¡Que viene Jesucristo!

Si Jesús regresara hoy a la Tierra, y más concretamente viniera a España, como cuenta Enrique Jardiel Poncela en La tournée de Dios (que ha reeditado BlackieBooks), lo mejor que le podría pasar es lo que le sucede en esa novela desternillante: que tras el bombazo mediático –con visita al palco del Bernabéu incluida– poco a poco la gente se olvidara de él (que caduque lo que los expertos en comunicación llaman el ciclo de noticias). Eso sería lo mejor y lo menos probable. Lo más seguro sería que la jerarquía católica y sus adictos del PP (Fernández Díaz, Gallardón, Trillo…) se emplearían a fondo en convertir a ese barbudo perroflauta en poco menos que líder del aparato militar de ETA, asesino de niños, profesor de capoeira y, por supuesto, culé. Jesús acabaría probablemente de tertuliano. Ya veo a Marhuenda, Rojo e Inda en La Sexta confundiéndolo con Pablo Iglesias y preguntándole insistentemente por Venezuela y Cuba:

– Amaos los unos a los otros…

– Ya, ya, pero ¿y tu apoyo a Chávez? Mira esta foto: Chávez sosteniendo una estampita en la que sales… ¿Qué tienes que decir?

– Hijos míos, yo he venido aquí a anunciar la Palabra de Dios, pedir pan para los pobres y para los hambrientos de justicia. Recordad que antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico entrará en el Reino de los Cielos…

– ¡Lo que os decía! ¡Eres un chavista y además estás tú muy gordito para decir esas cosas!

España se llena estos días de procesiones y con la Semana Santa llegan esas entrañables portadas del ABC y La Razón. Lo de menos, por supuesto, es el subversivo mensaje del Evangelio. En Cuenca, en Málaga, en tantos otros sitios, el Ejército y especialmente la Legión, esos aguerridos novios de la muerte, pasean a un Cristo del que renegarían cuando lo vieran pedir papeles para todos, lavar los pies a los delincuentes y poner la otra mejilla. Los gobernantes del Opus, agradecidos a San Josemaría por haberse sacado del magín esa secta que concilia santidad con ultracapitalismo depredador, mandarían a los centuriones de la UIP a disolver cualquier concentración de cristianos de base, no vaya a calar el mensaje de que todos somos hijos de Dios: o sea, iguales.

¿Qué diría Jesús de un Estado que permite el desahucio de familias o en el que más de la mitad de los niños están en riesgo de pobreza? Da igual porque, total, ¿a quién le importa lo que dijera Jesús? Lo importante es que aquí celebramos funerales oficiales con Rouco, y el Gobierno concede medallas al mérito policial a la Virgen. Además Santa Teresa intercede por España, porque somos un país de primera división.

Rubalcaba y Valenciano correrían a hacerse un ‘selfie’ con Jesús (la socialdemocracia ha quedado para hacerse ‘selfies’ y poco más) pero luego, si el PSOE volviera al poder, mantendrían el Concordato con la Santa Sede, los crucifijos en los colegios públicos y la exención del IBI para los amigos de Montoro. En Izquierda Unida posiblemente no sabrían qué hacer. ¡Sorpresa! Discutirían hasta el día del Juicio Final sobre si convocar una Asamblea Extraordinaria para votar por correo postal certificado y a la pata coja un acercamiento táctico, que no estratégico, ¡compañeros!, a Jesús (no olvidemos que se ha hecho un ‘selfie’ neoliberal con Rubalcaba). Los de Cayo Lara contarían con la firme oposición interna del Frente Popular de Judea y con el apoyo incondicional del Frente Judaico Popular. La cosa terminaría con cuatro o cinco escisiones y con Gaspar Llamazares haciendo roscos de anís en un convento de Badajoz. Artur Mas sería más categórico: “En Madrid tendrán a Jesús, pero nosotros tenemos a La Moreneta”.

Pero ¿y entre las masas? ¿Qué ocurriría? ¿Qué diría la sana ciudadanía española?

Los hipsters: “A pesar de esas barbas, Jesús es tan ‘mainstream”.

Las señoras que…: “¿Ha estudiado? ¿Trabaja? ¡Con 33 años y todavía sentado a la diestra de Dios!”.

Los jubilados apoyados en la cerca: “¿Y a eso lo llamas tú evangelizar? En nuestros tiempos sí que sabíamos evangelizar”.

El señor acodado en la barra del bar: “Esto se arreglaba poniendo otra vez la pena de muerte”.

Lobato: “Al Ferrari aún le falta evolucionar, no es culpa de Alonso”.

Y todo en este plan.

Tengan paciencia los cristianos de base, los laicos, los laicistas, los ateos y los agnósticos, y recen todos ellos por el Advenimiento de un Estado laico de verdad, mientras esperamos la gloriosa venida del Mundial de Fútbol.