La visita de García-Margallo a Cuba

MADRID// El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, realizó el pasado domingo un viaje de 48 horas a Cuba. La visita se encuadró en una serie de acercamientos entre ambos países en los que tienen una importancia decisiva la resolución del caso Carromero y el voto favorable de Cuba a España para que fuera miembro del Consejo de Seguridad de la ONU. Es el primer viaje diplomático a la isla caribeña de la administración de Mariano Rajoy y de la delegación española desde el último viaje de Miguel Ángel Moratinos en 2010. Una visita que no ha despertado mucho interés ni eco en la prensa española y que ha vuelto a poner de manifiesto cómo la Realpolitik se hace presente aunque en la oposición se haya criticado cualquier viaje de este tipo. En julio de 2010 la visita de Miguel Ángel Moratinos sufrió muchas críticas por parte del PP, acusando al ministro del PSOE de querer modificar la política común de la UE con Cuba.

Antes, en el año 2009, el Partido Popular ya se mostró tremendamente crítico con los viajes de Moratinos a Cuba. El responsable de política exterior del PP en aquellos días declaró que la posición de su partido sobre Cuba era inequívoca y censuró la visita, ya que era un hecho políticamente muy significativo sobre la relación de connivencia del gobierno de Zapatero con el régimen de los Castro. Cinco años después, la leve apertura económica del gobierno cubano ha hecho que el Partido Popular cambie su postura y mande a Margallo a visitar la isla.

¿Por qué visita Cuba Margallo?

La razón primordial del viaje a Cuba es la que suele mover casi siempre a la diplomacia, la económica. La apertura económica que en los últimos tiempos está viviendo La Habana ha llamado mucho la atención de los empresarios españoles y, como no podía ser de otra manera, el Gobierno se ha desplazado para apoyarlos. Por ello, en la visita de dos días del ministro el primer acto fue una reunión con la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba (AECC). Su presidente, Xulio Fontecha, consideró que la visita es muy importante y que demuestra que el Gobierno de España «está muy interesado en el desarrollo de la actividad empresarial en el exterior”. Además, el presidente de la AECC señaló que «España está en un momento con grandes posibilidades en Cuba al amparo de la nueva legislación, de la nueva apertura económica. Y por eso la visita del ministro es especialmente estratégica”.

Tras el encuentro con los empresarios españoles, García-Margallo se reunió con el ministro de Comercio Exterior de Cuba, Rodrigo Malmierca, una visita encuadrada también en el objetivo fundamental del Gobierno de favorecer las inversiones de los empresarios españoles en Cuba.

Estos intereses económicos de la visita fueron prácticamente invisibilizados por la prensa, que dió mucha más importancia a una conferencia que el ministro de Asuntos Exteriores pronunció en el Instituto de Relaciones Internacionales de La Habana. El motivo de otorgar mayor visibilidad al discurso de García-Margallo tenía unas motivaciones meramente políticas: el tema de la conferencia fue la Transición Española, y aunque el discurso no tenía ni una sola referencia a la situación política en Cuba, se informó de él como una defensa encendida de la democracia en contraposición con el régimen que allí se vive. Con el que conviene hacer negocios.

Tampoco se reunió con la disidencia ni las damas de blanco, a las que tanta importancia se les da cuando visitan España, pero hubiera resultado inconveniente para los negocios reunirse con ellas en La Habana. Ni siquiera Yoani Sánchez tuvo queja de esa ausencia en la agenda y dio también relevancia a la conferencia sobre la Transición Española. En la agenda de García-Margallo publicada por el ministerio no aparece ninguna reunión con Raul Castro. Además, tampoco fue confirmada por fuentes diplomáticas la existencia de esa reunión como colofón a la visita de García-Margallo, quizás en previsión de lo que finalmente ocurrió. La entrevista entre Raúl Castro y el ministro español estaba prevista, pero el Presidente de Cuba finalmente anuló la cita.