La campaña que logró ‘normalizar’ la gestación subrogada en Irlanda en tiempo récord
En plena pandemia, los grupos a favor de la gestación subrogada en Irlanda comenzaron a organizarse con el objetivo de conseguir un marco legal para llevar a cabo este tipo de procedimientos. Tras una intensa campaña política y mediática lograron su objetivo en un tiempo récord: en julio de 2024 se aprobó una nueva Ley de Reproducción Humana Asistida (AHR, por sus siglas en inglés), con un apartado concreto dedicado a la gestación por subrogación.
Más de un año después, la ley aún no se ha implementado, pero el Gobierno irlandés dio uno de los pasos más importantes para ponerla en marcha el 13 de octubre de 2025 al crear la Autoridad Reguladora de la Reproducción Humana Asistida (AHRRA). Este órgano se encargará de autorizar y supervisar que los procesos de gestación subrogada cumplan con los requisitos legales establecidos en la norma.
La presidenta del ente regulador, nombrada por la ministra de Salud, es Deirdre Madden, una profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Cork (UCC) especializada en salud reproductiva y ética que se ha manifestado públicamente a favor de regular la gestación subrogada. Uno de los foros más destacados en los que lo ha hecho es, precisamente, en el Parlamento irlandés, durante la Comisión Conjunta sobre la Subrogación Internacional celebrada en el año 2022.
Igual de relevante resulta que, entre las ocho personas que engrosan la junta directiva del órgano regulador -conformada principalmente por profesionales médicos y juristas-, se encuentran algunas de las caras más visible del lobby por la gestación subrogada en Irlanda: Ciara Merrigan, la presidenta de la asociación Irish Families Through Surrogacy, y Mary Wingfield, fundadora y hasta hace poco directora de la Merrion Fertility Clinic, una de las clínicas de reproducción médicamente asistida más importantes del país.
Tras más de un año de aparición en medios locales y nacionales, de reuniones tanto públicas como privadas con senadores y partidos políticos, los grupos que impulsaron la campaña a favor de una ley que permita la gestación subrogada en Irlanda han conseguido lo que se proponían: no solo que se aprobase la norma, sino también meter la cabeza en los máximos órganos de decisión al respecto. De ahí que, desde hace unos meses, Irlanda sea un ejemplo para los grupos a favor de la subrogación.
Puntos clave
Uno de los puntos más importantes de la ley es la prohibición explícita de prohibir los pagos a mujeres gestantes. A tal efecto se establece un sistema de compensaciones con el objetivo de poner fin a la gestación subrogada comercial, tanto en el ámbito nacional como en el extranjero. Como sucede en Grecia, solo se permitirán compensaciones por determinados gastos relacionados con el embarazo, el parto y el puerperio (pérdida de ingresos por tener que dejar el trabajo, gastos médicos o de desplazamiento y otros similares). Se pretende, así, reducir las posibilidades de trata, tráfico y explotación de las mujeres y fomentar un modelo supuestamente altruista.
La ley obliga a que las gestantes hayan residido al menos dos años en Irlanda, en el caso de la subrogación nacional, y un año si se trata de procesos en el extranjero. También exige que tengan un abogado o abogada independiente y prohíbe las agencias mediadoras.
Propone cambios para facilitar la filiación entre los contratantes y el bebé, y exige que, en algún momento, los contratantes den a conocer a sus hijos las características de su nacimiento.
El primer objetivo de la campaña: poner la conversación sobre la mesa a través de la prensa
“Queríamos un marco ético que protegiera a nuestros hijos, a la gestante y a los padres. Nadie entra en un acuerdo de gestación subrogada queriendo que alguien sea víctima de trata; por eso queremos implementar salvaguardas. Y eso se hace legislando. Prohibir la gestación subrogada no va a hacer que desaparezca; se continuará haciendo, en la sombra”. Quien habla es Ciara Merrigan, presidenta, presidenta de Irish Families Through Surrogacy (IFTS), el principal lobby a favor de la subrogación en Irlanda, con 350 familias involucradas y creado en 2020.
Merrigan es madre de dos niños obtenidos mediante este procedimiento; y desde mediados de octubre de 2025, uno de los miembros de la Junta de la Autoridad Reguladora. “Ahora tendremos que reunirnos para nombrar a un director ejecutivo; es una de las prioridades”, explica a este medio días después de conocerse su nombramiento.
