MADRID // La Comunidad de Madrid es el gran polvorín interno de IU. Dos de las tres grandes corrientes que la integran están enfrentadas con el coordinador general, Eddy Sánchez (Venezuela, 1973), que acaba de cumplir de 10 meses en el cargo. Sánchez fue elegido en la IX Asamblea Regional, en diciembre de 2012, con el 51% de los votos a favor. Con voz templada, asegura que la exclusión de estos dos sectores de la Ejecutiva madrileña es una cuestión “temporal”.
El coordinador de IU-CM cierra filas en torno a la corriente tradicional y respalda al exconsejero de Caja Madrid y Bankia, José Antonio Moral Santín, uno de los imputados por la querella contra Bankia. Sánchez confía en él y pone “la mano en el fuego” por quien, durante los años del boom inmobiliario, fue la voz (y los oídos) de IU dentro del Consejo de Administración de la caja.
A pesar de las críticas internas que recibe el coordinador, su formación sube como la espuma en las encuestas y en número de afiliados. Y aspira a entrar en el próximo gobierno de la Comunidad de Madrid.
¿Qué balance hace de sus 10 primeros meses como coordinador general de IU-CM?
Estamos en el séptimo año de la crisis: crisis económica, corrupción, recortes… Y, en un país que lleva casi una década de crisis, va haciendo mella. Madrid se ha degradado mucho.
En IU hemos reorientado la organización: de una etapa muy dura en la oposición, de resistencia frente a las políticas del PP que lleva casi 20 años gobernando, hacia una alternativa para ganar.
El cambio de Madrid pasa por que la entrada de IU en la Comunidad de Madrid sea tan potente que logre, por un lado, neutralizar al PP, pero también neutralizar una alianza del PP con UPyD. Cerramos una etapa de casi dos décadas en la que era casi imposible batir al PP. El cambio era superar esa etapa para sustituir rescates financieros por un programa de rescate ciudadano, que es nuestro objetivo a corto plazo.
¿Eso pasa por ir de la mano del PSOE?
No. La prioridad ahora es la social, la de la calle. Preparamos una convocatoria por el cambio con todos los sectores afectados por la crisis: unificarse en un bloque social y electoral. Eso es lo fundamental. No es el planteamiento clásico de siglas con el PSOE. Y con líneas rojas, intentar un programa mínimo: recuperación del artículo 135 de la Constitución, reforma laboral, pensiones y reversión de las privatizaciones. Con todos los que estén con eso, nosotros convergeremos.
Pero las encuestas dicen que, en las elecciones, o pactan con el PSOE o nada.
Los dos tiempos son una alianza fuerte en Madrid e intentar ganar, de tal manera que la fuerza tan fuerte de ese bloque social sea tal que impida hacer política en Madrid sin IU ni contra IU. Un ejemplo es el caso andaluz: imposibilitó que Arenas tuviese mayoría absoluta y posibilitó que hubiese algunos aspectos de cambio muy importantes.
¿Descarta a UPyD como socio en Madrid?
UPyD es, junto con el PP, la vanguardia en atacar los servicios públicos como la sanidad. Nosotros planteamos una organización donde el empleo no precario, los servicios públicos y la democratización del país son clave. Esta formación es, especialmente en Madrid, la marca blanca del PP.
¿Qué ha cambiado en la Comunidad de Madrid con Ignacio González como presidente?
Es la continuidad de las políticas de Esperanza Aguirre, pero con un liderazgo más cuestionado y con un PP en declive. Esperanza Aguirre fue la primera víctima de las mareas de Madrid. No quiso desgastarse para guardarse una carta para su regreso futuro a la política. González es una continuidad en el programa, pero en él se ve la decadencia del PP como partido hegemónico.
¿Cuáles son las prioridades de IU?
La convergencia. Es lo fundamental. Ninguna organización política, sindical o social tiene capacidad de plantear una alternativa por sí sola. Nosotros tenemos un programa de gobierno, construido desde abajo en torno a cinco ejes: derecho al empleo no precario, ligado a un cambio del modelo productivo; derecho a la vivienda digna y accesible; servicios públicos y hacer reversible la privatización del Canal, la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales; la reforma fiscal que permita pagarlo; y el eje de la democracia, hacia la democracia participativa y la lucha por la transparencia.
