo de ajustar costes.
Y hay más ejemplos. Eslang , la web de contenidos virales del grupo Vocento (encargada del periódico ABC ), decidió, tras unos días de valoración, cerrar. No obstante, sus cuatro empleados han sido reubicados dentro de la empresa, según han explicado desde la propia compañía. La Mirada Común , medio surgido con gran expectación en octubre del año pasado, tenía como objetivo informar a través de los nuevos formatos y narrativas. El proyecto, que empezó con siete periodistas en plantilla más una red de colaboraciones, actualmente solo cuenta con tres periodistas y unas pocas firmas externas.
Al igual que El Correo de Andalucía , el histórico Diari de Vilanova , periódico con 167 años de historia, se ha visto abocado a un desenlace fatal. Uno de los últimos cierres ha sido el del diario cooperativista catalán Jornada , que el pasado octubre aprobó en asamblea dejar de publicar tanto en web como papel. El ERE, que dejó en la calle a 23 personas, se produjo apenas cinco meses después de que naciera el proyecto. Este es un ejemplo de cómo medios pequeños surgidos como alternativa a los grandes imperios de comunicación se las ven y se las desean para resistir. La Marea , siempre lo decimos –y nos quejamos–, es otro caso. Ahí están también peleando las compañeras de Píkara Magazine .
“Durante unos años el periodismo en España vivió una etapa convulsa como consecuencia de la profunda crisis económica que impactó de lleno en el sector de los medios de comunicación a partir de 2008. La principal consecuencia fue el deterioro de las condiciones laborales y profesionales de una buena parte del colectivo periodístico. A estas alturas, 2018, y según muestran las cifras macroeconómicas, la situación del país, aun con ciertos desequilibrios, ha comenzado a enderezarse, pero no así la de la profesión”, concluye el citado informe de la APM. Muchos periodistas que hoy se han quedado fuera de la Junta de Andalucía tras el cambio de gobierno llegaron a la Administración porque o fueron despedidos de medios o estaban hartos de la precariedad y la inexistente conciliación laboral y familiar, sobre todo en el caso de las mujeres.
“El deterioro se mantiene, a la vista de parámetros como el empleo, los niveles salariales, la evolución de las contrataciones o, como refleja el recurso, cada vez más habitual, al trabajo de profesionales autónomos”. Lola Rodríguez, que también escribe en estas páginas, terminó trabajando en una zapatería tras varios años como autónoma. No se puede trabajar cobrando una miseria por una pieza [puedes ver las tarifas y facturación por medios en el número en papel ], no se puede afrontar múltiples trabajos para poder llegar a final de mes, y no se puede, por supuesto, trabajar gratis. O lo que es peor, que trabajar te cueste dinero, como le ha ocurrido al fotoperiodista Alejandro Martínez Vélez, premiado por un trabajo sobre personas refugiadas en Belgrado que nunca ha sido publicado en España hasta ahora, unas páginas más adelante. Es otro ejemplo del maltrato que recibe el trabajo fotográfico por parte de las empresas periodísticas, que han prescindido de la imagen –o no la han pagado– a la primera de cambio. En algunos periódicos –si han tenido la suerte de tener un contrato– los fotoperiodistas han sido los primeros despedidos. En otros casos, cuando han trabajado por colaboraciones y se ha producido un ERE, se han quedado en la calle y con una ristra de facturas por cobrar.
Los futuros periodistas
Con este escenario, las facultades de comunicación continúan formando a miles de jóvenes. En el curso 2017-2018, la oferta de las distintas universidades españolas, públicas y privadas, era de 66 grados y 83 títulos de máster en Periodismo e Información, según detalla la presidenta de la APM, Victoria Prego, en el informe. “Y aunque el número de licenciados va bajando poco a poco, baste decir que en el curso pasado 2016-2017 salieron casi 3.500 graduados en Periodismo y 2.800 en Técnicas Audiovisuales. Si tenemos en cuenta que el número de periodistas que están contratados por los principales medios de comunicación del país ronda los 10.000, es fácil concluir que a razón de 3.000 + 2.000 recién licenciados cada año, en números redondos, la mayor parte de estos jóvenes no podrá encontrar trabajo en un medio de comunicación y tendrá que buscarlo en otro sector. Y quien les diga otra cosa les estará mintiendo”, escribe Prego.
En el otro extremo se sitúan quienes se han quedado sin trabajo con más de 50 años. Uno de los periodistas despedidos del diario Público en 2012, cuando la empresa de Jaumes Roures decidió echar el cierre, ha pasado desde entonces por varios proyectos. Del cierre de ese periodico, de hecho, nacieron, entre otros medios, eldiario.es , Infolibre , Mongolia , Materia y esta misma revista. A este periodista en concreto le quedan pocos años para jubilarse y cuenta los días para ello con el agobio de no llegar a una pensión digna .
También escribe en estas páginas Carlos Fonseca, que acaba de publicar un libro sobre Yolanda González, asesinada en la Transición. Un muerto social fue el título de una columna que publicó en El País el pasado octubre: “Soy periodista desde hace 37 años y llevo un año y medio en el paro, que, como lo define un compañero de profesión, es la muerte social. Pasas de estar muy ocupado todo el día, de ir de aquí para allá, de llamar a este y aquel, y de que te llame aquel y el de más allá, a no tener nada que hacer, y créanme que es una situación muy desagradable […] Pasan los días, las semanas y los meses, y como no te sale nada empiezas a dudar de ti y de tu valía, y la autoestima se viene abajo. A ver si va a resultar que no soy tan bueno como me decían y me había creído. Repasas lo hecho en tantos años en busca de algo a lo que aferrarte, y terminas pidiendo ayuda a un psicólogo para salir del pozo en el que tú solo te metes”. La angustia de no encontrar trabajo llevó a otra periodista contactada también para este especial a desistir en el último momento. “El problema es que yo quiero seguir siendo periodista y de las colaboraciones no se vive”, arguyó.
Quizá tengan razón los estudiantes entrevistados en este mismo número, quizá estemos a tiempo de reconvertir no la esencia del periodismo, sino las dinámicas de los propios medios de comunicación y el público. Una muestra de que es posible, a gran escala, es el nuevo modelo de negocio de The New York Times , que obtiene por primera vez en su historia más ingresos procedentes de los lectores y lectoras, en forma de suscripciones, que de la publicidad. Está claro que ya no escribimos con máquinas de escribir, ni fumamos compulsivamente en las (pocas) redacciones. Necesitamos nuevos formatos y también nuevos perfiles profesionales. Pero lo que nunca deberían olvidar las empresas es que lo que necesita el periodismo son periodistas.