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El carnaval más amargo viaja al Ártico

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  1. Corporate Europe Observatory pone en evidencia en su último informe la influencia desproporcionada de los grupos de presión empresariales sobre los Estados miembro en la toma de decisiones de la UE.
    Los Estados miembro actúan como vehículo de los intereses de las multinacionales.
    El nuevo informe de Corporate Europe Observatory “Gobiernos cautivos: los estados de la UE como canal para los intereses empresariales”, ofrece numerosos ejemplos sobre cómo los Estados miembros promueven los intereses empresariales de diferentes formas, incluyendo varios casos relativos al Estado español.
    Los Estados miembros tienen una relación simbiótica con ciertos grupos de presión empresariales de modo que los intereses de un determinado sector o empresa se equiparan al interés general de esa nación y así se presentan en distintos foros de la UE. Un ejemplo extremo de esta relación privilegiada es Telefónica, gigante español de las telecomunicaciones.

    -Los grupos de presión más poderosos tienen un acceso incomparablemente mayor que ONG y sindicatos a los altos cargos de los distintos gobiernos o a representantes de sus respectivos países en las instituciones europeas. Un ejemplo es el Comisario de Clima y Energía, Arias Cañete. Entre los grupos de presión con los que se ha reunido más a menudo están Iberdrola y Naturgy. De un total de 269 reuniones con empresariado de diciembre de 2014 a octubre de 2018, 100 fueron con grupos de presión españoles entre los que se encontraron Telefónica y Banco Santander.
    La investigación de CEO evidencia que la excesiva influencia de los intereses empresariales, junto a los complejos procesos de tomas de decisiones en la UE, la falta de transparencia y la ausencia de procesos que incluyan a la ciudadanía en las tomas de decisiones, se han combinado para crear un déficit democrático.
    https://www.ecologistasenaccion.org/?p=114659

  2. Nadie monta un negocio para beneficiar a la sociedad sino para hacer «pasta», cuanta más mejor.
    Y cuanta más hacen más quieren, tanto que suelen terminar desequilibrados y esclavos de ella.
    Se van del mundo sin haber vivido ni aprendido nada, perjudicando, eso sí, a sus semejantes y a la Madre Tierra de la que dependemos.
    La dictadura del capital carece de los valores de la sabiduría, tales como la sencillez, la colaboración, la armonía con el entorno humano y natural. Lo suyo es la destrucción. La ley de la fuerza del egoismo y de la bestialidad.

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