Hablando de convergencia, las dos corrientes críticas de IU-CM le reprochan falta de convergencia interna.
En el marco de la crisis, se ha dado un crecimiento de IU al calor de las mareas y el 15-M, que han modificado la organización interna. Teníamos una organización muy homogénea, ideológica y socialmente. Con unos valores de Izquierda Anticapitalista muy consolidados y una izquierda de base universitaria y trabajadores de servicios públicos residentes en el centro de Madrid.
Se va evolucionando hacia una organización más heterogénea, de sectores muy opuestos a los recortes, pero que no están tan ideologizados o politizados como el grupo de origen de IU. Y eso genera un conflicto de adaptación, de conflicto entre un proyecto para activistas o un proyecto para afectados de la crisis.
Y dependiendo de ese proyecto, hay dos soluciones. Uno es el proyecto de activistas, muy fuerte, muy decidido, muy ideologizado, muy cohesionado… pero más pequeño. Nosotros proponemos ser un factor clave del cambio y converger con los sectores afectados: estudiantes, trabajadores, pero también pequeña empresa, técnicos que vienen del ámbito bipartidista o de la abstención…
Nuestro proyecto se sustancia en el protagonismo cada vez mayor de las asambleas de base respecto a las corrientes.
¿Por qué excluyó a los miembros de las corrientes críticas de la Ejecutiva?
En la Ejecutiva, las listas eran negociación tradicional. Por arriba, con repartos porcentuales de poder. Ese tipo de funcionamiento no era bueno. La Ejecutiva buscaba hacer que la gente más cercana a la esfera más social como sanidad, educación, ciencia, universidad… fuesen activistas referentes. Y eso nos ha llevado a una Ejecutiva en la que la mitad exacta está formada por esos referentes, muy representativos de las mareas y los movimientos sociales. Pero esto no quiere decir que la Ejecutiva esté cerrada. Hay gente que se ha integrado y otros compañeros y compañeras a los que les cuesta más tiempo. No pasa nada.
¿Y en las asambleas de base no hay miembros de las otras dos corrientes?
Lo que se hace es hablar con los coordinadores de las asambleas de base, no con las corrientes.
Pero es raro que no haya nadie del 49% crítico.
Lo que ha salido ha sido la realidad mayoritaria, la gente que no está alineada. Pero reconozco lo que usted dice. Y repito que la Ejecutiva no está cerrada, no se ha podido llegar a un acuerdo. Pero la organización no se puede parar. Hay que trabajar transversalmente y no en torno a corrientes.
¿Quedaron fuera de la Ejecutiva por una cuestión práctica?
No se quedaron fuera, sino que no se llegó a un acuerdo. Yo no estoy contento al 100% de la Ejecutiva. En cualquier caso, no fue una decisión de exclusión. Es como cuando se pone de ministro de Educación a un tipo que no tiene ni idea, por cuotas. Ahora, hay gente que conoce el terreno. Las corrientes tienen un papel muy importante, pero hay que dar un paso atrás.
¿Qué parte de responsabilidad tiene usted, como coordinador general, en la falta de acuerdo?
Asumo toda la responsabilidad de la realidad de la organización. Que Madrid sea el territorio más conflictivo es tradicional en nuestra organización… y en todas. Es la capital, aquí están todos los resortes de poder, es más mediático…
Pero en otros tiempos no se habían tomado decisiones como la exclusión de la Ejecutiva.
No. Pero también ha habido falsos consensos en otras épocas, de negociación entre corrientes. Yo he optado por otro camino. Pero es un camino muy compartido por la organización. Hay una mayoría silenciosa de militantes de base ya muy acostumbrados a la bronca interna, pero muy cansados. El funcionamiento de corrientes cumplió una etapa. Ha tenido elementos positivos como el ideológico, pero otros muy negativos entre la militancia de base. En cualquier caso, en los conflictos internos hay mucho de sobreactuación. Son puestas en escena para luego negociar. Todo el mundo está en clave de negociación en IU Madrid.
IU votó a favor de Ignacio González como presidente de Caja Madrid. ¿Qué lectura hace, a toro pasado?
Hay dos aspectos: el primero, el marco de la crisis y un acuerdo del PP y el PSOE en torno a los rescates financieros y la bancarización de las cajas. En Caja Madrid, hubo un pacto inicial entre PP y PSOE por dejarnos fuera, con la intención de dividir Madrid en torno a dos partidos, igual que en Castilla-La Mancha.
