BEATRIZ ELÍAS // A Paloma Bravo, periodista y escritora, no le gusta hablar de mujeres. Ella prefiere hacerlo de personas, pero resulta inevitable puesto que los protagonistas de todas sus obras pertenecen al género femenino. Sus novelas La novia de papá (Plaza & Janés, 2010), Tres mujeres solas (RHM Flash, 2012) y La piel de Mica (Plaza & Janés, 2013) –obra que se estrenó en versión teatral en Broadway el pasado 16 de octubre- se inspiran en ellas. En un tiempo en el que los derechos y libertades de las mujeres se ponen en entredicho –reforma de la ley del aborto, de la reproducción asistida…?, charlamos con la escritora sobre reivindicaciones, tópicos y soledad.
Sus novelas están protagonizadas por mujeres, ¿cómo es la mujer moderna, actual? ¿Qué la difiere de la de hace una década?
En los últimos años ha habido un gran cambio en la vida de las mujeres, también en la de los hombres: la tecnología. Ahora vivimos conectados de forma permanente, llenos de información y de ruido, de estímulos y de exigencia. También somos diferentes por la crisis voraz que en el último lustro nos ha dejado sin trabajo; y ahora, con la que nos quieren dejar sin derechos.
¿Somos más exigentes que hace unos años en cuanto a derechos y libertades?
Considero que la crisis económica nos ha quitado el velo respecto una democracia que creíamos social y unos derechos que sentíamos garantizados. Hemos aprendido a reclamar, protestar, exigir; pero sobre todo, a responsabilizarnos: los derechos no se delegan.
¿La mujer debería aumentar su nivel de reivindicación en cuanto a ciertas decisiones políticas que le afectan por su condición de mujer? Me refiero a la reforma de la ley del aborto o la de reproducción asistida. En cuanto a la reivindicación, ¿qué le parece acciones como la de Femen? Hace poco varias activistas se manifestaron en el Congreso de los Diputados.
No es que se deba aumentar, es que no se debe bajar el nivel de exigencia. Esas dos reformas que citas son aberraciones inaceptables. A mí me parece estupendo que los ministros del Partido Popular no aborten o no recurran a la reproducción asistida, son libres de no hacerlo. Pero no pueden imponer su moral a la sociedad en un Estado que, afortunadamente, es laico y bastante sensato.
En cuestiones laborales y, en concreto, los derechos que han conseguido las mujeres, ¿es algo superado o todavía queda por hacer? Conciliación, reducción de jornada, más tiempo de baja maternal… ¿por qué ha costado tanto tiempo tenerlos?
En temas de derechos laborales, el problema siempre es la práctica. El día que se mida igual a una mujer que a un hombre, para lo bueno y para lo malo, hablaremos.
¿Qué falta por conseguir a las mujeres en materia laboral? Por ejemplo, en las entrevistas de trabajo todavía existen casos en los que se pregunta si estás casada o piensas tener hijos.
Nos falta conseguir que nos miren en primer lugar como a profesionales, como lo que somos: trabajadores; en vez de exclusivamente como mujeres. Nos siguen contemplando bajo ese juicio estético y casi moral de si está buena o no, viste formal o demasiado casual, es madre o está soltera, si es una “suelta” o se le notan los años.
¿Es posible que algo tan natural como el hecho de ser madre haya supuesto un obstáculo para la consecución de la igualdad? ¿Ha llegado a ser la maternidad una limitación a las libertades de la mujer?
No hace tantos años que las mujeres eligen cómo y cuándo ser madres. Pero además, ser madre significa que durante muchos años tienes a uno o más hijos dependiendo de ti. Claro que limita o, mejor dicho, condiciona profesional, social y personalmente. Tienes menos tiempo, tienes más obligaciones. El problema no es tanto interno -yo no creo que las mujeres renuncien voluntariamente a ascender en el trabajo por tener hijos-, como externo. Eres madre y cambia la imagen que se tiene de ti, de tu disponibilidad y ambición. Esto es igual que cuando te haces mayor: el hombre parece que madura, la mujer sólo envejece. Yo tengo una hija pero, afortunadamente para ella, soy muchas más cosas además de su madre.
En su novela La piel de Mica hace referencia a la “maternidad redentora”. ¿Qué es ese concepto? ¿Hay mucha madre redentora en España?