El primer paso para impulsar la campaña irlandesa a favor de la gestación subrogada fue organizarse: en el grupo inicial, de 12 progenitores, cada uno se encargó una cosa: a los que se les daba bien redactar escribían las notas de prensa para mandar a los medios, a quien se le daba bien la informática montó una página web y quien se manejaba con los números se encargó de las tareas administrativas.
El objetivo inicial de la campaña era dar a conocer las condiciones en las que vivían las familias que habían tenido hijos por gestación subrogada y poner la conversación sobre la mesa en la sociedad irlandesa a través de los medios locales. “Esto no se trata de nosotros, sino de nuestros hijos”. Esa, cuentan, fue la clave de todo. Con este lema, las familias querían mostrar las dificultades, sobre todo de filiación, a las que se enfrentaban las personas que optaban por este procedimiento.
A Irish Families Through Surrogacy se le unieron otros grupos, como LGTB Ireland, Irish Gay Dads o NISIG (Ireland‘s National Infertility Support and Information Group). “La campaña fue enorme. Nos centramos en medios locales durante el verano, porque los políticos estaban de vacaciones. Fuimos al sur de Irlanda, donde veranean, y desde allí trabajamos con los medios locales”. El método, según el relato de IFTS, era contar las historias personales. “Insistíamos mucho en la ausencia de legislación. Nos llevó más tiempo llegar a los medios nacionales, pero lo conseguimos. Pasamos de rogarles que nos sacasen un artículo a que nos los pidieran”, explica Ciara Merrigan.
En su batalla para extender el mensaje e intentar normalizar la conversación sobre la subrogación, contaron con el apoyo de la exsenadora Mary Keery Searney, también madre por subrogación; celebridades como Rosana Davison (Miss Mundo 2003, actriz y cantante) y Mark Feehily (músico del extinto grupo de música irlandés Westlife).
La campaña funcionó y la subrogación, según explican, pasó de ser considerada una práctica estigmatizada a ser vista como otra manera más de formar una familia. El siguiente paso era llegar a la clase política para promover un cambio en la legislación.
Segundo objetivo: la clase política
Para continuar avanzando en su propósito, además de la campaña en prensa, los grupos a favor de la subrogada promovieron encuentros entre políticos y menores nacidos por subrogación: “Antes de ganar la mente de una persona, tienes que conquistarle el corazón: una vez que ven a los niños, eso sucede”, dice Merrigan.
Para ello se reunieron con representantes locales en la misma Administración, en encuentros tanto formales como informales. A través de estos políticos, consiguieron un encuentro con el exministro de Sanidad Stephen Donnelly e involucrar a los ministerios de Infancia, Sanidad y Justicia. “Nos reuníamos con ellos y les preguntamos: ‘¿sabías que vivo en tu zona y tengo hijos nacidos por gestación subrogada? No hay ninguna legislación que me proteja’. Funcionó”. La estrategia fue la misma ante los medios y ante la clase política: explicar sus historias personales.
Ese punto de realidad y normalidad se consiguió mostrando a los niños, llevándolos ante los políticos para que los conocieran y pudieran ponerles nombres y apellidos. Una pieza clave fue Mary Seery-Kearney, en aquel momento senadora. “Probablemente no se habría aprobado tan rápido si no fuera por Mary”, reconocen desde IFTS.
Una de las más férreas opositoras a esta ley y, por supuesto a la campaña, fue la periodista y abogada Laoise de Brún, también candidata al Senado con una plataforma que lleva el nombre de The Countess. “No vi ningún debate ni ninguna conversación en la esfera pública. Me horrorizó lo manipulada que estaba la narrativa. Nos presentaron [los lobbies a favor de la ley] historias que buscaban conmovernos y provocar una reacción emocional”.
Tercer paso: convencer a la comisión conjunta del Parlamento
Tras movilizar a la opinión pública y política en 2022, se iniciaron las sesiones de una comisión conjunta del Parlamento irlandés para la Gestación Subrogada con el objetivo de elaborar una serie de recomendaciones para establecer las bases de una legislación en esta materia, dentro del marco de la nueva Ley de Reproducción Humanamente Asistida. Esta comisión recibió varios informes, tanto a favor como en contra.
En las sesiones participaron diferentes lobbies, sobre todo a favor de la gestación subrogada, así como juristas y profesionales canadienses que explicaron la experiencia en el país norteamericano, punto de referencia para los irlandeses.