IU reaccionó para intentar cortocircuitar ese pacto y ser un factor para paralizar la bancarización de Caja Madrid, algo que sólo se logró muy parcialmente con Unicaja. Al final, el PP cedió y el PSOE se enfadó muchísimo porque el PP rompió el pacto. Nuestro voto a favor viene del objetivo de evitar la bancarización. A toro pasado, fracasamos en nuestro objetivo, que era evitar desde dentro que avanzase hacia donde está ahora.
Cometimos dos errores: no entendimos las consecuencias, sobredimensionamos un papel institucional que antes de la crisis tenía factores de freno, de amortiguación. Pero que, en el marco de la crisis, PP, PSOE, la troika… se dedicaron a cargarse las cajas de ahorros, que era el objetivo a alcanzar. El otro error fue de comunicación. No lo explicamos bien. La derecha ha generado un debate de las “cajas culpables”, igual que el de los “funcionarios culpables”. Fue pura demagogia y les salió bien.
¿Qué piensa de la actuación del exconsejero de IU en Caja Madrid, imputado, José Antonio Moral Santín?
Salió elegido por unanimidad. El objetivo era el elegido y los errores también son propios de él. La banca iba en serio a cargarse las cajas de ahorros y nosotros seguíamos actuando como si fuese 1997. Y no era así. Tenían capacidad para privatizar su viejo sueño de cargarse las cajas de ahorros.
En todas las decisiones sobre el boom inmobiliario, estuvimos muy en solitario. El debate de Caja Madrid era: o pulmón económico para desarrollo económico del boom inmobiliario, o en torno a crear una pequeña empresa de desarrollo territorial, con el modelo italiano.
Da la sensación de que no crítica a Moral Santín, cuyo caso ha sido el que ha generado más sombra de sospecha de corrupción de IU en la Comunidad de Madrid.
En el tema de corrupción no ha aparecido nunca nada. En 12 años que llevo en IU en la Comunidad de Madrid llevo escuchando el mismo discurso de la corrupción de IU en la Comunidad de Madrid y nunca ha aparecido nada. Si aparece algún caso de este tipo, tomaremos medidas. En el caso de Moral Santín no es necesario porque dejó la afiliación.
En el caso de las cajas de ahorros, han quedado vinculadas al discurso semi fascistoide de “hay que echar a los políticos de las cajas y poner a los empresarios, que saben más”. En ese magma, al haber miembros de IU, quedan incluidos en ese eje: si las cajas de ahorro han sido los agentes de la crisis, todo lo que estaba ahí era corrupto… es caer en el discurso del “todos son iguales”. Entonces, también los sindicatos serían corruptos… y también la asociación FRAVM de vecinos. Lo de Moral Santín, aparte de la demagogia, viene por ahí, por esa culpabilización de las cajas como elemento de corrupción. Nuestro error fue, además de no evitar la privatización, no contrarrestar ese discurso.
¿Considera usted que la actuación de Moral Santín fue limpia y honrada?
Yo he hecho una valoración política, no judicial. Porque no lo sé. Si ha habido algún compañero de IU que haya hecho algo fuera de la organización, esa persona queda excluida. Vamos a respetar lo que salga de la querella. Pero ese discurso va en la línea que ha difundido la derecha: uno de los grandes causantes de la crisis de este país son las cajas de ahorros. Y todo lo que esté ahí es sospechoso de corrupción.
¿Usted pone la mano en el fuego por Moral Santín?
Por todos los compañeros pongo la mano en el fuego. Sea Moral Santín o los compañeros en un juicio por malversación en Fuenlabrada. Podemos meter la pata, pero nunca se ha demostrado que nadie de IU-CM ni IU haya metido la mano.
A pesar de que se dio de baja en IU. ¿Es cierto que Moral Santín ha vuelto a acudir a la sede de IU? ¿Ha vuelto a cobrar algo de la organización desde entonces?
No. Desde que presentó su baja de afiliación, no ha cobrado de la organización. Antes de la IX Asamblea, no lo sé. Desde que soy coordinador general, tengo un control de todo lo que sale. Y Moral no aparece porque ha dejado de militar. Supongo que seguirá votando, pero no tiene ningún tipo de relación orgánica.