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Hablemos de la ‘eutopía’: en el espejo de Trump (y 2)

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Internacional | Opinión

Hablemos de la ‘eutopía’: en el espejo de Trump (y 2)

Stanislaw Strasburger ha encontrado en México una razón para creer que otro mundo es posible. En la imagen, un avión reconvertido en biblioteca pública en la Utopía de Teotongo. TANIA VICTORIA / SECRETARÍA DE CULTURA DE LA CIUDAD DE MÉXICO
Stanislaw Strasburger
25 mayo 2025 Una lectura de 7 minutos
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Reconocer las maquinaciones autocráticas europeas reflejadas en el espejo de Donald Trump significa también constatar que, en las últimas décadas, no solo nos hemos engañado sobre las políticas de las llamadas «grandes potencias» y sus herederos, sino también sobre nuestros propios actos como beneficiarios de esta neoautocracia.

Cuando se trataba del Sudeste asiático (Corea, Vietnam, Laos, etc.), Oriente Próximo (Irán, Irak, Siria, Palestina, etc.) o América Latina, supuestamente siempre hemos buscado fortalecer los «valores democráticos» y «la paz». Nosotros, los occidentales, estábamos encantados de dar fe de ellos ante los demás mientras cometíamos o encubríamos crímenes atroces.

El presidente estadounidense simplemente continúa con esta política. Esta vez, sin embargo, también nos afecta a nosotros, los europeos. Y, a veces, habla de ello sin rodeos. Tanto si nos gusta como si no, Canadá y Groenlandia son ejemplos de reliquias del colonialismo europeo sobre las que simplemente hemos hecho la vista gorda.

¿No es el Canadá actual un producto de las guerras imperiales de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, y de negocios turbios que devastaron los recursos humanos y la naturaleza, incluido el comercio de tierras y personas a escala gigantesca (Compañía de la Bahía de Hudson, Luisiana, Alaska, etc.)? Por no hablar del trato a las Primeras Naciones, al que podríamos referirnos como genocidio.

¿Y qué hay de Dinamarca? Este país supuestamente tranquilo y progresista se separó dolorosamente de Islandia y las Islas Feroe durante el siglo pasado, pero se aferra a Groenlandia, donde, no hace mucho, el gobierno esterilizaba a las mujeres inuit por la fuerza.

En este contexto, las fronteras existentes y los sistemas políticos y económicos del corazón de Occidente tienen una legitimidad social cuestionable, si es que la tienen. Nuestro mundo contemporáneo es principalmente el producto de dos siglos y medio sangrientos que han costado cientos de millones de vidas, hectolitros de sangre y un sinnúmero de existencias destruidas. ¿Merece la pena garantizar la seguridad con el elevado riesgo de una guerra para mantener una herencia tan problemática?

Creo que necesitamos algo totalmente diferente: la eutopía nos impulsa a esforzarnos para plantear, por fin, de un modo completamente nuevo, en qué consiste un mundo mejor y cómo lograrlo. Todo el mundo necesita urgentemente un cambio.

Agenda progresista

El ejemplo de Trump podría ser nuestra oportunidad para corregir los errores del pasado. Con la imposición de aranceles y el endurecimiento de la política migratoria, el presidente estadounidense intenta dificultar el flujo de personas y mercancías. A menos que se cree un espacio político y económico unificado (incluyendo a Canadá y Groenlandia como parte de Estados Unidos). Uno puede indignarse ante esto, claro, pero también puede recordarse que el panamericanismo fue el sueño de casi todos los movimientos anticoloniales del continente, desde Alaska a la Patagonia. Washington se beneficia del fracaso trágico de esos sueños. Un fracaso al que Europa contribuyó de manera esencial.

Por lo tanto, puedo percibir el proteccionismo de Trump como un mensaje que transmite lo siguiente: las materias primas y los bienes de consumo no deberían circular libremente entre países cuando a las personas no se les permite hacerlo. Desde la perspectiva de la eutopía, este es otro sueño robado. Después de todo, un mundo mejor es aquel en el que las personas pueden moverse con la misma libertad con la que circulan los productos de la economía global.