El mensaje de los grupos a favor estuvo centrado en el bienestar de los niños y en la necesidad de un mecanismo legal que permitiese el reconocimiento de relaciones materno-filiales, hasta el momento no reconocidas. Según el derecho irlandés vigente, la madre ‘legal’ es la mujer que da a luz al bebé. Hasta la aprobación de la nueva ley, el padre era el único que tenía filiación con el recién nacido de estos procesos y era él quien, en un tribunal, tenía que autorizar a la madre contratante como tutora legal, con el consentimiento de la gestante. Esto, aseguran, va a cambiar con la nueva ley, incluso de manera retroactiva.
Para las parejas homosexuales ocurre lo mismo: solo un miembro de la pareja (quien ha contribuido con el material genético) tiene derecho de filiación directa con el recién nacido. La pareja tiene también que solicitar la custodia y/o tutoría del hijo o hija.
Cuarto paso: defenderse de los contraargumentos
Paralelamente a la presión de los lobbies irlandeses a favor de la subrogación, el Parlamento irlandés también tuvo que enfrentar el bando contrario: los lobbies en contra. Stop Surrogacy UK, Surrogacy Concern UK o la Declaración de Casablanca han sido los más críticos. Por el camino también se publicó el informe de la Relatora especial de Naciones Unidas sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, Reem al Salem, quien asistió el 5 y 6 de abril de 2024 en Roma a la Conferencia Internacional para la Abolición Universal de la Gestación Subrogada.
Los lobbies a favor de la subrogación restan importancia, sin embargo, a estos grupos contrarios: “No son tan grandes como parecen. En Irlanda, la mayoría de las personas que se oponen a la gestación subrogada lo hacen por motivos religiosos; básicamente se oponen a cualquier sistema de reproducción humana artificial”, explica la exsenadora Mary Seery-Kearny. A pesar de ser un país con profundas raíces religiosas, no ha habido consistencia de las voces católicas en contra, en opinión de Merrigan. “Nunca hemos tenido ningún problema con los sacerdotes”, asevera contundente. Ella afirma que bautizó a sus hijos.
Uno de los principales argumentos contra esta nueva ley, además reconocido por la propia comisión parlamentaria previa a su aprobación, es que Irlanda no puede legislar sobre cómo se lleva a cabo la gestación subrogada en otros países. La AHRRA, la futura entidad reguladora, tampoco tendrá ningún tipo de jurisdicción en el extranjero. En todo caso, lo que la nueva norma persigue es fomentar la subrogación en suelo irlandés y cortar de raíz los viajes al extranjero, algo que en otros países con legislaciones similares no se ha conseguido.
Fase final: aprobación de la ley y obstáculos de implementación
El 2 de julio de 2024, el Parlamento irlandés aprobó la Ley de Reproducción Humana Asistida (AHR). De sus 220 miembros, solo dos personas se opusieron: la senadora Sharon Keogan y el senador Ronan Mullen, ambos independientes.
Tras la constitución el 13 de octubre de 2025 de la AHRRA, el órgano que debe autorizar y supervisar los procesos de gestación subrogada, quedan algunos flecos antes de que empiece a aplicarse la ley. Por ejemplo, debe enmendarse una anomalía derivada de la norma anterior, de 2015, sobre relaciones familiares e infantiles para evitar que sea excluyente, señala la exsenadora Seery-Kearneye.
Una ley en la que se han fijado ya otros países
El 20 de marzo de 2025, la abogada y madre gestante Sarah Jefford, de nacionalidad australiana, emprendía un viaje que la llevaría a visitar Sudáfrica, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá e Irlanda. Una de sus últimas paradas fue este último país. El viaje de Jefford tenía como objetivo fijarse en los pilares de la campaña que se había llevado a cabo para la aprobación de la ley y tomar nota de “cómo los defensores y miembros de la comunidad unieron fuerzas para llamar la atención sobre la campaña y los derechos de los niños nacidos por gestación subrogada”. ¿El objetivo? Promover una reforma de la ley para que los procesos de gestación subrogada sean más «accesibles» en Australia.
Lo que ya se empieza a conocer como el “modelo irlandés” tampoco ha pasado desapercibido en España, y los lobbies a favor de la subrogación suelen ponerlo como ejemplo. Así fue durante la celebración del congreso organizado por Son Nuestros Hijos en septiembre de 2025, en Madrid.
