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Romper el bloqueo: testimonios desde la flotilla que navega hacia Gaza
Cuatro personas, de orígenes y trayectorias muy distintos, embarcaron en la Global Sumud Flotilla que partió desde Barcelona con rumbo a Gaza. Sus testimonios, recogidos en el Moll de la Fusta antes de la salida, permiten entender las motivaciones y la carga ética que acompañan a quienes deciden desafiar el bloqueo israelí en el Mediterráneo.
Este artículo ha sido publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.
En el Moll de la Fusta, la flotilla Global Sumud se preparaba para partir rumbo a Gaza. Talleres, conciertos y encuentros habían llenado el fin de semana de un aire de solidaridad transnacional. Ahora, con la salida inminente, cada conversación en el muelle llevaba la carga de una decisión colectiva: enfrentarse al mar y al bloqueo israelí con ayuda humanitaria como única arma. Hablar con alguien minutos antes de que la organización decida la hora de zarpe no es sólo registrar una cuestión logística: es atestiguar la carga emocional de quienes, desde profesiones, edades y países distintos, asumen una acción que va más allá de la protesta, un gesto que pretende ser afirmación de derechos humanos frente a lo que describen como un genocidio cotidiano.
Leila Hegazi
“Estoy aquí porque nuestros gobiernos no han logrado detener este genocidio y es responsabilidad de la gente común actuar y no esperar a que hagan algo, porque ya ha quedado claro que se benefician del genocidio. Estamos aquí para abordar el problema con nuestras propias manos y romper el bloqueo. Esta es la mayor flota que ha zarpado hacia Gaza, algo que no tiene precedentes en la historia. Incluso si esta misión falla, volveremos y volveremos con más barcos que esta vez y seguiremos regresando para abrir ese corredor humanitario”.
Julia
“Soy higienista ocupacional, así que trabajo con los peligros en el lugar de trabajo. Todo aquello que puede que ver con tratar de prevenir que los trabajadores enfermen o se hagan daño, eso es lo que hago. Tengo cuatro hijos en casa. Sentí realmente que nuestro gobierno nos estaba fallando a nosotros y fallando a la gente de Palestina. Yo vengo de Australia. Somos un país que firmó la Convención para la Prevención y la Sanción del Genocidio de 1948 y las Convenciones de Ginebra de 1949. Cuando vi que podías postularte, pensé: puedo hacerlo. Y aquí estoy. Obviamente no sabemos lo que va a suceder porqué el ejército israelí no querrá que lleguemos a Gaza para abrir un corredor humanitario. Pero lo intentaremos. Siento que con la cantidad de apoyos que tenemos, no pueden detenernos a todas”.
Clara Peya
“Me voy a la Flotilla porque no puedo aguantar más esta complicidad de la Unión Europea y de tantos países con Israel. No puedo aguantar más el silencio de tantas personas. Hay un genocidio que lo estamos viviendo 24 horas en directo. Lo hemos normalizado. No podemos normalizar esto. Y yo me voy porque puedo permitir estar un mes sin trabajar, me puedo permitir marchar porque no tengo hijos, no tengo a nadie que pueda ir, tengo todos los recursos para poder hacerlo… Y creo que es un deber de todo ciudadano que se vea capaz”.
Aitor
“Me llamo Aitor y me dedico a la construcción. Estoy interesado e involucrado con la lucha del pueblo palestino desde hace tiempo. Cuando me enteré de que había esto y de que me coincidía con las vacaciones me apunté sin pensarlo. Esperamos poder llegar a Gaza y romper el bloqueo. Hay pocas posibilidades, pero vamos a ir a por todas”.
Romper el bloqueo sigue en marcha
La flotilla, compuesta originalmente por alrededor de 20 embarcaciones, tuvo que hacer un regreso en su misión inicial por culpa del mal tiempo: fuertes vientos y oleaje excesivo obligaron a cinco embarcaciones pequeñas a volver a puerto y dos más ni siquiera pudieron zarpar por fallos mecánicos. Pese a ello, el grueso de la expedición reanudó su travesía esa misma tarde, con rumbo a Túnez, donde aguardaban otros barcos para unirse. La organización prepara además escalas técnicas en las Baleares y espera reforzar su fuerza en alta mar con embarcaciones procedentes de Grecia, Italia y Túnez.
