lamarea.com
  • La Marea
  • Kiosco
  • Climática
DONA SUSCRÍBETE
SUSCRÍBETE
Iniciar sesión
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
ANTERIOR

Gemma Ruiz Palà: “Hoy parece que el franquismo fue Disney”

SIGUIENTE
Este verano refúgiate en La Marea. Suscríbete desde 17€

Cultura

Gemma Ruiz Palà: “Hoy parece que el franquismo fue Disney”

La escritora narra en 'Aulagas' la vida de tres mujeres de diferentes generaciones entre la Catalunya rural y la urbana antes, durante y después de la Guerra Civil.

La escritora Gemma Ruiz Palà.
Carlos Madrid
30 julio 2025 Una lectura de 6 minutos
Telegram Linkedin

El pulso literario de la periodista Gemma Ruiz Palà nace de poner en valor, de dar dignidad, a aquellas personas a las que se lo arrebataron en el pasado. Sobre todo a las mujeres, esa mitad de la población que ha quedado silenciada en la mayoría de los ámbitos. Lo hizo con Nuestras madres (Proa y Consonni), novela que cosechó un gran éxito y en la que ficciona la vida de esas mujeres nacidas durante la dictadura que lucharon para que sus hijas tuvieran un futuro diferente al suyo. 

Pero antes de ese, lo había hecho también con Arpelagues (Proa, 2016), su primer libro escrito en catalán que acaba de traducir Consonni con el título Aulagas. Una novela que narra la vida de tres mujeres de diferentes generaciones entre la Catalunya rural y la urbana antes, durante y después de la Guerra Civil. Un relato cotidiano y familiar que, lejos de la historia oficial que aparece en los libros de texto, habla entre otros muchos aspectos de los partos en el campo, de la pobreza extrema, de niñas siendo sirvientas, abusos silenciados y violaciones nunca antes contadas.

La palabra aulaga que da título al libro le sirve para explicar el papel de las protagonistas en el libro. ¿Qué significa y qué quería transmitir con ese término?

La palabra me iba bien porque era un plural femenino y, a su vez, me servía para hablar de la colectividad. Son arbustos que tienen pinchos, están en los márgenes de los caminos, nadie repara en ellos, cuando se quema un bosque siempre acaban rebrotando, son súper resistentes y solo tienen flor una vez al año. Una imagen que encontraba muy útil para explicar quiénes son las protagonistas: esas mujeres del populacho, las que están más pegadas al suelo. 

La obra nace de la indagación en la vida de su abuela, su tía-abuela y su tía, esas mujeres que, como dice, están pegadas al suelo. ¿Debemos poner ahí el oído? ¿Qué aprendió de ellas?

Para mí fue un viaje hacia muchas cosas, todas ellas muy importantes. El primero, más personal, fue el de ver a mis ancestras como personas, sin las capas de cebolla que se van adhiriendo a través del relato familiar. Es decir, conocerlas como mujeres con sueños, independientes, con vida, con su sexualidad, etc. Para mí fue muy importante esto porque dejé de romantizarlas y de repente cobraron una dimensión que no tenían. 

El segundo viaje fue más político y social. Para mí este fue muy potente porque me permitió ver y tocar el silencio que el franquismo impuso: hasta entonces no se hablaba nada o casi nada de lo que yo cuento en el libro. Yo me enteré preguntándoles a ellas. En mi barrio, que era obrero pero no súper politizado, por la noche te venían a coger a la tía o al tío porque habían sido republicanos y ya no los veías más. La represión fue muy dura, en Cataluña ni te digo, y aquí no se explicó nada. Hemos sido las nietas y las bisnietas, ya en democracia, las que hemos tirado del hilo. Es muy importante romper este silencio porque a veces se olvida.

«Hemos sido las nietas y las bisnietas, ya en democracia, las que hemos tirado del hilo. Es muy importante romper este silencio porque a veces se olvida».

Ese silencio del que habla fue, en mayor medida, cruel con las mujeres.

Neus Català, una de las supervivientes de un campo de concentración nazi, decía que las mujeres somos las vencidas de los vencidos. Algo que defiendo. Yo siempre estoy estudiando los sesgos de género en la historia de la literatura y del arte porque me interesa mucho. Algo que también he podido comprobar en la historiografía: parece que las mujeres siempre hemos estado en un cuarto cosiendo, que también, y sin ningún tipo de agencia en un conflicto armado, en una posguerra, etc. Sin embargo, cuando las vi corpóreas, en acción, explicándote qué hacían para conseguir comida, cómo vivieron la guerra, eso me dio la razón una vez más de que hemos estado en todos los sitios y muchas más que una. Verlo con mis ojos me dio esta parte de la historia que está borrada e invisibilizada. Si rascas un poco, es al revés.