Pablo Bilbao, coportavoz de esta asociación, insistió en la necesidad de seguir el ejemplo de Irlanda y Dinamarca, en declaraciones realizadas a La Marea. La asociación de Bilbao trabaja por una ley que permita llevar a cabo los procesos en el sistema público de salud con supervisión para garantizar su legalidad y los derechos de las gestantes y los niños y niñas nacidos por estos procedimientos.
“A pesar de las instrucciones, los informes de la ONU, las críticas…, la gestación subrogada va a seguir existiendo. Cada vez se habla más de ella, y eso hace que más gente la considere una opción”, afirma Bilbao. A su juicio, todas las partes deberían sentarse y hablar, “incluidas las que lo ven raro”. “A veces, incluso yo lo veo raro. No quiero que me pongan en un debate a ‘favor’ o ‘en contra’. Yo tengo las dos posturas, me las planteo todo el tiempo”, concluye. infantiles para evitar que sea excluyente, señala la exsenadora Seery Kearneye.
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Mary Seery Kearney, exsenadora irlandesa: “Si no se regula, esto es el salvaje Oeste”
La exsenadora Mary Seery Kearney (Fine Gael) ha sido y es una de las caras más visibles de la campaña por la aprobación de la nueva Ley de Reproducción Humana Asistida (AHR, por sus siglas en inglés) en Irlanda, que incluye un apartado que regula la gestación subrogada. Abogada de profesión y madre por subrogación, apuesta por los procedimientos nacionales y, según asegura, la nueva ley, que intenta restringir las condiciones para la práctica internacional, fomentará estos procedimientos en suelo irlandés: “Creo que habrá poca gestación subrogada internacional; probablemente Canadá sea el único país que cumpla con los requisitos irlandeses. Esperamos un aumento de la gestación subrogada nacional, que es una de las cosas que pretendíamos con esta ley”.
Aunque otras normativas con el mismo objetivo no han disminuido los procesos internacionales, Seery Kearney –que, tras una experiencia negativa en Ucrania, hizo su procedimiento de subrogación en India– asegura que “legislar” terminará con las prácticas poco éticas: “Siempre he sido consciente de mis responsabilidades no solo como legisladora, sino también como madre por gestación subrogada y defensora de esta legislación. Si no se regula, esto es el salvaje Oeste, mientras que si disponemos de herramientas, tenemos alguna posibilidad de garantizar que nadie sea explotado, porque no solo las gestantes son explotadas. También las parejas [contratantes] lo son, y los niños, quienes tienen derecho a su dignidad y a no nacer estigmatizados”.
Desde la posición de alguien que conoce la industria, se muestra escéptica con las agencias, entes mediadores entre los contratantes, la gestante y la clínica: “Es donde realmente se da la explotación”, dice. Por eso se reafirma en la necesidad no solo de regular, sino de penalizar a aquellas personas que cometan irregularidades. Para ello, deposita toda su confianza en la AHRRA, la Autoridad Reguladora, cuyo cometido será velar para que todos los procesos de gestación subrogada cumplan con la normativa.
Será la AHRRA el organismo que autorizará los procedimientos, el que revisará que no se produzcan pagos ni en el ámbito nacional ni en el internacional (con la nueva norma las gestantes solo podrán recibir dinero en concepto de ingresos perdidos –por ejemplo, si se tienen que ausentar del trabajo y pierden esas nóminas– o gastos médicos durante el procedimiento, ya sea durante el embarazo, el parto y/o el puerperio; o el que comprobará que la gestante tenga un abogado independiente y haya dado un consentimiento informado, entre otras funciones.
“La ventaja de contar con una autoridad reguladora que supervise directamente cada caso es que podrá recopilar información confidencial y, si existe un patrón de pagos, una notificación de pagos o algo similar, simplemente se le podrá quitar la autorización a la clínica en cuestión; o recomendar no viajar hacia hacia algún país en concreto”, explica.
La exsenadora, que reconoce “el potencial de explotación” que existe en estos procesos, también es consciente de que “no se puede legislar todo”, pero considera que el marco de la nueva norma es bueno y necesario. “La gestación subrogada es tu última opción; no la primera. Yo misma hubiese preferido dar a luz a mi hija; lo habría hecho de buen gusto. Nadie elige la gestación subrogada, ella te elige a ti”, concluye.
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Investigar el negocio transnacional de la gestación subrogada ha requerido varios meses de trabajo en equipo por parte de seis periodistas. También han participado fotoperiodistas y especialistas en edición, diseño, programación y asesoramiento legal.
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