Política
La ola soberanista obligó a los partidos catalanes a cambiar de programa en tiempo récord
Tras la manifestación de la Diada del año pasado y la convocatoria de elecciones anticipadas, los partidos catalanes se afanaron a resituarse en el nuevo escenario
BARCELONA// Pocos días después de la celebración de la Diada en Cataluña del año pasado, el president de la Generalitat, Artur Mas, disolvía el Parlament y convocaba elecciones anticipadas. “En momentos excepcionales, decisiones excepcionales. La voz de la calle debe trasladarse a las urnas. Si el país debe iniciar un proceso de gran complejidad, es necesario el aval de las urnas”, declaraba Mas. Menos de dos años después de los últimos comicios, la ciudadanía era llamada de nuevo a votar.
Pero el contexto político en el que se iban a realizar estas elecciones, celebradas finalmente el 25 de noviembre, estaba profundamente monopolizado por el debate soberanista. El movimiento de las consultas populares por la independencia ya había avivado el tema soberanista en las elecciones de 2010, pero la masiva movilización del 11 de septiembre de 2012 suponía un nuevo escenario en el que los partidos políticos se afanaron a resituarse.
Al comparar los programas electorales de los partidos en 2010 y en 2012 se demuestra cómo la mayoría de las formaciones introdujo cambios programáticos en las últimas elecciones para captar votos en este nuevo escenario. A continuación se detallan, ordenados de mayor a menor representación en el Parlament actual, los cambios más relevantes en las propuestas de los partidos en el ámbito soberanista (entre paréntesis, los diputados obtenidos en 2010 y en 2012).
CiU (62-50): Del pacto fiscal al Estado propio
El “gran objetivo” de los nacionalistas para los próximos años en el programa electoral del 2010 era lograr un modelo de financiación propio para Cataluña. “Con el objetivo de poder gestionar y decidir sobre la totalidad de los recursos tributarios de Cataluña”, los nacionalistas reclamaban la consecución de un modelo similar al concierto económico del País Vasco y Navarra, que denominaron “pacto fiscal”. Además, incidían en avanzar hacia una relación “verdaderamente bilateral” entre los gobiernos de Cataluña y España.
Tras la negativa de Rajoy al pacto fiscal, la federación conservadora se presentó a las elecciones de noviembre de 2012 con un horizonte definido: el Estado propio. Bajo el título “Cataluña 2020”, CiU detallaba su propuesta para la “transición nacional”. El ejercicio del derecho a decidir y la construcción de “estructuras de Estado”, como la creación de una Hacienda propia, un marco catalán de relaciones laborales o la gestión de las pensiones y cotizaciones de los catalanes formaba el eje principal de la propuesta. “Es la hora de que Cataluña inicie el rumbo hacia el Estado propio. Después de más de 30 años de democracia, se ha constatado que el encaje de Cataluña en el Estado español resulta de viabilidad muy difícil. Se nos han cerrado las puertas, y por lo tanto, es hora de iniciar nuestro propio camino”, apuntaba CiU.
ERC (10-21): De trabajar por la independencia a la construcción de un nuevo Estado
El programa electoral de Esquerra Republicana de Catalunya en 2010 era el único que hablaba de Estado propio. “Si Esquerra dispone algún día de la mitad más uno de los diputados del Parlament, proclamará la independencia. Pero mientras esto no suceda, trabaja para hacer crecer el movimiento social favorable a la independencia”. Los republicanos anunciaban el inicio de una nueva etapa, “la del postautonomismo, que supondrá seguro el salto adelante hacia la construcción de un Estado propio”. ERC se proponía realizar una consulta de autodeterminación en la siguiente legislatura, y condicionaba cualquier apoyo o acuerdo de Gobierno a la celebración del referéndum.
En los comicios celebrados tras la Diada de 2012, el programa electoral de ERC consistió fundamentalmente en una hoja de ruta para la construcción del nuevo Estado. Uno a uno, se iban desgranando los pasos que debían darse para conseguir dicho objetivo, divididos entre la “fase refrendaria”, en la cual debía llevarse a cabo el referéndum; y la “fase constituyente”, con acciones como “promover el debate sobre el nuevo Estado” y “establecer los mecanismos de negociación del repartode los activos y pasivos del Estado español y el Estado catalán”. “Estamos ante una oportunidad única. El proceso de emancipación nacional se ha acelerado”, señalaban, a la vez que defendían que la masiva manifestación de la Diada “nos sitúa en un nuevo escenario”.
PSC (28-20): El federalismo se convierte en mantra socialista
El modelo territorial aparecía en el tercer punto del programa electoral del PSC en las elecciones de 2010. Los socialistas catalanes apostaban por una reforma de la Constitución para refozar “todos los instrumentos federales del Estado, haciendo de España un verdadero Estado federal”. Además, incidían en el “despliegue íntegro” del Estatut, la modificación de las normas estatales para la puesta en marcha de la organización territorial de Cataluña en siete veguerias, y se proponían “trabajar por el refuerzo y la normalización de las relaciones horizontales entre comunidades autónomas”.
