Israel ataca Irán y extiende la tensión en Oriente Próximo

Israel considera que el programa nuclear de Irán es una amenaza para su existencia y ha decidido lanzar un ataque preventivo. Durante la pasada madrugada, más de 200 aviones israelíes bombardearon distintos puntos del país, desde instalaciones nucleares a refinerías y depósitos de petróleo, desde los domicilios de científicos iraníes hasta los refugios de los líderes militares, según informó el Ejército hebreo en un comunicado. Entre las bajas está el jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas, Mohammad Bagheri. Junto a él han caído los máximos responsables de la cúpula militar iraní: el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, el general Hossein Salamí, y el general Gholam Ali Rashid, responsable de la base aérea Khatam ol-Anbiya. Teherán ha respondido con el lanzamiento de centenares de drones sobre Israel.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado en la cadena Fox News que estaba al tanto de los planes de Netanyahu. «Irán no puede tener la bomba atómica», declaró tajante. «Esperamos volver a la mesa de negociaciones. Ya veremos», añadió. Su secretario de Estado, Marco Rubio, se apresuró a dejar claro que Estados Unidos no ha participado en el ataque. «Israel ha tomado medidas unilaterales contra Irán. Nosotros no estamos implicados en los ataques contra Irán. Nuestra principal prioridad es proteger a las fuerzas estadounidenses en la zona», aseguró.

El ataque israelí está recibiendo multitud de críticas de los países vecinos. Incluso un aliado estratégico como Arabia Saudí ha condenado la agresión. Jordania ha cerrado su espacio aéreo. Omán considera el acto «como una escalada peligrosa» que «compromete la seguridad y la estabilidad de la región», y pide a la comunidad internacional que le ponga fin para retomar la senda diplomática.

Además de bombardear Irán, Israel atacó ayer Líbano y no se limitó a hacerlo en localidades cercanas a la frontera, como suele alegar en aras de su defensa territorial, sino que lo hizo en el interior del país. La ofensiva, sumada a la producida recientemente sobre Beirut, convierte ya en papel mojado el alto el fuego firmado el pasado mes de noviembre.

Irán legitima su programa nuclear

El Gobierno iraní cree que un ataque como el recibido anoche por parte de Israel justifica la existencia de su programa nuclear. Hasta este momento, la República islámica había defendido que sus planes se limitaban al ámbito civil. Esa retórica ha cambiado tras la agresión ordenada por Netanyahu. «Solo se puede abordar a un régimen tan depredador con el lenguaje de la fuerza», rezaba un comunicado gubernamental. «El mundo ahora comprende mejor la insistencia de Irán en su derecho al enriquecimiento de uranio, la tecnología nuclear y el poder balístico».

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha compartido la inquietud de Israel respecto al programa nuclear iraní, pero no así la respuesta bélica contra Teherán. «El secretario general condena cualquier escalada militar en Oriente Próximo», ha afirmado su portavoz adjunto, Farhan Haq. «Le preocupan especialmente los ataques israelíes contra instalaciones nucleares en Irán, mientras se mantienen las conversaciones entre Irán y Estados Unidos sobre el estado del programa nuclear iraní», añadió.

Ahora mismo todo son dudas respecto a esas conversaciones. Aunque Estados Unidos ha confirmado su presencia en ellas, el ataque de anoche puede cambiar el rumbo de los acontecimientos. Netanyahu ha materializado una ofensiva que acariciaba desde hace tiempo, lo que supone una patada al tablero de la región.

Según diversos analistas, el primer ministro israelí necesita extender el caos para aferrarse a su puesto en un momento especialmente delicado. Salpicado por múltiples casos de corrupción, ahora mantiene un pulso con la facción ultraortodoxa de su gobierno (compuesta por los partidos Shas y Judaísmo Unido de la Torá), que ha amenazado con romper la coalición y forzar unas elecciones anticipadas. El órdago responde a su proyecto de ley de eliminar la dispensa que la población ultraortodoxa de Israel tiene de hacer el servicio militar. De momento, ayer pudo esquivar la disolución del parlamento, lo que supone un balón de oxígeno para Netanyahu ya que un eventual revés electoral lo pondría en una posición judicial muy comprometida. De todo esto se desprende, según varios expertos, el recrudecimiento de sus acciones militares en la Franja de Gaza, el Líbano y ahora Irán.