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La vicepresidenta navarra pidió un trato de favor para una universidad del Opus

Este viernes comienza en el parlamento navarro la comisión de investigación sobre las injerencias de Lourdes Goicoechea en la Hacienda Foral

Comentarios
  1. http://www.zenit.org/article-40448?l=spanish
    Massimo Introvigne: Hay dos modos de reaccionar cuando una benemérita realidad católica como el Opus Dei es acusada de ser una secta, lo que para mí es absurdo.
    El primero es responder que, efectivamente, como piensan las asociaciones anti-secta, mucha prensa y algunos católicos, existe una categoría unitaria de “secta”caracterizada por el uso de técnicas de manipulación mental o “lavado de cerebro” que distinguen las adhesiones a las sectas de las de las religiones, y que simplemente es un error incluir al Opus Dei o a otras realidades católicas en esta categoría.
    A mi esta me parece una respuesta poco convincente. Una vez que se acepta la categoría de “secta” construida de esta manera, se acepta, por decir así, un “paquete” que, por ejemplo da mucha importancia a los testimonios de los ex-miembros, reconoce la autoridad para identificar las “sectas” a las asociaciones anti-sectas y acoge la noción de lavado de cerebro, una noción desde hace tiempo rechazada por las gran mayoría de los expertos.
    Mi respuesta es completamente distinta. Es que las “sectas” -como las entienden muchos medios de comunicación francesas y una parte de la opinión pública- no existen.
    Atención: existen ciertamente movimientos religiosos -o mágicos- que se manchan con crímenes espantosos, por lo que deben ser castigados sin que la libertad religiosa sea un pretexto para ellos tras el que esconderse.
    Existe una categoría teológica de “secta” en el interior del cristianismo: es un movimiento que se separa de la Iglesia y comunidades tradicionales, pensando que la Iglesia fundada por Jesucristo ya está acabada y que debe ser no sólo reformada (como piensan los protestantes) sino refundada.
    Esta categoría es la que se usa siempre en la Iglesia Católica, y en este sentido también el Papa habla de “sectas”.
    Por tanto existen “sectas” en sentido teológico y existen movimientos religiosos o mágicos criminales. Algunas personas me atribuyen opiniones distintas sobre este punto, reconstruyendo mis ideas, expuestas en unos cincuenta libros sobre el tema, de forma caricaturesca.
    Creo que no existen las “sectas” si por “sectas” se entiende grupos que, prescindiendo de que cometan o no crímenes específicos, se identifican como “sectas” porque recurren a algo llamado manipulación o control mental o lavado de cerebro. Estas son categorías muy dudosas desde el punto de vista epistemológico o científico.
    Naturalmente existe el engaño de los “consumidores espirituales” y existen las presiones psicológicas. Lo que no existe son las técnicas “mágicas” con las que se “lavan los cerebros” y que permitirían distinguir a priori y con seguridad las religiones de las sectas.
    Por lo demás la que para los amigos es una religión para los enemigos es, a menudo, una secta y viceversa. Por tanto, el modo correcto y eficaz de responder a los ataques contra el Opus Dei y muchos otros grupos católicos, no consiste, según mi opinión, en decir que las “sectas” -no en el sentido teológico sino en el psico-criminológico corriente- existen pero que el Opus no es una de ellas, sino desenmascarar y desmitificar esta categoría de secta como no científica y sí peligrosa para la libertad religiosa.

  2. La causa de ciertos pánicos morales la explica perfectamente Introvigne: ”
    Según muchos estudiosos de este inquietante fenómeno, la insistencia en presentar a las instituciones católicas más vivas y dinámicas como sectas peligrosas procede de una estrategia bien delineada. Sobre todo en Estados Unidos, los movimientos antisectas se desarrollan en ambientes de protestantismo radical, de liberalismo agnóstico o masónico y de hebraísmo fundamentalista. Para estos grupos, el auténtico “enemigo” al que hay que vencer a cualquier precio es la Iglesia católica. Y muy especialmente, Juan Pablo II, un Papa que recuerda las exigencias del Evangelio, que por su propia naturaleza provoca división y a nadie deja indiferente. ” . “Para otros católicos, la decisión de colaborar con el Movimiento Antisectas responde a una lógica más inquietante. Se trata de católicos que no ignoran el esquema ideológico laicista del Movimiento Antisectas; lo conocen perfectamente, pero piensan servirse de él como de un arma para atacar a sus adversarios intraeclesiales, etiquetándolos como “sectas”.
    Amén.
    http://eresdelosquepiensan.org/?p=4317

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