Si seguimos esta línea de pensamiento, podríamos recuperar nuestra propia influencia progresista: si el mundo entero se uniera a Estados Unidos, no habría aranceles ni fronteras. Contaríamos con un sistema fiscal único, un sistema sanitario común y recursos naturales ilimitados. Incluso estaríamos a salvo de la guerra. Y apuesto a que Donald Trump no ganaría las próximas elecciones presidenciales en los «Estados Unidos del Mundo».

Las utopías mexicanas y la ‘eutopía’

Contrariamente a lo que pudiera pensarse, sí que es posible una política progresista a una escala similar. A principios de este año, pasé tres semanas en Ciudad de México. Allí llevé a cabo proyectos en torno a la eutopía, pero también observé las prácticas políticas de Claudia Sheinbaum, presidenta de México, y de Clara Brugada, jefa de Gobierno de la Ciudad de México y exalcaldesa de Iztapalapa, un distrito urbano muy complejo.

La política de México hacia Trump es, por supuesto, un tema para otra ocasión. Sin embargo, me impresionó mucho la reacción de Sheinbaum ante el primer anuncio de la introducción de aranceles a los automóviles importados de México a Estados Unidos. ¿Amenazó la presidenta con una guerra arancelaria? ¿Se sintió ofendida? No, su primer instinto fue invitar a los jefes de las empresas automovilísticas del mundo a una reunión. Propuso buscar juntos un compromiso que fuera en interés de todas las partes. En respuesta a la sombría distopía de un Estado autárquico con la que Trump intenta seducirnos, el mensaje de la presidenta mexicana se acerca al pensamiento eutópico: construyamos lazos y aprovechemos los recursos de la sabiduría colectiva.

Clara Brugada pertenece al mismo partido que Sheinbaum. Independientemente de la turbulenta situación mundial, sigue adelante con su espectacular política social. Su principal objetivo es mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. El proyecto emblemático de Brugada, ya desde su etapa en Iztapalapa, son las llamadas «Utopías».

Hoy en día, Utopías es un grupo de 16 centros comunitarios integrales que se construyeron desde cero. Quien no se sienta bien, tenga problemas en su vida o simplemente quiera pasar un buen rato, puede visitar una de estas Utopías. Las mujeres, por ejemplo, encontrarán allí una oferta especial para ellas. No solo pueden recibir fácilmente asesoramiento médico o psicológico, sino que también pueden dejar a sus hijos o familiares mayores en buenas manos mientras participan en actividades deportivas, educativas o incluso de spa.

El carácter eminentemente participativo de Utopías queda patente en sus talleres de cocina. Cualquiera puede participar y aprender a cocinar de una forma más sostenible, saludable y sabrosa. Para mantener un enfoque práctico y cercano a la vida cotidiana, los participantes deben llevar sus propios ingredientes. Un experto o una experta en nutrición dirige la clase y luego se llevan a casa los platos preparados. De esta manera, la familia descubre cosas nuevas sin alejarse demasiado de lo ya conocido. Además, la próxima vez se pueden compartir los aprendizajes y ajustar los siguientes pasos.

A nivel micro, el mensaje político de Clara Brugada va de la mano del de Sheinbaum. Demuestra que la autarquía es una quimera y que un buen Estado es aquel que ayuda a construir y valora los lazos sociales.

Hablemos de la ‘eutopía’: en el espejo de Trump (y 2)
La hoy presidenta de México, Claudia Sheinbaum, junto a Clara Brugada (a la dcha.) en una imagen de archivo. SECRETARÍA DE CULTURA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Esta experiencia me ha impresionado mucho. Me gustaría que los políticos europeos nos mostraran un respeto similar. Deberían abandonar la arrogancia de creer saberlo todo. Y acostumbrarse a aprovechar los recursos de la sabiduría colectiva. Deberían definir sus objetivos y acciones en constante comunicación con nosotros, con la ciudadanía, tanto a nivel local como global.

