“Lo malo no es la paga de Navidad, sino la pérdida de derechos”

MADRID-VALENCIA // La imagen que la oficina del Inem del céntrico barrio madrileño de Embajadores ofrecía esta mañana era casi una fotografía en miniatura de las estadísticas que ponen nombre, edad y género a los más de cinco millones de desempleados que tiene este país. En el local del servicio estatal de empleo, abarrotado pero cubierto por un silencio lúgubre, se mezclaban muchos jóvenes con mujeres de mediana edad y no pocos inmigrantes.

Personas como Patricio, un cristalero ecuatoriano de 48 años, que a su situación de desempleado de larga duración añadía esta mañana la humillación de sentirse “insultado”, subrayaba. Insultado por Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno, que ayer justificó el recorte a la prestación por desempleo con el argumento de que esta medida incentivará a los parados para que busquen empleo.

Durante los dos años que han pasado desde que su empresa cerrara y echara a todos los obreros a la calle, sin finiquito y sin indemnización, Patricio ha tenido un “incentivo” mucho más acuciante: dar de comer a su familia. Su mujer tampoco ha encontrado trabajo y sus dos gemelos de 19 años, que encadenan cursos en el paro, tampoco han logrado lo que ya parece un milagro: un contrato.

“Llevo dos años buscando y no encuentro nada. Lo que dijo ayer Rajoy es un insulto para nosotros, sobre todo porque vienes aquí [a la oficina del INEM] y no te solucionan nada. En dos años que llevo en el paro nunca me han llamado para una entrevista de trabajo. Sólo para preguntarme cómo iba la búsqueda. Esto es un cachondeo”, asegura indignado Patricio, que subsiste gracias al subsidio de 420 euros que, para colmo, este mes no le han pagado por un error del Inem. Su mujer cobra también esa prestación mínima.

¿Cómo una familia de cuatro personas puede vivir con tan poco? La ecuación es fácil: privándose de casi todo. “Afortunadamente, pagamos sólo 450 euros de alquiler; con el resto comemos y pagamos las facturas, pero ahora, con la subida del IVA, no sé qué vamos a hacer. Nos vamos a morir todos de hambre”, se lamenta compungido Patricio.

A unos metros de él, sentada en un poyete frente a la sede del inem, Leticia, de 23 años, está esperando para apuntarse al paro. Es licenciada en Pedagogía y tiene un máster en psicomotricidad, pero dice que no tiene “ninguna esperanza” de encontrar empleo. Acabó los estudios en mayo y se considera parte de esa generación perdida que tiene dos currículum en el cajón: uno con sus estudios reales y otro despojado de títulos para entregar en cafeterías y tiendas de ropa.

536 curriculum 

Inés, profesora de educación infantil, primaria e inglés, de 25 años, ha venido para solicitar cobrar el paro en julio y agosto, después de estar todo el año haciendo sustituciones por maternidad. A Rajoy y su argumento que describe a los parados como pasivos, le responde con un dato; en los últimos meses ha echado “536 curriculum” y a duras penas ha conseguido un trabajo que empezará en septiembre. Pero deja claro que ella «ha tenido suerte».

Aunque sean sólo dos meses, esta joven cobrará el subsidio en verano en lugar de acumular el paro. Sus motivos se remiten de nuevo a los recortes anunciados ayer: sus padres son los dos maestros y ahora se han quedado sin la paga de Navidad, por lo que los ingresos de la familia se verán muy mermados: “Mi padre me ha dicho que pida los dos meses de paro porque van a perder cada uno 2.000 euros al año”.

La eliminación de la paga de Navidad para los empleados públicos es para Susana López, funcionaria de la UNED de 42 años, una medida mucho más drástica de lo que la gente supone. Como muchos funcionarios, Susana es prácticamente milerurista. Su salario neto es de 1200 euros gracias al plus que cobra en concepto de trienios y por sus dos hijos, de 16 y 6 años de edad. Pero otros compañeros, sin hijos, apenas si superan los mil euros. Un auxiliar administrativo de esta universidad cobra un sueldo neto de 1060 euros. “El resultado”, explica Susana, “es que eliminar la paga de Navidad representa una rebaja real del 10% de nuestros ingresos”.

«Rajoy sabe que los funcionarios no tienen buena reputación»

“Al menos en esto Rajoy ha sido inteligente, pues sabe que el funcionariado no goza de buena reputación en España y que esta medida no va a ser muy impopular. Rajoy se cree que los sueldos de los funcionarios son una hucha en la que puede meter la mano cuando quiera”, explica.

Sin embargo, lo que más le duele a Susana no es perder la paga de Navidad ni tampoco el haber dejado por el camino “un 20% de poder adquisitivo, algo que ahora se agravará por la subida del IVA”, sino “la pérdida de derechos”. Unos derechos adquiridos en los “últimos 30 o 40 años”, recalca, “que ya no se van a recuperar”.

“¿En qué estaba pensando la gente que votó al PP? La política de derechas en tiempos de prosperidad económica puede no ser tan mala, pero en época de crisis la derecha no hace sino recortar en lo social. ¿Por qué tenemos que pagar siempre los mismos? ¿Por qué el gobierno no se ocupa del fraude fiscal de las grandes empresas y de los equipos de fútbol?” se pregunta Susana. Y concluye: “Los ‘ciudadanos ejemplares’ de los que habla Rajoy tendríamos que salir a la calle a tirar piedras. Pero el problema es que hay mucha resignación. Aquí convocaron una huelga y la secundamos cinco”.

Los recortes anunciados este miércoles por el gobierno de Rajoy afectan también a los dos sectores que durante la campaña electoral prometió no tocar: sanidad y educación. En sanidad el presidente del sindicato CESM en la Comunidad Valenciana, Andrés Cánovas asegura que están ya al límite. “El problema es que aquí”, añade Cánovas, “fuimos los primeros que comenzamos a sufrir un problema grave con la pérdida del 50% de la carrera profesional y ahora esta situación que se nos plantea puede hacer que haya médicos que pierdan entre el 10, el 15 o hasta el 30 por ciento de su salario”. De hecho, Cánovas asegura que algunos profesionales han dejado de ganar unos 11.000 euros anuales.

Nuevas protestas en Valencia

El presidente de CESM-CV confía en que las comunidades autónomas, en este caso la valenciana, no apliquen las medidas de recorte ya que a su juicio “ya se han tomado duras medidas de ajuste en las retribuciones”. En todo caso, desde el sindicato se anuncian concentraciones y protestas para que el gobierno dé marcha atrás.

En educación la eliminación de la paga de Navidad, que de facto se convierte en una pérdida del 8% en la nómina, se ha tomado como una agresión más. “Lamentablemente ya nos estamos acostumbrados, ya nada nos sorprende”, comenta Joan, un profesor apenado por lo que considera una derrota.

Él ha sido uno de los tantos maestros que han pasado por delante de la acampada que los interinos han montado ante la dirección territorial de educación y donde han pasado ya tres noches. Su reclamación, que el curso que viene hasta 3.000 profesores de todo el País Valencià se irán a la calle (debido al aumento de ratios en las clases y de horas lectivas de cada profesor). Sobre las nuevas medidas de ajuste lo tienen claro, “es una más, estamos tan al límite que cada recorte nos hunde todavía más, hasta que acaben con el país”, comenta indignada una profesora. El miércoles sacaron una guillotina a la calle para mostrar su protesta y están a la espera de nuevas convocatorias.

Información de Trinidad Deiros y Toni Martínez