MADRID // Poco antes de que el expresidente de Grecia, George Papandreu, rubricase el memorándum que asumía las drásticas reformas económicas de la Troika (FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo), Dimitris Tsoukalas dejó el PASOK. El que fuera secretario del sindicato de banca se unió entonces a la coalición Syriza para hacer frente al “ataque” que considera que está sufriendo la población. “Pero no es un problema griego, sino de toda Europa”, asegura. Con el objetivo de impulsar una formación hermana en España, este fin de semana ha participado en Madrid en la presentación del proyecto Construyendo la Izquierda. La alternativa socialista.
Usted señala el socialismo como la única alternativa al “neoliberalismo salvaje”. ¿Cuál es su receta?
En Grecia vivimos en una situación muy particular, que no tiene nada que ver con la situación de hace dos años, por los memorándums que hemos firmado. Ahora, por ley, se llevan dinero de nuestros salarios y nuestras pensiones. Vivimos una situación en la que salarios y pensiones han caído entre un 30% y un 35%. Pero los precios son iguales o superiores [respecto a 2009]. En el campo de la Sanidad, muchos hospitales tienen problemas para encontrar medicinas, especialmente para tratar el cáncer. Prefieren exportarlas al extranjero antes que entregarlas a los hospitales.
Estamos ante una crisis humanitaria. Tenemos 1,5 millones de parados oficiales, más del 27% de la población. El salario mínimo ha caído, en tres años y por orden de la Troika, de los 751 euros a los 586 euros. Y la gente sobrevive con 300 o 400 euros al mes. Más de 400.000 familias tienen a todos sus miembros en paro.
¿Y qué soluciones proponen ustedes?
Esta política es ultraneoliberal. Energía, agua… todo se quiere privatizar. No vamos a tener salarios, pensiones, Sanidad o Educación. Nada que tenga que ver con lo público. Tenemos que cortar este cambio de políticas y dejar de pagar todo el dinero que debemos, porque es imposible devolver tanto dinero. Por eso decimos que lo primero que hay que hacer es parar las leyes que provocan el descenso de los salarios, devalúan la Educación, la Sanidad, los acuerdos colectivos. Hay que ir dando el dinero poco a poco.
El salario mínimo tiene que retornar, por ley, a los 751 euros. No circula el dinero. No hay protección. Las tiendas no trabajan. Es un círculo vicioso. ¿Cómo vamos a vivir así? Tenemos que negociar con ellos, con los otros países miembros. Y vamos a negociar, especialmente, con Alemania. Pagaremos en función de cómo se vaya recuperando la economía. Vamos a hacer lo mismo que propuso Alemania en 1953 en Londres. Dijo que pagaría por la guerra, pero con una cláusula en función de su desarrollo. Es un punto de partida.
¿De dónde procede toda esa deuda?
La deuda existe, por supuesto. Es griega. Pero la mayor parte de ella está basada en la corrupción, en el dinero que amasó un pequeño grupo de personas. Imagínese: pagamos por los Juegos Olímpicos 10 veces más de lo que se presupuestó. Imagine la clase de corrupción que hay. Y no hablemos del armamento o de los buques que se compran a Alemania o Italia. Han decidido que Grecia es un país que tiene que gastar más dinero para la defensa de su frontera porque tenemos la mala suerte de ser vecinos de Turquía. Nosotros pagamos dinero a corruptos para comprar armamento. Y de ahí proviene parte de la deuda.
Syriza ha pasado de tener 13 parlamentarios a 71. ¿Cree que se debe a un compromiso real con las ideas de la izquierda o a un voto de protesta?
Creo que a ambas causas. Muchas cosas comienzan por el estómago. Si te encuentras en malas condiciones, estás desempleado y tienes hambre… En Grecia estamos viviendo la demolición de la clase media. Está hecha pedazos. Puedes ver gente buscando entre la basura. Nosotros somos un partido que trata de dar de comer a miles de personas. Tratamos de organizar a la gente, no sólo alimentándoles, sino formando doctores sociales, que ofrecen sus servicios a gente pobre… porque nos encontramos en una situación crítica.