Trump, fiel a la historia europea

Trump habló de «cuerpos y balas» minutos antes de que estallara su famosa pelea con el presidente Zelenski en el Despacho Oval. Admitámoslo: es difícil no sentir repulsión ante aquella escena. No estamos acostumbrados a presenciar este tipo de conversaciones a un nivel político tan alto. Pero volvamos, una vez más, al espejo. ¿Quién de nosotros no ha utilizado un tono similar con sus propios padres, hijos o colegas de trabajo? ¿Y cómo fueron las conversaciones, por ejemplo, en Versalles, en 1919, cuando se confirmó la independencia de Polonia, pero no la de Ucrania? ¿O cuando en julio de 1945 se retiró el reconocimiento internacional al gobierno polaco en el exilio? La diferencia es que entonces no había cámaras.

¿Acaso alguien ha hablado con los millones de personas en Ucrania y Rusia enviadas a la guerra o condenadas a sufrirla porque un pequeño grupo de viejos funcionarios (presidentes, primeros ministros y oligarcas) y algunas pocas damas funcionarias decidieron que preferían la guerra en lugar de dialogar hasta caer rendidos? Esto me escandaliza especialmente. Porque incluso la conversación más impertinente es mejor que una matanza.

Permítanme recordarles lo que escribí en la primavera de 2022 en el diario polaco Rzeczpospolita: «No existe tal cosa como ‘una guerra justa’. La guerra no es una herramienta para resolver nada. Es un indicio de la bancarrota de las élites políticas, que son incapaces o que no quieren mantener la paz. Así que, antes de enviarnos a la guerra, deberían asumir la responsabilidad por su fracaso y marchar ellos mismos al frente».

Mientras tanto, en el espíritu de eutopía, les insto a no renunciar al lenguaje político de la empatía y los sueños. Incluso propongo que mostremos un mínimo de gratitud al presidente estadounidense –parece especialmente receptivo a ello–. Y mientras él disfruta de este aprecio, nosotros podríamos aprovechar el tiempo para crear las condiciones que hagan del mundo un lugar mejor y ponerlas en práctica.

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16 agosto 2024
Comentarios
  1. Chorche dice:
    27/05/2025 a las 20:14

    Hay algo que no se compra ni se vende, y por eso molesta tanto.
    Cuando EEUU tenía esclavos de grilletes, se presentaba como ejemplo de democracia. Aún hoy se insiste en que nunca ha tenido una dictadura.
    El apartheid de Sudáfrica era defendido por Ronald Reagan como un bastión de la libertad en aquel continente lleno de negros propensos al socialismo, mientras Nelson Mandela ocupaba la lista de “peligrosos terroristas” de Londres y de Washington.
    ¿Cómo es posible que Israel, otro régimen de apartheid según todas las organizaciones internacionales de DDHH y según muchos israelíes, sea definido como una democracia? Un régimen brutal, con licencia para matar y masacrar a gusto, con todos los miles de millones de dólares extranjeros en armas y alta tecnología, y llorar como si fuese la víctima universal.
    ¿En qué mente decente cabe que mientras se masacra a decenas de miles de niños se insista que esos y todos los niños que aún sobreviven hambreados, traumatizados y amputados deben morir y, como si esto fuese poco, son adulados por los temblorosos líderes de la derecha y de la izquierda mundial?
    Tengo una colección de amenazas cobardes (baneos, listas negras) y ninguna me asusta, pero también tengo la solidaridad de innumerables judíos decentes que no se dejan corromper por esa ideología fanática, racista y supremacista.
    Lo repetiré una y mil veces. Pueden matar todos los miles de seres humanos que quieran, pueden amenazar a los miles de millones de habitantes de este planeta que protestan contra esta barbarie, pero nunca podrán matar la dignidad ajena que los cobardes genocidas, muy bien armados y adulados, nunca tuvieron.
    La historia les tiene reservada una cámara séptica a la vuelta de la esquina.
    -Jorge Majfud, La Haine-

