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No podemos confiar en que las empresas nos salven del cambio climático

Las exigencias de descarbonización radical chocan con los imperativos de lucro y valor para los accionistas, escriben Christopher Wright y Daniel Nyberg.

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  1. Subcampeones de Europa en el consumo de carne.
    La insostenibilidad del modelo de ganadería industrial y el desmesurado consumo de carne en España. (Greenpeace)
    En un minuto se sacrifican casi 1.700 animales para consumo humano en España: dos cabras, cinco vacas, 17 ovejas, 90 conejos, 90 cerdos y 1.482 aves. En 2016 se sacrificaron más de 886 millones de animales, más que personas hay en toda la UE y lo equivalente a 19 animales por cada persona española.
    En 2016 se produjeron más de 6 millones de toneladas de carne, lo que significa un incremento de casi el 850% respecto a 1961. El mayor incremento se dio precisamente en las ganaderías más industrializadas, la de cerdo y aves de corral. Respectivamente un 1.550% y un 1.651% para el mismo período. Ésto es debido a que la producción se está orientando mucho a la exportación, a producir carne barata para países terceros. ¡España ya es el cuarto exportador mundial de carne de cerdo!
    En 2015, la ganadería española fue la responsable de la emisión de más de 86 millones de toneladas de CO2-eq, casi el doble de lo que dice el Instituto Nacional de Estadística (INE), del consumo de 48.000 millones de metros cúbicos de agua (lo que consumirían todos los hogares españoles en 21 años) – paradójicamente también es una de las principales contaminadoras de este vital recurso -, del 94% de las emisiones de amoniaco, del elevado consumo de antibióticos y necesitó una superficie equivalente a más de un tercio de la superficie total de España, y 77% de la superficie agrícola utilizada, para producir el alimento para los animales.
    La pesada huella de la ganadería y los daños que provoca en nuestra salud el consumo desmesurado de carne, deberían hacer que todas las personas al unísono redujéramos su consumo y que la clase política actuara con valentía y contundencia. Lo primero que debería hacer es prohibir los nuevos proyectos de ganadería industrial y la ampliación de los existentes y trabajar para que todas las personas tengan acceso a una dieta sana y sostenible, donde predominen los alimentos de origen vegetal, ecológicos, locales y de temporada.

  2. Yo cambio mi ciudad con mi consumo.
    Hace años llegué a Madrid, procedente de un pueblo grande. Vine con una maleta cargada de sueños y me dí de bruces con la realidad. Me choqué de frente con un gran monstruo de ciudad en el que podía encontrar cualquier cosa, todo tipo de ocio, espacios donde puedes consumir de todo…. Me llevé también una bofetada de individualismo, tráfico, contaminación, lo difícil que es andar, la ausencia de una ciudad pensada para las personas y me dije: “yo de esta gran ciudad me voy”. Pero aquí sigo. Y si yo sigo aquí y también las miles de personas que viven en ciudades muy grandes, grandes, medianas y pequeñas, ¿por qué no cambiarlas? ¿por qué no hacerlas más amables? ¿más humanas? ¿más sostenibles? Quiero otra ciudad y puedo cambiarla, cambiando mi consumo.

    En 2050, el 66% de la población mundial vivirá en ciudades, y de ellas, el 14,4% lo hará en megaciudades, enormes urbes con más de 10 millones de habitantes. En España, actualmente, el 80% de la población está en ciudades y es un porcentaje que crecerá.

    Hoy en día las ciudades tienen un modo de vida predominantemente insostenible. Es donde más agua y más energía consumimos, donde se contamina más por el transporte, donde se consumen más productos de un solo uso, donde consumimos más alimentos al albergar más población y donde se generan más residuos (como las basuras), entre otros. En nuestras ciudades, prima lo rápido y lo cómodo y un ritmo de vida frenético que da la espalda a cualquier estrategia medioambiental y que ignora lo que pasa fuera de sus fronteras. Consumimos guiadas por alcanzar un status social o por el mero hecho de consumir, por inercia o, porque “es normal”. Es un modelo de vida insostenible.
    Hoy se extraen un 50% más de recursos naturales que hace 30 años, una media de 60 mil millones de toneladas de materias primas al año, el peso de 41.000 edificios como el Empire State Building. Si la población sigue creciendo vamos a necesitar cerca de 3 planetas.

    Consumir de manera sostenible, racionalizando los recursos, cambiará estas “catedrales” del consumismo, cambiará nuestro modo de vida, y nos ayudará a luchar contra el cambio climático, contra la pérdida de biodiversidad y mejorará nuestra salud y la del planeta. Tu consumo, tu ciudad, pueden cambiar el planeta.

    Greenpeace ha elegido diez ciudades para que se conviertan en ciudades sostenibles y que arrastran a otras ciudades a cambiar el planeta. En ellas queremos cambiar el consumo de los plásticos de un solo uso, eliminándolos de los mercados y favoreciendo un sistema de retorno de envases (SDDR), reducir la moda rápida primando los negocios de reparación y segunda mano y la moda sostenible, queremos que las ciudades promuevan una dieta sostenible reduciendo el consumo de carne y promoviendo la agricultura ecológica y queremos ciudades con un aire más limpio, para eso hay que reducir el coche en las ciudades y fomentar el transporte público, la bici o el poder andar. Buscamos ciudades que generen un consumo sostenible para hacerlas ciudades para las personas.

    #YoCambioMiCiudad #SmartCities
    – Informe: Tu consumo lo cambia todo
    Celia Ojeda
    Program manager del programa de consumo. Liderando el #desConsumismo en@greenpeace_esp . Buscando un cambio de mentalidad en las personas.

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