Internacional
Trump y Netanyahu presentan un plan de paz sin contar con los palestinos
El proyecto promete una tregua inmediata y abre la puerta a la «creación de un Estado palestino» (que ya existe y que ha sido reconocido por 157 países en la ONU). Los habitantes de Gaza hablan de «farsa».
Donald Trump y Benjamín Netanyahu presentaron ayer un «plan de paz» para Gaza en el que no están de acuerdo ni siquiera ellos mismos. Aunque ambos escenificaron que sí. El proyecto, redactado a espaldas de cualquier entidad palestina, consta de 20 puntos entre los que se contempla un Gobierno de transición sin Hamás (supervisado por una junta que presidiría el propio Trump y en la que estaría el ex primer ministro británico Tony Blair) o la futura «creación de un Estado palestino» (que en realidad ya existe y ha sido reconocido por 157 países en la ONU). Pero el primer ministro israelí ha asegurado que no contempla el reconocimiento del Estado palestino. Tampoco aceptará que Al Fatah (ni la Autoridad Palestina en su formato actual) participe gubernamentalmente en la reconstrucción de la Franja de Gaza. A pesar de todo, ambos mandatarios representaron un extraño diálogo en el que aparentaban coincidir.
«Quiero agradecer al primer ministro Netanyahu por aceptar el plan y por tener la confianza de que, si trabajamos juntos, podremos poner fin a la muerte y la destrucción que hemos presenciado durante tantos años, décadas e incluso siglos [sic], y así dar inicio a una nueva era de seguridad, paz y prosperidad para toda la región», dijo Trump a la prensa tras su encuentro con el primer ministro israelí en unas declaraciones que fueron recogidas por la agencia EFE.
El plan incluye una tregua inmediata y la liberación de todos los rehenes que aún retiene Hamás en un plazo de 72 horas. A continuación, se procedería a la liberación de alrededor de 2.000 presos palestinos por parte de Israel.
Estados Unidos propone también que la Franja tenga un gobierno de transición compuesto por tecnócratas. En este gobierno habría representantes palestinos e internacionales, y estarían bajo la tutela de la llamada «junta de paz» (con Trump y Blair a la cabeza). El presidente estadounidense se arroga la labor de ser quien establezca el plan económico para la reconstrucción (lo que induce a pensar inevitablemente en su quimera de levantar un megaresort turístico sobre las ruinas del genocidio). En esta reconstrucción, asegura Trump, ningún gazatí se verá obligado a abandonar su tierra (al contrario de lo que él mismo pretendía hace apenas unas semanas). Israel, por su parte, se compromete a no anexionarse la Franja y a retirar a sus tropas de forma paulatina.
El presidente estadounidense, a pesar de sus palabras, no tiene el visto bueno de Israel a los 20 puntos en su totalidad. Y tampoco tiene el de Hamás, pero hizo hincapié en que la pelota está en el tejado de la organización islamista y que si el plan descarrila será sólo por su culpa.
«Si Hamás rechaza el acuerdo, lo cual es posible, serán los únicos en oponerse. Todos los demás lo han aceptado», añadió Trump, que dijo que, en todo caso, tiene la sensación de que habrá «una respuesta positiva» por parte de Hamás. Y si no es así, dice, se sumará a las fuerzas israelíes para destruir a la milicia, lo que convierte la pretendida negociación en una coacción de facto. Un trágala.
«Si no es así, como bien sabes, Bibi [diminutivo con el se refirió a Netanyahu], contarás con un mayor respaldo para tomar las medidas necesarias», explicó el republicano, que apuntó que mantuvo una «larga y dura conversación» con el líder israelí. «Él entiende que ya es hora (de buscar un acuerdo de paz)», dijo Trump sobre el primer ministro hebreo.
En esta «larga conversación» hablaron de más cosas aparte de Gaza. Trump está convencido de ser una figura providencial que llevará la paz a Oriente Próximo. «El primer ministro Netanyahu y yo acabamos de concluir una reunión importante sobre muchos temas vitales, incluidos Irán, el comercio, la expansión de los Acuerdos de Abraham y, lo más importante, discutimos cómo poner fin a la guerra en Gaza [sic]. Pero esa es solo una parte de un panorama más amplio, que es la paz en Oriente Medio. Llamémosla ‘la paz eterna en Oriente Medio’», dijo Trump.
«Apoyo su plan para poner fin a la guerra en Gaza [sic], lo que logra nuestros objetivos bélicos», dijo por su parte Netanyahu. El plan, tal y como lo ve el mandatario hebreo, «devolverá a Israel a todos nuestros rehenes, desmantelará la capacidad militar de Hamás y su dominio político, y garantizará que Gaza nunca más represente una amenaza para Israel». Tampoco profundizó más en el resto de puntos. Donde puso más énfasis es en la imposición sobre Hamás: «Si Hamás rechaza su plan, señor presidente, o si supuestamente lo acepta y luego básicamente hace todo lo posible para contrarrestarlo, entonces Israel terminará el trabajo por sí mismo».
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha apresurado hoy a felicitar a Donald Trump por su plan. En una publicación en la red social X dijo que anima a «todas las partes a aprovechar esta oportunidad» y aseguró que «las hostilidades deben terminar con la provisión de ayuda humanitaria inmediata a la población de Gaza y con la rápida liberación de todos los rehenes».
Una «farsa» colonialista
Varios analistas, sin embargo, no son tan entusiastas como la presidenta de la Comisión Europea (ni como muchos otros líderes que han saludado el plan con ilusión). El hecho de presentar un acuerdo cerrado sin contar con la voz ni la opinión de los palestinos es considerado como un acto de colonialismo. Hasta el mismo hecho de incluir a Tony Blair en la llamada «junta de paz» podría considerarse un patinazo de carácter histórico. «Ya hemos estado bajo el colonialismo británico antes», declaraba a The Washington Post Mustafa Barghouti, secretario general del partido Iniciativa Nacional Palestina. «Aquí tiene mala reputación. Si nombras a Tony Blair, lo primero que menciona la gente es la guerra de Irak», añadió.
La agencia AFP se puso en contacto con un habitante de Gaza para saber qué se decía allí de este plan que ha recolectado tantos aplausos por todo el mundo. «Está claro que este plan es poco realista», les aseguraba Ibrahim Joudeh, programador informático de 39 años, desde su refugio en Al Mawasi, en el sur de Gaza. «Está redactado con condiciones que Estados Unidos e Israel saben que Hamás nunca aceptará. Para nosotros, eso significa que la guerra y el sufrimiento continuarán».
Otro gazatí, Abu Mazen Nassar, presentía que el plan tuviera como objetivo engañar a las facciones armadas palestinas. «Todo esto es manipulación. ¿Qué significa entregar a todos los prisioneros sin garantías oficiales de que se pondrá fin a la guerra?», declaró. «Como pueblo, no aceptaremos esta farsa», aseguró.
GUSTAVO PETRO, simplemente soberbio.
Imprescindible escuchar el vídeo, 24 minutos, en castellano.
The time has come for the people to liberate Palestine.
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