MADRID // Centenares de personas han participado esta mañana en una asamblea en la Plaza Reina Sofía de Madrid para debatir las próximas acciones a emprender tras las Marchas de la Dignidad que este sábado inundaron Madrid. Los participantes han convocado una concentración este domingo por la tarde a las 19 horas en la Puerta del Sol que se extenderá a otros territorios del Estado para protestar contras las detenciones que se produjeron ayer y «exigir su liberación inmediata». Varios de los asistentes han aprovechado sus intervenciones para hacer una llamada a la huelga, desde convocar un paro de tres días a huelgas de pocos minutos durante días consecutivos.
Cuando los participantes comenzaban a agruparse para formar la asamblea, en torno a las 11.30 horas se ha producido un intento de carga de la policía y varios momentos de tensión tras intentar los agentes identificar a una persona. Según José Coy, del Frente Cívico, «la policía ha venido a provocar, cuando nos han rodeado con los cascos, pero hemos reaccionado bien y con tranquilidad”. El dispositivo policial ha continuado cercando la plaza donde tenía lugar la asamblea, efectuando registros a las personas que se acercaban a la asamblea, que se ha disuelto hacia las 14 horas.
En la plaza se han mezclado lemas clásicos como «hasta la victoria siempre» y «no pasarán», con proclamas nacidas al albor del 15M, como «no nos representan». Algunos de los participantes han comenzado a colgar pancartas y hojas con reivindicaciones e información.
Miembros de varios colectivos y mareas han hecho un llamamiento a seguir organizándose y han subrayado la importancia del papel que aún tienen los sindicatos, si bien han reconocido que «sobra parte de las cúpulas y las personas que desde dentro obstaculizan movimientos como éste». Luis, un portugués que hace un año que reside en Madrid, afirmaba que son «lamentables» las cifras de asistencia a la manifestación que se han difundido por parte de los poderes públicos y los medios de comunicación: «No nos pueden estar engañando de esta manera y menos con nuestro dinero».
Además de convocar la concentración en la Puerta del Sol, los asistentes a la asamblea han animado a seguir trabajando, cada uno en sus territorios, a partir de la experiencia acumulada durante estos meses de movilización, para crear el «nuevo movimiento obrero del siglo XXI», como explica José Coy.
La asamblea debía haberse celebrado en la Plaza de Colón, pero según ha asegurado el miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Andrés Bódalo, esta mañana han recibido una llamada de las autoridades en la que les han confirmado el traslado a Reina Sofía, sin ofrecer ninguna explicación al respecto, ha asegurado Bódalo. En la Plaza de Colón, según ha podido confirmar La Marea, a la misma hora se reunían simpatizantes del partido de ultraderecha ucraniano Svoboda.
Una marcha multitudinaria
La movilización que llegó ayer a Madrid superó las expectativas con las que partían los organizadores. No sólo por la gran afluencia, sino también por el ambiente de unidad que se pudo apreciar entre manifestantes de distintas regiones del país y las mareas, que hasta entonces tenían un objetivo de protesta común pero no una guía de acción conjunta.
Se hacía extraño ver en Madrid ikurriñas, banderas independentistas catalanas, y andaluzas y extremeñas adornadas con una estrella roja en el centro, pero más raro resultaba que todas ellas marchen codo con codo unidas bajo una reivindicación común: «Pan, trabajo y techo», aunque pronunciada en muchos acentos diferentes.
Resulta complicado delimitar en qué momento comenzó la manifestación, convocada a las 17.00 horas, ya que la cabecera de la misma, que plantó la columna andaluza a las 15.00 a la altura del Museo del Prado, tuvo que ir adelantándose para dar cabida a las personas que se aglomeraban en los alrededores de Atocha.
Mientras la cabecera seguía avanzando la densidad de la manifestación aumentaba, llenando los dos carriles del Paseo del Prado e incluso gran parte del Paseo de Delicias. Era difícil caminar sin chocar con alguna pancarta o sin que una bandera tapara la cara a los más altos. Las consignas eran por la renta básica, contra la subida de la tasas, pidiendo una sanidad pública y de calidad, entre otras reivindicaciones.
Los cánticos y lemas siguieron sucediéndose en un ambiente lúdico, en el que no se vivió ningún tipo de incidente ni momento de tensión. Esta fluidez y la prematura partida de la manifestación provocó que el principio de la misma llegara a Colón a las 18.00 horas, una antes de lo previsto. La plaza estaba repleta de gente incluso antes de que llegara la comitiva del Sindicato Andaluz de Trabajadores, punta de lanza de los manifestantes y escoltada en todo momento por un cordón de bomberos.
Los mismos bomberos tuvieron que hacer un pasillo para conducir a los representantes del mundo de la cultura, de las columnas y organizadores que iban a participar en el acto de cierre de la manifestación. Las palabras que dedicaron a la gente que pudo llegar a Cibeles sonaron a gallego, asturiano, vasco, catalán, murciano o aragonés pero todas compartieron la esencia de lo que dijo Sonia Resina, de la columna catalana: «queremos tener el derecho a decidir sobre nuestra vida, pero no solo los catalanes, sino todas las personas de todos los lugares, hombres y mujeres».
Eran las 20.00 horas, mucho después de que el acto central comenzara, cuando el final de la manifestación era capaz de pasar la glorieta de Cibeles, minutos antes de que la policía antidisturbios comenzara a cargar. Mientras comenzaron los gritos de las personas asustadas ante la policía, las arengas del escenario seguían sonando de fondo.