Más que madres redentoras serían redimidas. No sé si hay muchas, yo no conozco a ninguna. La maternidad redentora se refiere a esa maternidad mitificada, la que nos cuentan los libros y ciertas revistas; a esa psicología fácil que dice que cuando tienes un hijo te vuelcas en él y en sus necesidades, y las tuyas desaparecen gloriosamente sacrificadas. Esa maternidad que nos hace sentir culpables si un día necesitamos salir de casa a estar solas, sin niños, sin deberes, sin pareja. La verdad es que tienes un hijo, te vuelcas en él e intentas seguir siendo tú mismo.
¿Por qué existe esa idea tan machacona de que la mujer debe ser madre? De hecho, hay cierta extrañeza cuando oímos hablar de una mujer que no ha tenido hijos.
Más allá de las teorías antiguas, ésas que dicen que para dominarte, para tenerte en casa o para que no puedas escapar, yo que creo que la extrañeza viene sólo de la diferencia: si todo el mundo quiere tener hijos, ¿por qué tú no? No necesita explicación: porque no.
El género femenino posee muchas etiquetas: madre, soltera, esposa, trabajadora… ¿A qué se debe tantos adjetivos? ¿El hombre también los posee?
¿Se las han colocado o nos las hemos colocado? No lo sé. A mí no me gusta hablar de mujeres y hombres; me gusta hablar de personas, de cualidades y actitudes, de ganas, de talento, de esfuerzo, honestidad…
¿Es posible que muchas de esas etiquetas sean sólo tópicos? ¿Cómo deberíamos destruirlos? ¿Será posible desterrar la asociación mujer-madre-trabajadora?
Sólo hay una forma de luchar contra los tópicos: ser tú mismo o tú misma. Y cuando te intenten etiquetar, que lo harán, seguir siéndolo.
En Tres mujeres solas ellas eligen la soledad. ¿Qué circunstancias se dan para que una mujer decida estar sola por elección personal? Ésta también es una cuestión que asombra: una mujer sola. ¿Por qué se ve tan mal o por qué no se comprende esta elección?
Como dice un amigo mío: el estado ideal del ser humano es en pareja. El segundo mejor, no ideal pero sí muy bueno, es solo. Yo estoy con él: prefiero estar sola queriendo que sola en compañía. La verdad es que no creo que asombre o no se comprenda, considero que cada vez todos somos más libres, o quizá quiera creerlo.
¿Es la soledad una opción real, vital hoy día?
Más allá de las limitaciones económicas, ¿por qué no? ¿Es soledad no tener pareja? La única soledad es no tener afectos: familia, amigos, compañeros… Gente que te importa y a la que importas, que te quiere y que te cuida, a la que quieres y cuidas. Soledad es vivir sin querer ni ser querido. Yo he visto muchas parejas así: compartiendo piso, pero cada una en su egoísmo.
¿Cuál es el siguiente paso en cuestión de derechos que debería dar la mujer? ¿Por qué deberíamos luchar más?
Las mujeres deberíamos luchar por lo mismo que los hombres: por la igualdad, la libertad, la tolerancia y el respeto, por la educación, la sanidad, la cultura y los derechos sociales. En definitiva, por un mundo mejor.
Centrándonos ahora en la literatura y en su labor de escritora, ¿por qué elige el mismo género para sus personajes principales?
Porque, aunque soy muy masculina, soy mujer. Ese es el punto de vista que conozco: como mujer veo cosas que entiendo y cosas que necesito preguntar.
Son mujeres y muy distintas: la novia del padre, la divorciada, la despedida… ¿tienen algo en común?
Sol, La novia de papá, y Mica son parecidas: autocríticas, peleonas, compasivas y muy brutas. Y las dos eligen muy bien a la gente a la que quieren. Lo que es distinto es su conflicto y su contexto: Sol tiene un solo problema -o más bien tiene uno en la novela-; mientras que Mica los tiene todos. Así que a Sol le es más fácil ser feliz.
Su segundo libro, Tres mujeres solas, se publicó directamente en formato digital, ¿por qué? ¿Qué futuro ve para el ebook?
Lo importante es que haya autores que sepan contar historias y lectores con ganas de dejarse atrapar por ellas. El formato en el que lean, vean películas o se sumerjan en otros mundos es indiferente. Publiqué una colección de relatos sólo en digital porque quería explotar ese sistema y, sobre todo, porque eran relatos cortos que se leen fácilmente en la tableta, lector electrónico e incluso en el móvil. Son relatos para un trayecto de autobús.
¿Tiene en mente su siguiente libro, su protagonista será una mujer?
Mi próximo libro es de cuentos para niños y su protagonista es un koala. Se lo prometí a mi hija y se publicará en primavera.
Descárgate Tres mujeres solas de Paloma Bravo (RHM Flash)
[Esta entrevista ha sido publicada originalmente en la revista En Cubierta]