Okupas del CSOA Magerit creen que la policía sobreactuó durante el desalojo

Varios okupas califican de desmesurada y absurda la operación de desalojo del CSOA Magerit que ha tenido lugar a partir de las 23:30h de este viernes en la calle Santa Isabel, en el barrio madrileño de Lavapiés. La acción se producía apenas cuatro horas después de que un grupo de activistas reocupara el antiguo y emblemático CSOA Casablanca.

Algunos de los implicados aseguran que este desalojo ha sido mucho más violento que el primero, el pasado 19 de septiembre. “Ha estado movido por la rabia”, ha llegado a declarar una mujer que ha sido identificada por la policía.

Poco antes de la medianoche, unas 22 furgonetas de los antidisturbios han hecho aparición en la calle Santa Isabel y un gran número de agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) ha acordonado todas las bocacalles aledañas. En algunas, como en Zurita, hasta 16 policías cortaban el paso a los peatones y a los grupos de apoyo que se acercaban hasta el CSOA interesándose por el estado de sus compañeros.

Mientras, unas sesenta personas permanecían en el patio interior del edificio. Pertenecían al grupo que iba a dormir en él durante la primera noche del nuevo CSOA. Según uno de los presentes, el grupo ha sido víctima y testigo de una “desmedida, desproporcionada y casi peliculera” operación. La entrada de los agentes ha sido “triunfal”.

Tres personas vinculadas a Magerit intentaban hacer la labor de mediación y frenar a los antidisturbios que se afanaban por tumbar a mazazos la puerta tapiada, unas imágenes que han sido grabadas y difundidas por Tomalatele.

Según cuentan varios activistas, a continuación, cuatro agentes han entrado chillando el número de operación, con focos de luz y divididos en parejas, protegiéndose uno a otro. Han echado un ojo al grupo sentado que les estaba esperando y han vuelto a salir.

“Ha sido ridículo. Chillaban ‘Esto es un 34’ y nosotros sentados en el suelo, mirándolos y pensando ‘Pues vale’. Cuando han vuelto a salir, nos hemos reído. Pero han entrado muchos más y ahí ha sido más de película todavía”, comenta una de las implicadas, quien confiesa, además, que nunca antes había sido identificada.

“Una chica les ha preguntado por la orden de desalojo, pues la otra vez ya se les olvidó traerla. Pero nunca hemos sabido nada de ella”, comenta una señora que también estaba dentro. “El problema –comenta un joven- es que te hacen sentir como un delincuente, te meten el miedo en el cuerpo y así dejan ellos claro quién tiene el poder”.

Los han divido en grupos de diez y los han ido identificando y dejando en libertad progresivamente en una operación que se ha extendido casi dos horas. Sólo han cacheado a los hombres (“exhaustivamente”, insiste uno de ellos), pues no había mujeres en el operativo, aunque sí en los cordones policiales que aislaban la zona. Durante la operación no les han dejado utilizar el teléfono móvil, “ni fumar”.

Tras momentos de tensión dentro y fuera de Magerit, unas 150 personas han sido identificadas, según los activistas. Están seguros de que van a ser  multados. “Para felicitarme las navidades no me han cogido los datos”, bromea uno de ellos. Pero como comenta uno de los asistentes a los dos desalojos, “nos pueden echar las veces que quieran. El espíritu de Casablanca está más vivo que nunca. Nos seguiremos viendo”. De hecho, este domingo, a la 13h en la Plaza de Lavapiés tendrá lugar una concentración en solidaridad con el recién estrenado CSOA Magerit.