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Miedo a la duplicación

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Opinión

Miedo a la duplicación

"El crecimiento basado en la duplicación de recursos y desechos no puede ser infinito. Muchas cosas cambiarán. Lo que permanecerá inmutable será la agresividad de quienes sean despertados de repente por la realidad y la pelea entre políticos echándose las culpas unos a otros".

Una autovía. Ayuntamiento de Madrid
Marc Cabanilles
06 diciembre 2024 Una lectura de 5 minutos
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Si hay algo que influya en nuestras vidas, guíe nuestro comportamiento y determine nuestras reacciones, es el miedo. Porque el miedo, cuando coloniza un espacio, ya sea una mente, unas instituciones o la sociedad, ya es difícil de eliminar, de gestionar, incluso por el que ha desencadenado la reacción.

El miedo es una emoción o sensación que, tras percibir un peligro real o imaginario, se activa para ayudarnos a hacerle frente, adaptándonos a las circunstancias presentadas o imaginadas, permitiendo evaluar las posibles soluciones al problema, y finalmente aprender para futuras ocasiones.

Los peligros que padecemos van variando con el tiempo y con el tipo de organización social en la que vivimos. Antes eran miedos asociados a la naturaleza, como el trueno, depredadores, volcanes, fríos o sequías. En la actualidad, los miedos se han multiplicado, tanto en cantidad como en calidad, pudiendo distinguir entre miedos exógenos, o sea, aquellos que hacen referencia a características del medio donde se vive (guerra, delincuencia, desahucios, falta de trabajo, contaminantes, radiaciones, pesticidas, superpoblación, la escasez de energía, la falta de agua,..…) y miedos endógenos, aquellos que se refieren a características propias de cada persona (a la vejez, al ridículo, a la pobreza, al fracaso, al éxito, a la soledad, al futuro, a la muerte,..).

De entre todos ellos, hay unos miedos concretos que, aunque, a algunos, nos producen cierto desasosiego, la mayoría de personas (políticos, economistas a sueldo, tecno optimistas, negacionistas del cambio climático, los de “alguien inventará algo”, los de “los recursos son ilimitados”, los de “yo no puedo hacer nada”…), prefieren ignorar o no enfrentar, bien por visiones cortoplacistas, por pragmatismo, bien porque los suponen fuera de su control, bien porque consideran que su tratamiento individual es inútil, o porque por salud mental, se prefiere creer que se trata de asuntos ajenos a nosotros. Hablo del crecimiento constante de la economía, de la utilización de la energía, de la escasez de agua, de la producción de alimentos, de la extracción de minerales, de la superpoblación mundial.

Quienes han decidido organizarse y abordar dichos miedos (ecologistas, usuarios de energías renovables, redes alimentarias alternativas, comunidades de base, agricultura y ganadería sostenibles, seguidores de la permacultura), son una clara minoría a la que se mira con cierta lástima y desprecio por considerar que están perdiendo el tiempo, siendo, además, objeto de burlas por suponer que son unos exagerados, que es una moda o simplemente, porque no van a ningún lado. Sólo basta fijarse en uno de los aspectos antes mencionados, el crecimiento de la economía, para echarse a temblar. 

Políticos, economistas, inversores, medios de comunicación, hablan con entusiasmo y alegría sobre el crecimiento. Derrochan parabienes y optimismo cuando el PIB crece. Los empleos, las ganancias, las empresas y las industrias deberían crecer; si no lo hacen, nos dicen que algo anda mal y deberíamos identificar el problema. Sin embargo, pocos hablan del llamado “tiempo de duplicación”, concepto fundamental para entender lo irracional del crecimiento.

Basados en las matemáticas, concretamente en el logaritmo natural de 2 (duplicar una cantidad), se puede ver fácilmente que con un crecimiento anual de la economía del 2,8% (que los economistas suponen un crecimiento normal y sano), en los próximos 25 años se duplica la cantidad de recursos consumidos (agua, energía, minerales, cemento, fertilizantes, maderas…). Y con ese crecimiento “normal y sano” del 2,8%, en 50 años habremos duplicado de nuevo las cantidades y, por tanto, supondrán cuatro veces más de lo que se consume actualmente. 

Sin olvidar que, a medida que la economía crece, también genera más residuos, desechos y desperdicios. En los últimos 25 años, la cantidad de desechos sólidos producidos a nivel mundial se ha disparado de aproximadamente 3 millones de toneladas por día a alrededor de 6 millones de toneladas por día (lo pongo en número y en kilos, 6.000.000.000 por día). Si alguien no ve un problema en esto, no hace falta que siga leyendo.

Pero como somos seres racionales, inteligentes y “reyes” de la creación, no nos será difícil imaginar que ese crecimiento basado en la duplicación de recursos y desechos no puede ser infinito, que algún día esa secuencia se interrumpirá. Y llegado ese día, siguiendo con la imaginación, es fácil suponer que las cosas y hábitos, sin duda, cambiarán forzados por la situación, que muchas expectativas desaparecerán, empresas que no seguirán, empleos que desaparecerán, quiebra de un sistema bancario basado en la especulación, por no hablar de posibles hambrunas o guerras provocadas por la búsqueda de los ya escasos recursos disponibles. Lo que sí puedo asegurar que permanecerá inmutable es la agresividad de quienes sean despertados de repente por la realidad y la pelea entre políticos echándose las culpas unos a otros.

