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Cantabria reconoce a los jóvenes del ‘caso Almería’ como víctimas del terrorismo 

Una declaración institucional histórica, firmada por todos los partidos, pide al Gobierno que cambie la ley para que incluya a las víctimas de la violencia policial, de la ultraderecha y grupos parapoliciales.

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  1. El caso Almería tiene un preludio el 7 de mayo de 1981, en Madrid. La banda terrorista ETA atenta contra el jefe del Cuarto Militar del Rey, general Joaquín Valenzuela —hiriéndolo de gravedad—, y asesina a sus tres acompañantes.

    Tres días más tarde los jóvenes Juan Mañas Morales (24 años) trabajador de FEVE, Luis Montero García (33) trabajador de FYESA y miembro del PCE y Luis Manuel Cobo Mier (29) trabajador de ACERIASA se dirigían desde Santander hasta Pechina (Almería) para ir a la comunión del hermano del primero. Una avería en su vehículo, obliga a los jóvenes a parar en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), para, más tarde, reanudar viaje en tren hasta la localidad de Manzanares donde alquilan un Ford Fiesta verde. Un vecino de la primera localidad manchega, tras ver las fotos en televisión de los terroristas de ETA; Mazusta, Bereciartúa y Goyenechea Fradúa, confunde a los chicos con los miembros de la banda. Tras la llamada de este ciudadano a la Guardia Civil, ésta montó la caza y captura del presunto comando terrorista. Al frente del grupo se situó el teniente coronel Carlos Castillo Quero.

    La tarde del sábado 9 de mayo de 1981 el Ford Fiesta aparca en la avenida principal de Roquetas de Mar en el paseo marítimo en una tienda de souvenirs. Juan Mañas, natural de la localidad almeriense de Pechina, acompaña a sus amigos y compañeros de trabajo en FEVE de Santander Luis Cobo y Luis Montero, ambos invitados a acudir a la primera comunión de su hermano Francisco Javier. Antes Mañas quería enseñarles Almería. Los tres jóvenes desconocían que el día anterior de que ellos iniciaran el viaje el teniente general Valenzuela había sufrido un atentado de ETA.

    Mañas, Montero y Cobo fueron detenidos a las 21:05 sin oponer resistencia en una tienda de la localidad, mientras hacían unas compras. Al día siguiente, los cadáveres de los tres aparecieron dentro del Ford Fiesta, calcinados y agujereados por múltiples balas.

    Castillo Quero y sus hombres de confianza (hasta un total de 11 guardias civiles) torturaron a los tres inocentes durante toda aquella noche en un antiguo cuartel abandonado de la Guardia Civil, que estaba situado en la localidad almeriense de Casafuerte. Tras descubrir el error, intentaron borrar todas las pruebas. Tuvieron que descuartizar a los jóvenes para meterlos dentro del coche. Los tirotearon para simular que murieron en un supuesto tiroteo. Después se los llevaron, despeñaron el vehículo y le prendieron fuego comprando gasolina con el dinero que llevaban los jóvenes en los bolsillos.

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