Sociedad
Cómo sacar de la precariedad a quienes han sido (y son) esenciales
Un informe de Oxfam Intermón recoge una batería de medidas como hacer más costosa la contratación temporal, mejorar las prácticas de contratación de las administraciones públicas, reforzar la inspección laboral y reducir el impacto de la subcontratación o los falsos autónomos.
«Pues yo para que te hagas una idea, en los meses de picos gordos, he trabajado unas 240 horas mensuales. Había semanas que no encadenaba… como mucho 24 horas de descanso. Seis guardias de 24 horas al mes y las 35 o 37 horas a la semana». Cristina Sánchez acaba de terminar su residencia. Durante la pandemia ha trabajado en un centro de salud, en urgencias y también en IFEMA. Ahora le esperan guardias y más guardias o suplencias de consulta en consulta.
Amalia Caballero, de origen ecuatoriano, lleva más de 20 años en Madrid. Trabaja como empleada de hogar. «[Si no existiéramos], qué difícil lo tendrían las señoras que salen a trabajar para tener una independencia económica, como hemos peleado siempre las mujeres. Qué difícil lo tendría el Estado […] Y muchas de las trabajadoras del hogar lo hacen en la esclavitud».
Fernando es rider: «Es un sistema de trabajo precario, y la mayor parte de los compañeros son extranjeros».
Aroa, auxiliar de dependencia en una subcontrata de la administración: “Siempre hay el miedo de perder el trabajo y siempre vas a hacer horas de más”, explica. “Las compañeras, por ser vulnerables, inmigrantes o monomarentales, no saben decir que no”.
Todos ellos, todos estos trabajos esenciales, son a su vez los más precarios. Es la principal conclusión del último informe de Oxfam Intermón. “Auxiliares de dependencia, profesionales sanitarios, mensajeros de plataformas, trabajadoras del hogar o cajeras de supermercado están entre los más precarizados y peor pagados”, explica en una nota de prensa Liliana Marcos, coautora del informe y experta en políticas públicas y desigualdad de Oxfam Intermón. “Ellos y ellas han sido los esenciales, los que no han podido parar mientras se paraba todo lo demás. Y salen de la pandemia igual que entraron: precarios”, denuncia.
En el grupo de las personas afectadas por la precariedad laboral, las subcontratadas son las más vulnerables. Según recoge el informe, la tasa de despidos entre quienes están en esta situación multiplica por seis la del conjunto de sectores: de febrero a mayo de 2020 la ocupación cayó un 5%, pero la bajada en el sector de “actividades relacionadas con el empleo”, que engloba a empresas de trabajo temporal y multiservicios, cayó en un 30,9%.
Oxfam Intermón denuncia también que las profesiones del hogar y cuidados son de las más precarizadas. “Una auxiliar de geriatría tiene un sueldo base de algo menos de 1.000 euros, y una trabajadora del hogar no tiene derecho a desempleo”, explica Marcos. “No es casualidad –prosigue– que se trate de empleos altamente feminizados. No podemos permitir que una de cada tres trabajadoras del hogar o de cuidados viva por debajo del umbral de la pobreza”.
Sector sanitario
Esta precariedad laboral afecta también al sector sanitario, con especial incidencia entre los jóvenes: la tasa de temporalidad es del 80% entre las y los enfermeros de 24 a 35 años contratados en el sistema público.
En su informe, la ONG ha calculado también que la pandemia costará más empleos en España que en otros países de su entorno. Por cada punto que disminuya el PIB, la tasa de desempleo subirá 0,2 puntos en el Reino Unido, 0,3 en Italia o Francia y hasta 0,8% en España.
Oxfam Intermón recuerda que, en apenas 20 días de marzo 900.000 personas se dieron de baja en la seguridad social por la paralización de la actividad económica, con especial afectación en sectores como la construcción o la hostelería en los que el 73% de personas corresponde a grupos de cotización bajos, con mayor presencia de mujeres, jóvenes y personas de baja cualificación.
En 2019, recuerda Oxfam, más de uno de cada tres contratos con duración determinada tenía una duración inferior a una semana, mientras que prácticamente una de cada tres personas asalariadas (28,27%) tuvo tres o más contratos. La tasa de temporalidad en España es la más alta de la UE, prácticamente el doble de la media comunitaria, y tiene especial relevancia en el sector público: las administraciones tienen una tasa de temporalidad del 27,5% frente al 24,4% del sector privado.
En cuanto a la parcialidad, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima en unos 5,5 millones las personas trabajadoras infrautilizadas en España porque querrían trabajar más horas de lo que actualmente hacen.
El 74% de las personas con contratos parciales son, además, mujeres y tras esos contratos se esconden, en ocasiones, horas no cotizadas y trabajadas en el marco de la economía informal.
Propuestas para un empleo digno
Oxfam Intermón demanda que esta vez la reconstrucción tenga como pilares la protección y el refuerzo de las rentas salariales y la garantía de los derechos laborales, particularmente de las y los trabajadores esenciales. La crisis económica dejada por la pandemia, según cálculos recientes de la organización, hará que España retroceda en los tímidos avances para reducir la desigualdad que se habían hecho en los últimos cuatro años, y arrojará a la pobreza a un número estimado de 700.000 personas, si no se adoptan medidas correctivas.
El informe Esenciales recoge una batería de medidas muy concretas que pasan por dar más poder de negociación a trabajadores y trabajadoras, hacer más costosa la contratación temporal para reducir su uso, mejorar las prácticas de contratación de las administraciones públicas, reforzar la inspección laboral y reducir el impacto que la subcontratación o los falsos autónomos tienen en la reducción de costes salariales. La ONG ha lanzado una recogida de firmas para lograr apoyo a estas propuestas. “No podemos permitir”, dice Marcos, “que las personas que nos han cuidado esta pandemia tengan estos niveles de inseguridad. Tenemos que cuidar de quienes nos cuidan”.
Oxfam Intermón defiende así mismo una regularización por razones extraordinarias de las personas que residen en España, y una reforma de las condiciones de arraigo de la actual Ley de Extranjería.
“La reducción de la precariedad y la mejora de la igualdad de oportunidades”, concluye Marcos, “son vitales a la hora de reducir una desigualdad que, sin estas medidas, seguirá enquistada en nuestro país”.