La Policía registra el local de la hinchada del Rayo Vallecano, a la que relaciona con los destrozos

MADRID // Miembros de la hinchada del Rayo Vallecano, Bukaneros, aseguran que la policía ha entrado y registrado su local en torno a la media noche. La intervención se habría realizado, según las mismas fuentes, tras las detenciones de manifestantes efectuadas durante la jornada de huelga general del 14-N. «No sabemos si tenían permiso para entrar, pero se han llevado material informático, listas de socios, tarjetas de cámaras de fotos… de todo», asegura un miembro de la peña vallecana. La policía ha roto el candado de la puerta y parte del techo del local para entrar.

Los incidentes en el centro de Madrid comenzaron en torno a las 21.00 horas, durante la protesta convocada por la coordinadora 25-S en la plaza de Neptuno. Su previsión inicial era permanecer desde las 19.30 horas hasta la llegada de los diputados, al día siguiente. Pero pronto comenzaron los enfrentamientos entre policías y manifestantes.

La deriva de la protesta de ayer fue, con diferencia, la más violenta desde la marcha minera de junio, que terminó en Madrid. El balance policial de los disturbios de ayer por la noche fue de 20 detenidos, además de 29 heridos (nueve de ellos, agentes). A dos de los detenidos por la mañana en un piquete, se les intervino un artefacto artesano elaborado con gasolina.

Enfrentamientos nocturnos

Las cargas comenzaron en la plaza de Neptuno, con lanzamiento de decenas de pelotas de goma por parte de los agentes y una lluvia de piedras, bengalas y botellas desde el frente violento de los protestantes. Miles de manifestantes fueron desalojados con cargas policiales por la salida sur de la plaza, en dirección a Atocha. Y comenzaron las barricadas.

Los bomberos tardaron en llegar y dos filas de contenedores ardieron en el Paseo del Prado durante más de 20 minutos, mientras agentes y manifestantes continuaban el intercambio de ataques. La quema de basuras se extendió por la calle Cervantes, en el céntrico barrio de las Letras y, sobre todo, las calles Atocha y Santa María de la Cabeza. En ambas, las barricadas eran más altas y alargadas que un autobús, cortando todo el ancho de las vías.

El ambiente en torno a la Glorieta de Carlos V era, a las 22.30 de la noche, de tensión, con continuas cargas e idas y venidas de ambulancias, furgones de policía y camiones de bomberos, incapaces de atender todos los fuegos que iban brotando en calles cercanas.

La avenida de Santa María de la Cabeza, con un olor a plástico quemado muy intenso, fue en la que más destrozos se produjeron. La quema de decenas de contenedores formaron siete enormes barricadas que cortaron los cinco carriles de la calle. En cinco de las seis sucursales de bancos y cajas de la calle (Caja Madrid, Santander, BBVA, Bankinter y La Caixa), el ejército causó graves destrozos en las cristaleras y cajeros. Solo se salvó la sede de EVO. El supermercado Día fue asaltado y de su interior brotó una densa humareda durante más de media hora. A media noche, decenas de vecinos bajaron a la calle para fotografiar los destrozos y recriminar a los agentes la tardanza de su actuación.