Análisis | Sociedad

Cuestión de ‘orgullo’: algunas aclaraciones sobre los verdaderos contrarios y los falsos extremos

"Hacer del día del Orgullo 'Fiesta de interés turístico' significa no entender que no es una fiesta, aunque se festeje: es una reivindicación de la igualdad haciendo visible lo que normalmente permanece invisible", reflexiona la autora en su sexta entrega de 'Disruptiva'.

Comentarios
  1. Que interesante artículo y (3) comentarios.
    Cada comentario entiendo que tiene su verdad; bien dice la autora del artículo «lo normal -la norma- es un convenio artificial y ningún orden establecido, por muy hegemónico que sea, es por naturaleza.
    Ser fiel a unx mismx (sin perjudicar a otros), es no tener miedo a tropezar.

    «Españolito que vienes al mundo, te guarde dios, una de las dos Españas (la de los cafres, bestias, zafios pese a sus licenciaturas, por lo visto la sensibilidad no se adquiere se trae con uno) ha de helarte el corazón».
    En el fondo todo forma parte de una lucha de clases. El trato es muy diferente para los extranjeros ricos que llegan al país que para los inmigrantes que llegan en pateras, lo mismo que los gays famosos y adinerados y los gays proletarios.

  2. Enhorabuena Ana por el artículo. Me parece bien fundamentado y escrito correctamente. No obstante me voy a permitir hacerte algunos comentarios.

    El día del «orgullo gay» lleva a la interpretación de que te sientes orgulloso de ser gay. Es habitual sentirse orgulloso por haber ganado un premio, superado un examen o aprobado unas oposiciones. No por ser gay, católico, budista, del Atlhetic o similares.
    Yo no soy gay pero las personas que lo son normalmente han realizado un camino lleno de incompresiones, conflictos – cuando no insultos y agresiones – hasta darse cuenta de su realidad. Muchos de ellos incluso han luchado contra esa orientación. Pero no por eso tienen que sentirse «orgullosos». Simplemente lo son, y los demás debemos respetar – de una vez por todas que estamos en el s. XXI – esa forma de ser.

    Salir en carrozas, disfrazados de «drag queen», bailando en posturas un tanto obscenas, gimnasioadictos luciendo músculo, no siendo quizás lo mayoritario – tanto en este desfile como por supuesto en el mundo homosexual – no sé si es la mejor imagen que debería transmitir el colectivo. Pero estamos en un país libre y allá cada cual con su comportamiento.

    Un saludo Ana y esperamos más artículos como este

    Miguel

  3. Me gusta tu forma de escribir, Ana.
    No utilizas dobles significados ni ironías ni sorpresas emocionantes detrás de las esquinas.
    Escalón tras escalón voy subiendo hacia la cumbre de lo que quieres transmitirme. A veces un escalón es demasiado alto para mi paso, tengo que intentar superarlo varias veces pero, una vez arriba, sigo mi ascenso, ya con paso firme.
    Lo contrario de lo que predomina en la comunicación verbal actualmente. Pasar con rapidez de un tema a otro, atención a un nuevo ‘trending topic’ cada media hora. Predominio de las emociones y los sentimientos sobre las razones = sociedad simbólicamente violenta.
    Gracias te sean dadas a ti y a La Marea.

  4. Tengo y he vivido suficientes años para sentirme vergüenza por ser gay. Las luchas internas, la infelicidad, la ignorancia sobre el porqué, tener que romper con amigos, alejarse de la familia, el miedo y el odio por vivir.
    Voy al desfile de Madrid para apoyar la reivindicación y disfrutar del «friendly» ambiente. El año pasado estaba totalmente solito allí, pero disfruté de la alegría y libertad de los demás.
    Soy viudo, mi marido falleció después de una lucha de 25 años contra distintos tipos de cáncer. Voy allí porque sé en mi corazón qué el está conmigo apoyándonos como personas.

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