Narra la historia de las mujeres que, como en su novela, no recibieron medallas por sus gestas, ni presidieron gobiernos. Vidas mundanas que son las que en realidad hacen la Historia.

Hay un concepto para definir esto: el derecho a la trascendencia. Algo que a las mujeres se nos ha negado menospreciando nuestros espacios, temáticas y luchas. Pero claro que las vidas de las mujeres son trascendentes, aunque sea únicamente porque somos el del 50% de la población. Esto es fatal para la psiqué colectiva. Este libro intenta darnos todo eso que nos han quitado.

«El derecho a la trascendencia. Eso es algo que a las mujeres se nos ha negado menospreciando nuestros espacios, temáticas y luchas».

Ese intento de visibilizar lo que ocurió tiene mucho peso en la posguerra. En la historia oficial, la que se contaba por el altavoz, es la que nos ha llegado. Pero no la que se decía en susurros en casa.

Con todo lo que supuso la posguerra –hambre, la dificultad para encontrar trabajo, el intento de acabar con el papel de la mujer, etc–, más que una posguerra, fue una guerra contra lo popular. Por ejemplo, yo me fui a los libros de texto de la posguerra y vi qué se daba en el colegio. Los de la República se pueden dar la mano con los actuales, pero los del franquismo eran una bazofia. Hasta que no te metes en esos detalles no eres consciente de que el silenciamiento fue integral.

Además, como la gente que te lo cuenta vivió la dictadura durante su juventud, al final encuentran las brechas para sacar lo positivo. Pero cuando vas con la lupa poco a poco viendo qué significó vivir en una dictadura franquista, ves las carencias. Si nos hubieran explicado bien qué hizo Franco, seguramente estaríamos más inmunizados ante la romantización del franquismo. Hoy parece que fue Disney, algo que se debe a que nos falta mucha información. 

También lo consigue dando voz a esas “niñitas, a las que arrebataron la honra”.

Los crímenes de violencia sexual, si actualmente son complicados de investigar, imagínate durante el franquismo. Un cuerpo que entró violando con carta blanca. Hace poco se ha sabido que nuestros aliados, nuestros grandes salvadores que se tiraron en paracaídas en Normandía, violaron a una gran cantidad de francesas. Por ello, fue muy difícil encontrar información sobre esto. Pero gracias a las historias orales pude armar esa experiencia de vida que casualmente solo te pasa si eres mujer. Y dime tú si no es importante que se sepa esto.

«Los crímenes de violencia sexual, si actualmente son complicados de investigar, imagínate durante el franquismo».

Antes contaba que durante el franquismo se intentó imponer una ideología. Pero en el caso de sus familiares nunca perdieron sus raíces: sus tías y abuelas siguen teniendo una fuerte identidad catalana.

Es curioso esto porque mi familia está cero politizada. Es más, en mi casa nunca se ha hablado de política. Como mucho se ha dicho “el podrit del Franco”. Sin embargo, siempre se ha defendido que somos catalanes. Algo que es de grado cero de politización, pero que te dice muchas cosas.

En un momento, hay un personaje de su novela que dice que disfrutar de la cultura amplia es la solución para el bienestar del ser humano. ¿Usted también lo cree?

Sí, totalmente. Pero para poder llegar ahí también dice que tienes que tener solucionada la tripa. La cultura te permite entender al otro y seguramente pensártelo dos veces antes de quererle mal, que es lo que nos pasa ahora. A esto se suma que está bien visto ir en contra de la cultura, del pensamiento, es decir, en contra de todo lo que es constructivo. 

