La comunidad opina
Un partido antiestatista de izquierdas
"Fundar un partido de estas características en este contexto no aumentaría el autoritarismo en la sociedad, sino que lo disminuiría".
Por Ángel Rojo, suscriptor de La Marea.
Es un buen momento para fundar en España un partido antiestatista y anticapitalista. O dicho en términos positivos, un partido libertario o comunista libertario, que viene siendo lo mismo. Ya en su día existió el Partido Sindicalista y ahora hay un partido en Chile que se llama Izquierda Libertaria.
Aunque está visto que para conseguir que alguien te vote mejor no usar las etiquetas comunista, izquierda o socialismo. Para muestra los votantes que perdió Podemos cuando se quitó la careta del «somos los del sentido común» y se juntó con Izquierda Unida. Esto es una herencia de la URSS, ya se lo avisó Kropotkin a Lenin en aquella carta que decía «si la presente situación continúa aún la palabra socialismo será convertida en una maldición«.
Está visto que para conseguir que alguien te vote mejor no usar las etiquetas comunista, izquierda o socialismo.
Lo que sí da votos es criticar al Estado. Y ese electorado y ese relato están monopolizados por la derecha, porque es la actividad parlamentaria la que capta la atención de la prensa. El objetivo de este partido sería disputar esos votantes para conseguir representación en el Congreso y, con ello, lograr mayor cobertura mediática para promover ideas como el confederalismo, la equidad, la economía solidaria, la pedagogía racionalista…
Muchos anarquistas dirán que fundar un partido es intolerable porque es ejercer el poder. Lo que estas personas no han pensado es que los escaños que podría ocupar este partido van a estar ocupados por otro que ejercerá el poder de forma más autoritaria. Por lo tanto, fundar un partido de estas características en este contexto no aumenta el autoritarismo en la sociedad, sino que lo disminuye. Eso es vivir en el presente, actuar para el ahora teniendo en cuenta lo que ocurre ahora. Y esa es la vara de medir con la que un anarquista debería analizar sus actos: si su acto disminuye el autoritarismo, es bueno; si lo aumenta, es malo.
Al fin y al cabo, eso es lo que hacemos todo el tiempo de forma inconsciente. Si una persona abusa de otra, y un tercero usa la fuerza de forma proporcionada para impedir el abuso, ha actuado bien. Porque, aunque haya actuado de forma autoritaria, al impedir el abuso ha reducido el autoritarismo en términos generales, ya que su intervención supone menos opresión que la que estaba ocurriendo.