Internacional
Egipto boicotea la Marcha a Gaza
Las autoridades egipcias han conseguido dispersar por la fuerza a muchos de los miles de activistas llegados desde el mundo entero. El objetivo de los participantes es impulsar la apertura de un corredor humanitario en Rafah por medios pacíficos.
Israel y Egipto, que un día fueron enemigos acérrimos, son hoy socios inquebrantables. El régimen de Al-Sisi está colaborando activamente con el gobierno de Benjamin Netanyahu para obstaculizar la Marcha Global a Gaza, organizada por voluntarios de decenas de países para caminar desde El Cairo hasta el paso de Rafah. La marcha pacífica exige la apertura de un corredor humanitario hasta la Franja y el fin del genocidio. Para frenarla, Egipto está realizando detenciones y deportaciones masivas de activistas.
Uno de los arrestados por las autoridades egipcias ha sido el español Manuel Tapial, quien fue detenido el pasado sábado en su hotel, junto a su compañera de la delegación canadiense. Ella fue deportada inmediatamente. Tapial estuvo bajo custodia policial e inició una huelga de hambre. Hoy ha sido liberado, después de que España y Canadá (por su doble nacionalidad) activaran sus protocolos consulares.
La Marcha a Gaza tenía previsto llegar esta misma tarde al paso fronterizo de Rafah. Allí iban a instalar su campamento para protestar por la masacre de Gaza, donde más de 55.000 personas han muerto a manos israelíes desde el 7 de octubre de 2023. Pero las maniobras de Egipto han conseguido desarbolar en parte esta acción humanitaria. Según la organización de la marcha, más de 300 participantes han sido deportados a sus países. De la delegación española, aún quedan 250 personas en El Cairo.
Junto a Tapial, otro de los detenidos por las fuerzas egipcias es el médico Hisham Al Ghaoui, coordinador de la delegación suiza en la marcha. También fue abordado en su hotel de El Cairo, a las 04.00 horas del domingo, mientras dormía. Especialista en medicina de urgencias y emergencias, Al Ghaoui ha estado tres veces en Gaza en los últimos meses. Por el momento no se tienen noticias de su paradero.
«La falta de transparencia por parte de las autoridades egipcias es profundamente preocupante y plantea serias dudas sobre la seguridad y el bienestar de las personas detenidas», afirman desde la organización de la marcha. «Exigimos una aclaración inmediata de su situación y que se respeten sus derechos fundamentales».
También recomiendan a todos los participantes permanecer tranquilos ante estos atropellos: «No debemos responder con ira ni con agresividad. Nuestra fuerza está en nuestra paz, nuestra unidad y nuestra voz global». El movimiento siempre ha hecho hincapié en su carácter pacifista y apolítico.
Dispersión a golpe de porra
El pasado viernes, entre 6.000 y 10.000 personas llegaron a El Cairo para emprender la marcha. Las autoridades egipcias se pusieron entonces manos a la obra para seguir las órdenes dictadas directamente desde Tel Aviv: bloquear a los manifestantes. Este bloqueo comenzó con el silencio administrativo de Egipto a la hora de conceder las autorizaciones pertinentes. Luego continuó a golpe de porra. El primer choque tuvo lugar en el punto de reunión de Ismailía, a unos 100 kilómetros de El Cairo. Allí, los activistas vieron cómo sus pasaportes les eran requisados y cómo agentes egipcios de paisano, muchos con el rostro cubierto con kufiyas, recurrían a la violencia para forzar su regreso a la capital. Mientras, la policía uniformada miraba con pasividad cómo muchos participantes eran golpeados. A algunos los metieron en coches y los trasladaron a El Cairo o directamente al aeropuerto. Otros recurrieron a taxis para salir voluntariamente de allí.
Varias delegaciones de la marcha han dado a los activistas la opción de permanecer en Egipto o de retirarse. Aunque la postura oficial es, siempre de manera pacífica, concluir esta acción. «Seguimos firmes en nuestra denuncia del genocidio que Israel está cometiendo contra toda la población palestina de Gaza y del bloqueo que impide la llegada de ayuda humanitaria», afirman. «Mantenemos nuestro compromiso con la lucha por la apertura urgente del paso de Rafah, exigiendo el fin del genocidio y la entrada inmediata de ayuda humanitaria».