En el programa socialista de 2012, sin embargo, la cuestión soberanista y territorial adquirió plena centralidad. “La alternativa sensata”, en referencia a la opción del federalismo frente a la independencia, fue el lema de campaña. “Creemos que es el momento de renovar el pacto constitucional a través de la construcción federal. Cataluña se verá fortalecida con una nueva relación federal con España”, apuntaba el PSC. Los socialistas proponían que las “naciones o territorios federados” tuvieran competencias exclusivas en áreas como la educación y la sanidad, la lengua y la cultura, el derecho civil, la justicia y la seguridad. El PSC planteaba la celebración de un referéndum “con una pregunta clara para decidir sobre cualquier propuesta de cambio sustancial de las relaciones entre Cataluña y España”.
PPC (18-19): Se refuerza el mensaje de unión con España
“Una Cataluña descentralizada integrada en España”. Esta era la apuesta de los populares catalanes en las elecciones de 2010. Descentralizada en la medida en que la Generalitat fuera cediendo recursos y competencias a los municipios. “El modelo de Estado descentralizado de España ha sido altamente beneficioso para Cataluña. Es el momento de ahondar en este modelo con una desacomplejada segunda descentralización, esta vez hacia los municipios”, apuntaba el PP. Los conservadores, que en la legislatura que siguió a las elecciones se convirtieron en principal socio de CiU, daban la garantía de no respaldar a ningún Gobierno o partido que apoyase la independencia. “Queremos una Cataluña fuerte en una España fuerte”, sostenía el PP, que proponía cambios a nivel estatal “para mejorar la coordinación y cooperación entre las comunidades autónomas y el Estado central”.
El lema de la campaña popular en los comicios del 2012 fue “Cataluña sí, España también”. La oleada independentista reforzaba los mensajes electorales de unidad con España. “El próximo 25 de noviembre los catalanes estamos delante de una oportunidad histórica. Tenemos la posibilidad de decir alto y claro, con nuestro voto, que queremos seguir conviviendo con el resto de España”. Sin embargo, las propuestas en materia de financiación para Cataluña iban un poco más allá que en 2010: “Trabajaremos para conseguir un nuevo sistema de financiación singular para Cataluña, que responda al objetivo de resolver el problema sistemático de insuficiencia financiera de la Generalitat para atender a sus competencias”, aseguraba el PP, si bien matizaban que este nuevo sistema no debía “alterar la posición relativa de Cataluña respecto del resto de comunidades autónomas”.
ICV-EUiA (10-13): De la consulta como recurso a la necesidad de un referéndum
El objetivo de la coalición de izquierdas en el 2010 se situaba en “conseguir un Estado propio en un Estado federal plurinacional”. ICV-EUiA, que constataba la “muerte de la estrategia de realizar una lectura autonomista y federalizante de la Constitución” tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, planteaba “forzar un cambio estructural” en la configuración del Estado. En caso de producirse un bloqueo de este camino, proponían el “ejercicio del derecho a decidir” para dar voz a la ciudadanía sobre el futuro de Cataluña.
En el 2012, la formación se presentaba a las elecciones bajo el lema “derecho a decidir sí, derechos sociales también”. Constataban entonces la “situación de conflicto” entre el marco actual y el “proceso de recentralización impulsado por el PP”, y la voluntad de avanzar hacia la plena soberanía que expresó la manifestación de la Diada. Para resolver este conflicto, mantenía ICV-EUiA, se imponía el ejercicio de autodeterminación con la celebración de una consulta. Con el debate monopolizado por el aspecto soberanista, la formación hacía especial incidencia en no disociar la construcción nacional de la construcción social, y aseguraba que el partido es un “punto de encuentro entre federalistas e independentistas”.
Ciutadans (3-9): De la unión con España a la catástrofe de la secesión
Ciutadans ya se oponía en 2010 a “cualquier tipo de referéndum o consulta sobre la independencia” que no incluyese al conjunto de ciudadanos españoles. “La soberanía nacional reside en el conjunto de los españoles”, recordaba la formación, que titulaba la sección del programa referida a la cuestión territorial con un “Cataluña es España”.
La postura unionista se reforzaba en los comicios de 2012 con mensajes que auguraban el desastre de un proceso independentista de Cataluña. “La ruptura produciría un desgarro en la sociedad española y catalana en la que los ciudadanos se sienten catalanes y españoles en grados diversos. Provocaría una fractura que afectaría a derechos civiles, políticos y económicos. La secesión es un acto grave”, mantenía Ciutadans, que optaba también por promover una reforma del sistema de financiación autonómica.
CUP (/-3): Independencia nacional de los Països Catalans
La Candidatura d’Unitat Popular no participó en las elecciones autonómicas de 2010. Tras iniciar su andadura electoral en los municipios en los comicios del 2011, la formación decidía su participación en las autonómicas de 2012 en apenas tres semanas de intenso debate. La propuesta de la CUP era clara: “independencia nacional para los Països Catalans”. “Forzaremos la ruptura con los Estados ocupantes a través del ejercicio del derecho a la autodeterminación del pueblo catalán”, mantenía. Su apuesta era la creación de una república basada en los principios de confederación que incluyese a los distintos territorios que conforman los denominados Països Catalans.
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