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Votos de sangre

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Un momento para respirar

Votos de sangre

«¿No se avergüenzan en el PP de apoyar la masacre?», se pregunta José Ovejero en su diario. «¿Pensarán en las muertes y el sufrimiento que causa indirectamente la estrategia de su partido? ¿Se preguntarán por el valor de los votos que puedan –hipotéticamente– recibir por su acoso a Sánchez?».

Alberto Núñez Feijóo en el Congreso, durante su intervención en la sesión de control al Gobierno, el pasado miércoles. MARISCAL / EFE
José Ovejero
22 mayo 2025 Una lectura de 5 minutos
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17 de mayo

Intento ver una película de vampiros de Kathryn Bigelow, insoportablemente sobreactuada. A cualquier película o novela de género se le aceptan ciertas convenciones, pero el conjunto se vuelve indigesto cuando a la convención –el joven que se enamora de la vampira y esta le muerde y convierte– se añade el cliché –la joven se contonea a la luz de una farola como en los momentos más ridículos de cualquier obra de soft porn–. Solo aguanto hasta el momento en el que un vampiro chulo para el coche de unas chicas y las invita a una copa mientras masca chicle con la boca abierta y hace gestos tan babosos que cualquier mujer huiría espantada; pero ellas lo acogen con grititos de alegría.


Paso a ver otra de vampiros, Solo los amantes sobreviven, de Jim Jarmusch. Cuando la vampira Fibonacci, el personaje encarnado por Tilda Swinton, está haciendo la maleta para entretenerse durante dos vuelos –nocturnos, por supuesto–, mete en ella varios libros. Detengo la imagen para ver el autor de uno de ellos, que contiene poemas en español: Campoamor. ¿En serio? Una vampira que se precie va a leer a Campoamor? ¿Quién puede leer hoy poemas de Campoamor? Busco el libro en cuestión y me encuentro joyas como estas, extraídas de un poema en el que una bella joven sube al compartimento en el que viaja un joven lánguido:


«Mil veces intenté quedar dormido,
mas fue inútil empeño;
admiraba a la joven, y es sabido
que a mí la admiración me quita el sueño»
.

O:

«Y cuando ella doliente,
con el cuerpo aterido,
—¡Tengo frío! —me dijo dulcemente
con voz que, más que voz, era un balido,
me acerqué a contemplar su hermosa frente».


No tengo nada en contra de su pretensión de alejarse del esteticismo engolado de tantos poetas y de usar un lenguaje cotidiano en la poesía, pero la imagen de una mujer balando no sé por qué no acaba de seducirme y tampoco es imprescindible que lo llano te empuje al ripio.

Ramón de Campoamor fue elegido Académico de la Lengua; Emilia Pardo Bazán, no.

La relectura me convence de que la obra del poeta y político decimonónico no es apropiada para vampiros. Y mucho menos para vampiras.

Esta lleva en su maleta también a Cervantes, Beckett, y a los suicidas David Foster Wallace y Felix Poppenberg. Y quizá sea un guiño para entendidos que la obra de Wallace sea La broma infinita y en la de Poppendorf Swinton hojee un capítulo titulado «La cuestión del tiempo»; lecturas, estas sí, muy apropiadas para cualquier vampiro, preocupado por la eternidad, auténtica broma infinita de mal gusto.


En el libro de Poppenberg leo: «Alexander von Sternberg había amado desmedidamente a su mujer. Cuando ella falleció, hizo poner una ventanilla corredera en su ataúd para poder observar el cadáver de cuándo en cuándo».

Yo les propuse a mis hijas que, cuando muriera, me disecasen y me sentasen un un sillón del salón, en cualquier rinconcito en el que no molestara. Por razones incomprensibles, nunca aceptaron mi propuesta.


Con ganas de volver a casa (aunque aún me cuesta sentir como «mi casa» la de Asterrika). Con ganas también de dejar la vida pública por un tiempo, este ir continuamente de un sitio a otro. Que estemos haciendo juntos la promoción lo hace mucho más llevadero, también agradable, pero ya estoy cansado. Necesito una pausa. Cuánto me alegro de haber dicho a Joan que no quiero publicar mi próximo libro a principios del año que viene, aunque está terminado desde hace un año. No querría empezar otra promoción tan poco tiempo después de haber terminado la anterior. ¿Tengo ganas de escribir otra vez? Ni lo sé. Tengo ganas de tener ganas.