Telegram Linkedin

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

€

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Suscríbete dona
Artículos relacionados

Analfabetos, sabios y currículums inflados

Olivia Carballar
26 julio 2025

"El problema de la España democrática es que como sociedad nos consideramos portadores políticos del pasado"

Sebastiaan Faber
05 febrero 2021
Comentarios
  1. Carmen C. dice:
    30/07/2025 a las 14:04

    Ah, ¿pero ha llegado la democracia?. Y yo sin enterarme.
    Cuando van, pues, a dignificar a lxs últimos demócratas que siguen enterrados en cunetas y descampados, cual si fueran la escoria, la condición más despreciable de la raza humana?
    Solo Camboya tiene más desaparecidos que el reino bien atado de España.
    Y elecciones sobre república y monarquía, aunque me temo que con la manipulación que sigue existiendo en el reino bien atado que nos legó el dictador, ganaría la monarquía bien atada.
    Así pues no tardará en derogarse la ley mordaza y nos podremos expresar con total libertad.
    La judicatura bien atada será reemplazada por los jueces progresistas, tal como Joaquim Bosch, Joaquín Urías, ect.
    Y por fin, se va a imponer en todos los rincones del país la Verdad sobre la falacia (seguramente en Catalunya y el País Vasco se ha impuesto, pero el resto es otra historia, sobre el guión que escribieron los golpistas vencedores que las masas de este país siguen creyendo que es el válido.
    Por fin vamos a poner a la iglesia católica en su sitio. La eterna «partenaire» del franquismo, del caciquismo y de la burguesía, socia imprescindible para ganar sus levantamientos y guerras.
    ———————————
    ADOCTRINAR.
    Se adoctrina cuando no se da respiro a alguien para pensar. Es como meterle un chip en el cerebro para que absorba lo que le digan o manden. Es un modo pasivo de enterarse de lo que sucede y perder así la autonomía de ser uno mismo.
    La educación, por el contrario, es la instrucción que pone huellas para que otro camine por sí mismo. Los que nacimos justo en los comienzos o mediada la dictadura franquista sabemos bien lo que es adoctrinar. El nacionalcatolicismo lo invadía todo. Desde confesarse semanalmente hasta cantar el Cara al Sol. No había rendijas. No se podía respirar a gusto fuera de unos límites fuertemente establecidos. Pero por mucho que se apriete el recinto, es posible romperlo. No pocos lo sabemos por experiencia. Poco a poco las creencias impuestas se van desvaneciendo y la libertad avanza. Porque no somos simples máquinas, sino humanos capaces de cambiar, incluso allí en donde todo colabora para que no seamos nosotros mismos. Es obvio que existen grados de obligada sumisión.
    En nuestros días, por ejemplo, es muy distinta la situación de una persona que vive en una aldea remota de un país ultrarreligioso que otra que se mueve en una sociedad abierta. Se dirá que en esta supuestamente abierta sociedad el adoctrinamiento es más esquivo y sibilino. Y que el engaño nos rodea como beso de Judas. Pero es posible sacar la cabeza sin tirar la toalla. Y para lograrlo deberían darse estas dos condiciones: la primera es querer salir de unas creencias que aprisionan. Se trata de ejercitar lo que llamamos voluntad; esta no es ciega, como sostenía el gruñón de Schopenhauer, solo que es costoso engrasarla. En este punto vendría bien leer el Discurso sobre la Servidumbre voluntaria de La Boetie….
    (Javier Sádaba Garay & Ana María Vacas Rodríguez, «Grupo de Pensamiento Laico»)
    https://loquesomos.org/adoctrinar/

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Lo más leído

  • Analfabetos, sabios y currículums inflados
  • Paulina Flores: “Me interesa la tragedia griega tanto como el reguetón. Me gusta transitar, no elegir bando”
  • Las familias de la Flotilla de la Libertad piden la liberación del nuevo barco interceptado por Israel
  • "No puede ser que a un 'rider' que asume todos los riesgos le paguen tres euros por un pedido de noche"
  • Del gueto de Varsovia al de Gaza: el uso del hambre como arma de guerra

Actualidad

  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Clima
  • Sociedad

Conócenos

  • La Marea
  • Cooperativistas
  • Transparencia
  • Política de cookies
  • Política de privacidad

Kiosco

  • Suscripciones
  • Revistas
  • Libros
  • Cursos
  • Descuentos
  • Contacto

Síguenos

Apúntate a nuestra newsletter

Apúntate
La Marea Ayúdanos a hacer La Marea posible. Haz una donación o suscríbete desde 50€ al año

MásPúblico sociedad cooperativa. Licencia CC BY-SA 3.0.

Compartir a través de

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos. Leer más

AceptarResumen de privacidad
Política de Cookies

Resumen de privacidad

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.
Funcionales
Siempre habilitado

Las cookies funcionales son esenciales para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sitio web, ya que proporcionan funcionalidades necesarias. Desactivarlas podría afectar negativamente a la experiencia de navegación y a la operatividad del sitio.

Guardar y aceptar