Somos el segundo partido por detrás de Nueva Democracia. Tuvimos el 27% de los votos. Ellos, el 29%. Lo consiguieron aterrorizando a la gente, a los medios, a los trabajadores. Lanzando terroríficos mensajes. “Si Syriza llega al poder, vais a perderlo todo”, decían. Los medios están controlados por los bancos y el sistema político actual. Creemos que, en las próximas elecciones, seremos la primera fuerza política. Vamos a tener mayoría en el Parlamento. El PASOK ha cambiado tanto… ahora apoya políticas neoliberales. Superar todos estos obstáculos y lograr una mayoría no es una tarea sencilla: ellos tienen todo en sus manos. Las televisiones, los periódicos, los trabajos, el Gobierno… Además, la represión de la policía está siendo brutal en los últimos meses.
Cada vez más gente abandona el partido socialista [PASOK], que en 2009 tuvo una mayoría absoluta con el 44% y después colapsó. Desde 1981, no habían tenido tan poco apoyo: un 12%, en las últimas elecciones. Y las encuestas les dan ahora un 6%. Los que durante años fueron miembros, activistas o sindicalistas no podían imaginar que fuese un partido neoliberal.
Da la sensación de que a la izquierda le cuesta unirse si no faltan tres cosas: comida, techo y miedo. ¿Es necesario llegar hasta ese extremo para que haya un gran acuerdo?
Hoy, no podemos ir con la racionalidad, con la racionalidad de la ideología de la izquierda para continuar. Hace un año o más, ya era difícil. El PASOK, por ejemplo, perdió la oportunidad. También otros partidos, como Nueva Democracia, que consiguió todos esos votos porque era de derechas, pero también porque era popular. Pero ahora ha perdido esa popularidad.
Es cierto que el miedo, la comida y el techo son claves para la población. El gran pulso radica en que están perdiendo lo básico. Y hay que mantenerlo.
La gente está aquí porque la izquierda no es como era en el pasado, que decía cosas contra el gobierno. Syriza EKM ha pasado a ser un partido preparado para gobernar. No es la izquierda de algunos activistas o distintas fracciones, de troskistas, de socialistas… Es la izquierda del encuentro, del acuerdo.
¿Está habiendo una regresión a una forma irracional de analizar la situación? ¿Quiere decir que en Grecia están experimentando una primera situación de miedo irracional?
La gente no cree ya lo que ve en televisión. Se ha frustrado demasiadas veces. Apagan y dicen “mienten”. Ahora, la gente descubre las mentiras por sí misma. Ellos lo sienten. Todos los días ven que tratan de esconder las cosas que firmaron en los memorandums.
¿No es tiempo para el racionalismo? ¿Para las ideas?
Nosotros hablamos mucho sobre ideas. Sobre llevar al parlamento una nueva Constitución. Está obsoleta. Cosas que hay que hacer con la democracia. No se trata solo de la economía, aunque es algo importante para todo el mundo. Hay que ver cómo podemos profundizar en la democracia, en el diálogo. Estudiar referéndums para muchas cosas.
Una de esas ideas es qué hacemos con el euro…
Vamos a permanecer en el euro. Ahora, nuestra población está dolida, frustrada. Si les decimos que vamos a volver al dracma, la gente que tiene todo su dinero en Suiza va a poder comprarlo todo. No tenemos que hablar del dracma. Nueva Democracia trató de decirle a la gente los desastres que supondría nuestra llegada al poder, que volveríamos al dracma. Hicieron spots para televisión. Dijeron que no habría gasolina para abastecernos. Tenemos que ganar esta batalla en Europa. No sabemos qué pasará mañana, pero tenemos que trabajar con toda Europa. No es un colapso de la clase media en Grecia, sino en toda Europa. Incluso en Alemania.