21 de mayo

Ayer estuve un rato en la manifestación ante el Congreso cuando se estaba debatiendo el fin del comercio de armas con Israel. Poca gente. Muchos se acercan Ione Belarra para hacerse un selfie con ella. En el Congreso se vota a favor de la propuesta, pero sin el compromiso de promulgar un decreto ley el proceso puede durar meses. Cuánto cuesta imponer sanciones efectivas al Estado sionista.

PP y Vox votan en contra. De Vox no se puede esperar ni un gesto humano, pero ¿no se avergüenzan en el PP de apoyar la masacre? Si, por razones de política partidista, quieren oponerse a Sánchez, marcar distancias con él, podrían haber elegido la vía opuesta: exigir no ya el final del comercio de armas con Israel sino la imposición de un embargo comercial general. En fin, dejémonos de ingenuidades.

Pero de todas formas me pregunto si después del fragor del debate parlamentario, de los ejercicios de retórica y de los gestos para la cámara, de la excitación del enfrentamiento político, cuando se sientan por la noche agotados en los sillones de sus casas o se tumban en sus camas, en esos momentos en los que uno mira el vacío y le regresan a la cabeza las imágenes del día, ¿les remorderá la conciencia? ¿Pensarán en las muertes y el sufrimiento que causa indirectamente la estrategia de su partido? ¿Se preguntarán por el valor de los votos que puedan –hipotéticamente– recibir por su acoso a Sánchez?

Se habló mucho durante unos años de los «diamantes de sangre»; deberíamos empezar a hablar de los «votos de sangre».


A propósito de «votos de sangre». Una muestra más del cinismo de muchos políticos es la celebración –leo tuits de Girauta, de Nuevas Generaciones del PP– del segundo puesto del voto popular a favor de la candidata israelí en Eurovisión, como si «el pueblo» hubiera votado contra Sánchez; lo indecente no es solo su alegría porque casi ganan, también que son conscientes de que la mayoría fueron votos pagados por campañas de Israel y que hubo gente que compró hasta 20 votos para manipular el resultado. Da igual: lo que importa es debilitar al contrario, aunque lo que debilitan una y otra vez es la verdad.


Qué triste debe de ser convertirse uno en vampiro y asistir, siglo tras siglo, a las distintas manifestaciones de la iniquidad humana.

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Comentarios
  1. Carmen c. dice:
    22/05/2025 a las 16:41

    Oxfam-Intermón pide que compartamos este correo para exigir a Israel que les deje entrar ya en Gaza.
    En 48 horas morirán 14.000 bebés en Gaza por falta de ayuda.
    Estamos en la frontera con alimentos agua y medicina y nos niegan la entrada.
    Comparte para exigir a Israel que nos deje entrar ya en Gaza.
    #DejadnosEntrar.
    Lo que está ocurriendo en Gaza es tan inhumano, tan doloroso, que no podemos callar. La situación en Gaza se agrava por minutos.
    Israel ha anunciado una ofensiva sin precedentes para tomar el control total de la Franja. Mientras tanto, más de dos millones de personas sobreviven no solo hambrientas. También atrapadas, enfermas y desplazadas después de más de dos meses bajo un asedio total, sin alimentos, sin agua, sin medicinas.
    Y, aunque esta semana Israel ha permitido la entrada de cierta ayuda, no es suficiente, es solo una gota en medio del océano. Porque las necesidades son inmensas.
    Mientras tanto, toneladas de suministros esperan en la frontera. El levantamiento del bloque permitiría la entrada de alimentos suficientes para alimentar al menos a un millón de personas durante 4 meses. Y, aun así no se permite el acceso porque Israel utiliza el hambre como arma de guerra.
    Hoy más que nunca, exigimos a los gobiernos un alto el fuego inmediato y un acceso urgente, real, sostenido y seguro para que la ayuda llegue a quien más la necesita.
    Necesitamos que el mundo lo vea. Porque cuanta más gente lo sepa, más presión podremos ejercer. Ayúdanos a visibilizar YA lo que está ocurriendo en Gaza. Comparte este mensaje y conviértete en altavoz de quienes no se rinden.

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