Política
Una foto muy estudiada
La participación quedó lejos de la esperada por los partidos convocantes.
A pesar de los cambios de guion, de los malabarismos circenses y demás intentos por evitar la foto con Santiago Abascal, Albert Rivera fue retratado junto a la extrema derecha durante la concentración del domingo 10 de febrero en Madrid. Con el lema Por una España unida, ¡elecciones ya!, las derechas consiguieron reunir a unas 45.000 personas en la Plaza de Colón según la Delegación del Gobierno, una cifra lejos de la esperada si tenemos en cuenta que tanto Partido Popular como Ciudadanos fletaron decenas de autobuses para que sus votantes pudiesen acudir al acto desde cualquier punto del país.
La concentración, a la que también se unieron grupos falangistas y neonazis, transcurrió con normalidad. En ella se vivió una mezcla de ambiente festivo y un guerracivilismo arcaico: “Cómo se nota cuando no es una manifestación de rojos”, comentaba un hombre a su mujer y a sus hijos pequeños.
Los partidos dejaron de lado sus siglas y pidieron portar solo banderas rojigualdas, lo que no evitó que también se colaran banderas preconstitucionales y de Europa: “Esto es España, no Europa”, gritaba una señora, visiblemente enfadada.
27 EURODIPUTADOS EXIGEN QUE SE PROHIBA A AMAZON LA VENTA DE SÍMBOLOS SOVIÉTICOS
Solicitan, Igualmente, que sea prohibido el símbolo de la hoz y el martillo con el que se derrotó al nazismo en Berlín, en 1945.
Vivimos tiempos en los que el fascismo recomienza enseñar de nuevo «su patita». Quienes habían pensado que más de 62 millones de muertos habían sido suficientes para hacer desaparecer su odiosa imagen de la faz de la Tierra se equivocaron. Hoy el fascismo, en efecto, enseña su «patita», pero si no se le pone remedio a ello, lo que terminará enseñando finalmente son sus poderosas garras, como hiciera hace 80 años.
No es una casualidad que estas «inocentes peticiones» parlamentarias vengan a coincidir cronológicamente no sólo con el auge de los movimientos ultraderechistas y neonazis europeos, sino también con la publicación de los resultados de recientes estudios demoscópicos realizados por empresas occidentales, en los que se pone de manifiesto que en una buena parte de las sociedades que vivieron la experiencia socialista, no sólo se echa de menos aquella experiencia, sino que igualmente reivindican su retorno.
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