lamarea.com
  • La Marea
  • Kiosco
  • Climática
DONA SUSCRÍBETE
SUSCRÍBETE
Iniciar sesión
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
ANTERIOR

Kurt Cobain y un ama de casa de Cuenca

SIGUIENTE
SUSCRÍBETE DESDE 17€. Además, si verificas que eres humano con el código HUMANA, te llevas un 10% de descuento en tu suscripción a la revista

Opinión | OTRAS NOTICIAS

Kurt Cobain y un ama de casa de Cuenca

La muerte de Kurt Cobain es sólo una excusa para echar la vista atrás: a esas dos décadas en las que casi nada ha cambiado

Toño Fraguas
22 abril 2014 Una lectura de 3 minutos
Telegram Linkedin Url

Quien dice de Cuenca dice de cualquier otro lado. El hecho es que han pasado 20 años del suicidio de Kurt Cobain y, entre el fárrago de la actualidad y los problemas gravísimos que nos vomitan a cada hora la radio y la tele, esa conmemoración -la de la muerte de un músico- se antoja una cuestión menor. Hace dos décadas un ama de casa de Cuenca que hoy tenga 45 años tenía 25. Lo mismo vale para un auxiliar administrativo de Logroño en paro. Quizá ambos fueron admiradores de Kurt Cobain y llevaban pantalones rotos y camisas de cuadros y ahorraron para unas botas imitación de Dr. Marteens e incluso hasta se decoloraron el pelo. Kurt Cobain era un tipo raro, de un país lejano. Ahora tendría cuarenta y muchos años. Es verdad que aquí, y en todas partes, recibió un seguimiento masivo, pero en seguida fue olvidado por las radiofórmulas y volvió a convertirse en lo que siempre fue: un personaje minoritario con una actitud subversiva al que la industria trató de asimilar, exprimir y neutralizar. Y lo consiguió. Hoy la cara de Kurt Cobain en una camiseta significa lo mismo que la del Che o la de Marilyn Monroe: nada.

Hace 20 años el ama de casa de Cuenca y el administrativo de Logroño frecuentarían alguno de los bares donde se mezclaba el atorrante pop español con alguna canción de Nirvana, de Soundgarden o de Pearl Jam y también de Extremoduro y Platero y tú. Allí, entre cerveza, kalimotxo y porros trazarían planes de viajar, de escribir, de pintar, de montar grupos de música: estaban abiertos a conocer gente y a hacer otro mundo. ¿En qué momento se volvieron constructivos? Porque el hecho es que poco a poco comenzaron a hacer lo se suponía que debían hacer: casarse, hipotecarse, tener hijos. Casi nada ha cambiado, reproducimos lo mismo que hicieron nuestros padres y los padres de nuestros padres. Es lo que engañosamente se llama madurar: entrar en el redil, mimetizarse con nuestros mayores.

Con un agravante: en España todavía mandan los mismos que hace 20 años. La inmensa mayoría de los dirigentes políticos, los grandes empresarios, los banqueros y los magnates de los medios de comunicación son exactamente los mismos. Evidentemente eso no lo iba a cambiar un niñato de 27 años que pegaba alaridos nihilistas. Kurt Cobain es sólo una excusa para echar la vista atrás: a esas dos décadas en las que casi nada ha cambiado.

En una escena de la película American Beauty Kevin Spacey recupera sus discos de rock de los setenta y los pone a todo volumen en el coche. Los vecinos de su urbanización de clase media se escandalizan. Lo miran como a un tipo peligroso o que ha perdido la cabeza. La corrección política fue inoculada en los noventa y convive desde entonces entre nosotros. Es frecuente escuchar en las redacciones de los medios de comunicación que tal o cual contenido es demasiado arriesgado y “no lo va a entender un ama de casa de Cuenca”. ¿Sabe alguien qué piensa, qué ha vivido y qué siente un ama de casa de Cuenca? Esa mujer de 45 años no es una mujer de 45 años de hace 45 años.

Pongamos un ejemplo menos escandaloso. La canción Lobo hombre en París, de La Unión, ha cumplido 30 años. Es probable que alguien que hoy tiene 55 años la bailara en su día en una discoteca, aunque no sea ese el cliché de alguien de 55 años que todavía opera en la mente de los creativos publicitarios, de los políticos y de los periodistas. La norma es ofrecer todo masticado y digerido, no se vaya a ofender el target publicitario o el elector (que son una y la misma cosa). Pero el target publicitario y los electores (o sea, usted y yo) han visto y han vivido mucho más de lo que suponen esa casta que sigue mandando desde hace 20 años y que nos abonó al fundamentalismo de la moderación.

Hace dos décadas la hoy presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz –la esperanza blanca de la socialdemocracia española- tenía 19 años. Éste es un extracto de la semblanza que de ella hacía El País Semanal el fin de semana pasado: “Bética, de Triana, creyente y un tanto apegada al folclore religioso, pero defensora de la laicidad. (…) Fan de Alejandro Sanz, enganchada a la novela histórica y al relax que le produce leer a Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez”. Todo políticamente correcto, moderado, previsible y antológicamente aburrido. Exactamente como nos quieren a nosotros.

Telegram Linkedin Url

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

€
  • #cultura
  • #Música
  • #rock

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Suscríbete dona
Comentarios
  1. Vero H dice:
    24/04/2014 a las 13:44

    Buen artículo. Traído a España actualmente lo que pasa si te gustan Soziedad Alkoholika o Los chikos del maíz para la mayoría de medios, criminalizados por salirse de la norma. Hasel detenido.. está claro que nos quieren correctos y aburridos

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Lo más leído

  • Acciona, Ferrovial, Sacyr: sobre la corrupción estructural y la doble traición del PSOE
  • "La IA está idiotizando a la gente"
  • Israel bombardea un hospital al oeste de Irán
  • Cifras que no se pueden normalizar: en cinco meses han muerto 1.865 personas intentando llegar a las costas españolas
  • Irán ataca un hospital israelí e Israel bombardea el reactor nuclear de Arak

Actualidad

  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Clima
  • Sociedad

Conócenos

  • La Marea
  • Cooperativistas
  • Transparencia
  • Política de cookies
  • Política de privacidad

Kiosco

  • Suscripciones
  • Revistas
  • Libros
  • Cursos
  • Descuentos
  • Contacto

Síguenos

Apúntate a nuestra newsletter

Apúntate
La Marea

La Marea es un medio editado por la cooperativa Más Público. Sin accionistas detrás. Sin publirreportajes. Colabora con una suscripción o una donación

MásPúblico sociedad cooperativa. Licencia CC BY-SA 3.0.

Compartir a través de

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos. Leer más

AceptarResumen de privacidad
Política de Cookies

Resumen de privacidad

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.
Funcionales
Siempre habilitado

Las cookies funcionales son esenciales para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sitio web, ya que proporcionan funcionalidades necesarias. Desactivarlas podría afectar negativamente a la experiencia de navegación y a la operatividad del sitio.

Guardar y aceptar