El plan es llegar con un convoy lo más amplio posible a la zona de exclusión marítima impuesta por Israel, aunque nadie en la organización desconoce que allí se enfrentarán a la vigilancia y, con toda probabilidad, a la interceptación de la marina israelí. En ese choque desigual se mide buena parte del sentido político de la iniciativa: no tanto la posibilidad de abrir de inmediato un corredor humanitario, sino la de volver a poner el bloqueo de Gaza en el centro de la agenda internacional.
Alemania parece recobrar su pasado fascista, ¿o es que nunca dejó de serlo? (vídeo)
Se les llena la boca con expresiones tales como derechos humanos, libertad y democracia, pero son los primeros que las vulneran de manera brutal.
Los gobernantes alemanes fueron fascistas, y el fascismo no se fue cuando, acorralado por el Ejército Rojo, Hitler se voló la cabeza. Los nuevos gobernantes, los actuales ( y muchos de los precedentes) han dado fehacientes muestras de que el fascismo, pésimamente disfrazado, corre por sus venas.
A esto obedece que, por ejemplo, protestar pacíficamente contra el genocidio sionista y mostrar solidaridad con Palestina pueda costar la detención más salvaje por parte de la policía.
https://insurgente.org/alemania-parece-recobrar-su-pasado-fascista-o-es-que-nunca-dejo-de-serlo-video/
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ALEMANIA: EL RENACIMIENTO DE LA BESTIA Y EL «OLVIDO» HISTÓRICO. (Manuel Medina)
El fascismo, en cualquier caso, no regresará como una copia exacta del pasado, sino como una mutación adaptada a las necesidades del presente. En la Alemania de hoy ciertos sectores están reactivando memorias peligrosas, borrando huellas incómodas y camuflando el revanchismo bajo ropajes democráticos. Esta imagen cubista representa esa bestia que despierta: una abstracción feroz de odio, exclusión y militarismo, que se está alimentando del olvido y de la crisis del capitalismo global.
¿Y qué lugar queda para el pueblo alemán? Uno profundamente dividido. Por un lado, encontramos una población educada en la «desnazificación», con sectores que aún conservan el sentido crítico y el recuerdo doloroso de lo que fue el fascismo. Por otro, se impone una maquinaria estatal y mediática cada vez más agresiva, que reintroduce discursos de odio, que silencia voces disidentes y que busca culpables externos para justificar la militarización y el aumento del gasto bélico. En esa contradicción se está jugando el destino político de Alemania y, en buena medida, de Europa.
… La prohibición de símbolos soviéticos, la negativa a indemnizar a víctimas no judías del asedio de Leningrado, etc… son actos que se insertan en una política de reescritura del pasado. No es casual que se produzcan al mismo tiempo que Alemania envía armas al régimen ucraniano. Este paralelismo histórico, tan grotesco como perturbador, busca restablecer una continuidad, una cierta «venganza» simbólica e incluso física contra aquellos que una vez derrotaron al nazismo.
Este fenómeno puede leerse como un ejemplo del uso de la superestructura (es decir, la ideología, la política, las instituciones) para reajustar la base económica y los intereses estratégicos del capital alemán. La expansión hacia el Este, la reactivación de la rusofobia y la revisión del pasado no son más que herramientas al servicio de la recomposición del poder económico-político de Alemania dentro de la lógica imperialista global…
…Como ya advirtiera Marx, el Estado es un instrumento de represión de una clase sobre otra, y en este caso, también sobre la memoria. Lo que estamos viendo es una ofensiva ideológica, simbólica y militar que busca restaurar un orden que se creía superado, pero que nunca desapareció del todo.
En este contexto, las valoraciones críticas no deben limitarse a denunciar. Deben también esclarecer: mostrar los intereses materiales detrás de cada gesto simbólico, desarmar las falsas equivalencias, reivindicar el papel histórico de los pueblos en la lucha contra el fascismo y rechazar la equiparación entre comunismo y nazismo, que tanto gusta al discurso liberal dominante.
La historia no es un juego de espejos morales, es una lucha entre clases. Y en esa lucha, la memoria también es un campo de batalla.
Cuando la historia no se asume, regresa. No como un fantasma que asusta, sino como un programa político. Alemania, país que fue epicentro del desastre más devastador del siglo XX, atraviesa hoy una peligrosa fase de redefinición ideológica…
…La bestia no está dormida. Y si lo parece, es solo porque ha aprendido a caminar de puntillas.
https://canarias-semanal.org/art/37072/alemania-el-renacimiento-de-la-bestia-y-el-olvido-historico