    Responder
  2. Carmen C. dice:
    26/05/2025 a las 17:40

    No es la clase política la que decide y tiene sometido al mundo, es el capital.
    La clase política son los encargados del cortijo para hacer que lxs trabajadores cumplan las órdenes del amo del cortijo.
    La clase trabajadora somos miles de millones en el mundo pero desunidos, sin fuerza, no reaccionamos ante un peligro que aún no hemos logrado percibir.
    Entre la manipulación y la inconsciencia de las masas por un lado y la fuerza suicida e irracional de un capitalismo ciego y desbocado por otro, hay días en los que yo siento que nos vemos al garete sin remedio.
    ——————————————
    «Después de 20 meses de exterminio», (Marta Haserrea, «LoQueSomos»)
    Demasiado tarde o el bochornoso espectáculo de la política internacional
    Dice la asesina de ancianos y todos sus secuaces que hay que apoyar a la colonia asesina de niños. Todo en orden. La derecha se posiciona abiertamente a favor del genocidio.
    No sé qué es más impresionante, si ver un genocidio en directo o ver a amplios sectores de la sociedad apoyándolo.
    Fanáticos ultracatólicos de medio mundo, fascistas de todo pelaje y liberales sin escrúpulos dicen sin complejos que hay que acabar con 2 millones de personas.
    El resto calla.
    Hablamos de decenas de miles de asesinados, muchos más de las cifras oficiales, la mayoría siguen desaparecidos bajo los escombros. Hablamos de cientos de miles muriendo de hambre. La ONU dice que 14.000 niños morirán de inanición en las próximas 48 horas.
    EEUU es una organización terrorista y Europa una banda criminal.
    Si el mundo continúa mañana, La Casa Blanca será juzgada y condenada por genocidio y el Parlamento Europeo por colaboración directa y complicidad.
    Y hoy, justo hoy (20 de mayo), dicen los títeres internacionales que “igual habría que hacer algo, que a lo mejor se podría empezar a pensar en presionar a Israel, incluso en dejar de suministrarles armas”. Hoy, después de 20 meses de exterminio.
    Hoy dice el gobierno español que “se abre un trámite parlamentario para la modificación de la ley (53/2007)” para aplicar un embargo de armas. Embargo que podrían decretar de inmediato y que deberían haber aplicado hace concretamente 77 años.
    Hoy dice la Comisión Europea que “investigará si Israel cumple con los DDHH”. ¿DDHH? ¿DDHH? ¿Europa?
    ¿Qué esperan con este paso? ¿A qué o a quién obedecen?
    No sé qué es peor si ver un genocidio en directo o contemplar este bochornoso espectáculo.
    Es escandaloso. No existe antecedente de semejante descaro y mofa social.
    Si no tuviera un hijo preferiría mil veces estar muerta que vivir en esta puta tragedia de sociedad en la que estamos presas.
    Espero que paguen con su sangre los miserables soldados que son los israelíes. Espero que les acompañen los criminales fascistas que les apoyan desde todas partes del mundo. Espero que lo sufran en sus carnes todos los que han estado callados todo este tiempo. Que mueran de vergüenza todos los que me han esquivado la mirada porque ni tienen vergüenza ni la conocen. Los que miran a otro lado cuando ven una kufiya, que la lleven tatuada con fósforo blanco en las sienes.
    Porque está de moda ser un canalla, sí, por acción o por omisión.
    Que nos jodan a todos, somos basura, y Palestina es eterna, digna y libre.
    Jamás un pueblo desnudó tanto al mundo, jamás un pueblo resistió con semejante ejemplaridad y valentía. Jamás un pueblo dió la lección que está dando Palestina.
    La ONU ya no existe, hay más vida en una de las miles fosas comunes de Gaza que en cualquier organismo internacional. No creo que nadie se atreva a negarlo.
    El mundo está muerto, se divide entre los asesinos y los que los contemplan, soltando algún suspiro de rubor ocasional.
    Si el sionismo vence no quedará la menor esperanza para las clases populares en ningún rincón del mundo.Gaza agoniza y ninguno de nosotros estamos del todo vivos.
    La lucha de los oprimidos del mundo se juega en Gaza.
    “Allí donde el imperialismo se concentra con todas sus fuerzas, quienes lo enfrentan lo hacen en nombre de la Humanidad”.
    Todos somos unos miserables esclavos, sólo es libre Palestina.

    Responder

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