Y añadido al problema planteado, deberemos tener en cuenta que cuando llegue el colapso, quienes lo negaron, seguirán ahí, y seguirán siendo mayoría, de nada servirá decirles que “ya os lo dije”. Y serán un problema porque, aferrados a un individualismo atroz, habituados a pensar poco, a hacer nulos sacrificios, acostumbrados a vivir como si nada pasara, nunca imaginaron lo que se nos venía encima, no encontrarán explicación de lo ocurrido, y menos todavía reconocerán que en su día se equivocaron. El concepto de “solidaridad intergeneracional” nunca fue con ellos, entre otras cosas, porque no entendiendo de ningún tipo de solidaridad tampoco pueden aplicarla.

Extenderán el miedo que en su día rechazaron, querrán buscar culpables por una situación que ignoraron, exigirán una solución inmediata sin saber muy bien a quién pedírsela, y seguramente su reacción se aproximará más a la violencia y al egoísmo que a la cooperación y la fraternidad.

Y para terminar, dense cuenta que sólo hablé de un aspecto, el crecimiento, sin mencionar el “factor de duplicidad” aplicado a la energía, a la producción de alimentos, al aumento de población mundial o al consumo de agua. No es difícil concluir que deberíamos empezar a prepararnos antes de que llegue el último ciclo de “duplicación”, porque cuanto antes nos preparemos, más fácil nos resultará afrontar la nueva situación, que, sin duda, llegará si no cambiamos la forma de interactuar con este nuestro maltratado planeta Tierra.

Marc Cabanilles. Ateneo Libertario Al Margen de València.

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Comentarios
  1. ArroyoClaro dice:
    11/12/2024 a las 14:58

    A nuestro planeta, nuestro único hogar, no le va bien. Crisis climática. Incendios forestales catastróficos. Extinción masiva. Océanos ahogados en plástico. Cada día, la situación se vuelve más y más grave…
    Ahora mismo, estamos en la época del año en la que la gente compra y consume más. Acabamos de pasar por un período de Black Week y Black Friday, estamos en medio de la carrera de regalos de Navidad, y las ventas de enero pronto están en la puerta. Nos bombardean con ofertas, ahorros y dos por uno.
    Las campañas corporativas y las ofertas navideñas no deben ahogar los gritos de auxilio del planeta. El planeta sufre de sobreconsumo y que las empresas explotan los recursos de la tierra para obtener ganancias a corto plazo.
    Estamos en medio de una época en la que realmente necesitamos esperanza: divisiones y guerras crecientes, aumento del cambio climático y rápida pérdida de la naturaleza y la vida silvestre. El estado del mundo nos pone a todos a prueba, pero juntos somos fuertes y podemos lograr el cambio.
    Es necesario alcanzar los siguientes objetivos hacia 2030:

    ? Al menos el 30 por ciento de la tierra y el mar están fuertemente protegidos
    ? Las emisiones mundiales de CO2 se han reducido a la mitad
    ? Sobreproducción de topes de plástico de un solo uso
    ? Todos los nuevos proyectos de petróleo y gas se han detenido
    ? El plan para eliminar gradualmente los combustibles fósiles está listo
    ? Se prioriza la salud y la naturaleza por encima de las ganancias
    Greenpeace investiga, documenta y expone las causas detrás de la destrucción del clima y el medio ambiente. Trabajamos para crear un cambio a través de la incidencia política, el poder del consumidor y la movilización de la población. A través de la confrontación pacífica y creativa, protegemos la tierra y promovemos soluciones para un futuro verde y pacífico.

    Responder
  2. Chorche dice:
    07/12/2024 a las 01:12

    Como siempre, Marc nos da otra lección de sabiduría.
    Que lastima que en IES ni Universidades no se impartan este tipo de lecciones. Se debería empezar por ahí si queremos un mundo más sano, justo y sensato. Pero el sistema aborrece un mundo así ya que enseguida se le acabaría el negocio.
    Carlos Taibo en el vídeo «Colapso» dice algo así como que cree que ya no hay nada a hacer. Que ya nos hemos «pasado» 200 pueblos.
    ——————-
    Como el día 6 diciembre de celebra el día de la Constitución me permito poner este comentario:
    «El conocido «atado y bien atado» es más que una frase acuñada para expresar que el franquismo dejaba en herencia un régimen donde la clase dominante no iba a perder un ápice de poder al pasar de la dictadura a la «democracia». El que el propio dictador y su entorno hayan comandado que los Borbones fueran los próximos jefes del Estado originó que los llamados «representantes políticos» tras la muerte física del dictador, se pusieran a construir una Constitución apelando (y positivando) a la «paz social», «consensos», «acuerdos», «pactos de la Moncloa» y, por tanto, renunciando a la lucha de clases y desmovilizado a una sociedad que, en ese momento, ocupaba las calles.
    En la Constitución cabemos todos (unos más que otros) se dijo y dice, como si ello fuera una conquista y no una renuncia.
    Plasmar en la «ley de leyes» la economía de mercado, la monarquía o la prohibición a que los Pueblos del Estado decidan su futuro, no amerita a festejo alguno si lo que se pretende es cambiar el sistema. El papel de ciertos partidos avalando el «esto es lo que hay» los deslegitima para pedir la complicidad de los y las trabajadoras para defender sus intereses.
    En este contexto, vale una pregunta… No hubiera sido más fácil y sencillo retocar y modernizar la Constitución de la República, la misma que fue amancillada por el fascismo, y dejarnos de milongas y pacto de la Moncloa con el enemigo de clase?.
    Lo dicho, 6 de diciembre, nada que celebrar salvo en la casa real y en el IBEX.
    (6 de diciembre. El régimen festeja una Constitución que no permite elegir al jefe de Estado. Insurgente Org)

    Responder

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