La Marcha Global a Gaza exige la liberación inmediata de lxs activistas humanitarios secuestrados, golpeados o detenidos por la policía secreta egipcia. Entre ellos se encuentra SAIF ABUKESHEK, ciudadano español/palestino y coordinador internacional de la Marcha.
Cinco personas fueron secuestradas ayer por la policía secreta egipcia cuando estaban sentados en una cafetería en El Cairo.
Tres de ellos, los noruegos Jonás y Huthayfa, y el español/palestino SAIF ABUKESHEK, fueron vendados, esposados, interrogados, brutalmente golpeados y sometidos a violentos interrogatorios
Especialmente SAIF, coordinador internacional de la Marcha.
Jonás y Huthayfa fueron trasladados al centro de detención del aeropuerto de El Cairo.
Se desconoce el paradero de ABUKESHEK y el equipo jurídico de la campaña no puede comunicarse con él.
Tampoco se sabe nada de los otros dos detenidos de nacionalidad egipcia.
Instamos a personas de todo el mundo a que, hoy mismo, llamen a la Embajada egipcia de su país exigiendo la inmediata libertad de las personas detenidas por participar en la pacífica Marcha Global a Gaza y el regreso seguro de quienes intentan salir pacíficamente de Egipto.
Recuerden a las autoridades egipcias que mantengan su compromiso declarado con la libertad del Pueblo Palestino y pongan fin a sus tácticas ilegales y abusivas contra defensores pacíficos.
-«Marcha Global a Gaza, !Urgente, Detenidos!», LoQueSomos-
Cuando la injusticia, la violencia y el cinismo traspasan cualquier límite imaginable, cuando los terroristas acusan a sus víctimas y a quienes les apoyan de terrorismo, cuando quienes masacran poblaciones semitas (que incluye mayoritariamente a las poblaciones árabes) acusan de antisemitismo a quienes les denuncian, cuando, en fin, todo se vuelve mentira e inhumanidad, nos vemos impelidos a recorrer el camino que va del dolor a la indignación y de ésta a la acción. A pasar de las palabras a los hechos, sin abandonar ni menospreciar las palabras.
Este infame sistema mundial de ganadoras y perdedoras, en el que impera el parasitismo y está casi ausente la cooperación, en el que hay que apuntarse perdiendo el culo al bando ganador, habrá avanzado sustancialmente en su camino hacia el desastre. Cuando todo se conciba como una guerra, por mucho que se disfrace, cuando la salida a la crisis se base en un “sálvese quien pueda” o, aún peor, un “tras de mí, el diluvio”, habremos dado pasos quizás irreversibles hacia el peor modo imaginable de abordar la emergencia ecosocial.
Si por el contrario ?y a pesar de todas las dificultades? paramos el genocidio, el escenario, en alguna medida, habrá cambiado. Tal vez sea el punto de ruptura en el que la ola de desánimo, manipulación, violencia, mediocridad… que nos invade, nos rodea y nos condiciona cambie a una nueva ola de empoderamiento y de esperanza de otra manera de vivir y de ser. Y Gaza sería así no sólo la tumba del sionismo genocida, sino, por qué no, de su nicho ecológico, el que le da amparo, cobertura y apoyo y el que se sirve de él como de un ariete, como de una avanzadilla: el tardocapitalismo senil, patriarcal y colonial.
«Nos jugamos mucho. Mucho más de lo que se ve a primera vista. Si a los violentos, fascistas y belicistas del mundo (que no son tantos, a pesar de las apariencias) les sale bien y gratis el exterminio de Palestina, lo vamos a sufrir y a pagar».
Quienes marchan hacia la frontera de Gaza no pretenden representarnos, pero nosotras nos sentimos representadas. No creen estar llevando a cabo ninguna heroicidad, pero nosotras nos sentimos muy orgullosas de ellas.
(«Poner el cuerpo contra el genocidio», Ricardo Sosa, El Salto)