Preguntas Humanas | Sociedad
Aurora Gómez: “Una búsqueda con ChatGPT consume 10 veces más que una búsqueda en el Google antiguo”
Tu Nube Seca Mi Río trata de sensibilizar y actuar sobre el impacto ecosocial de los centros de datos. Hace unas semanas, fue referenciado por Naomi Klein en 'The Guardian'. «Yo es que lo tengo que decir porque estoy muy orgullosa», afirma Aurora Gómez, la persona que está detrás del colectivo.
Si eres de los que se resisten a dejar las redes sociales por miedo a que el mundo se olvide de ti, puede que te interese esta entrevista. «En la España árida y con estrés climático, uno de los grupos que pide una moratoria a los nuevos centros de datos se autodenomina Tu Nube Seca Mi Río. El nombre es apropiado, y no solo para España. Se está tomando una decisión indescriptiblemente desalentadora ante nuestros ojos y sin nuestro consentimiento: máquinas sobre humanos, lo inanimado sobre lo animado, las ganancias por encima de todo lo demás». Quien escribe estas palabras es nada más y nada menos que Naomi Klein.
«Yo es que lo tengo que decir porque estoy muy orgullosa», afirma Aurora Gómez, la persona que está detrás de ese colectivo. Porque ni todos los días una sale en The Guardian ni todos los días te cita la autora de La doctrina del shock. «Y nos ha citado sin necesidad de estar en las redes sociales privativas. Yo solo estoy en Mastodon», argumenta como ejemplo de que habitar Internet de otro modo es posible.
De profesión psicóloga, Gómez viene de 25 años de lucha por el software libre y los derechos digitales. «Si bajas la resolución de la cámara, podremos hablar mejor. O si puedes cerrar pestañas», avisa ante las interrupciones al inicio de la entrevista, por videoconferencia. Fue unos días antes del apagón. Finalmente, optamos por el teléfono. «Ahora sí».
¿Cómo surge Tu Nube Seca Mi Río?
Somos un colectivo activista que nació con la idea de sensibilizar sobre el impacto ecosocial de los centros de datos. Empezamos hablando de impacto ambiental y tuvimos que hablar también de lo social, porque nos dimos cuenta de que los impactos iban, además, hacia la población. El colectivo surgió cuando anunciaron el centro de datos de Meta en Talavera de la Reina. Yo, que soy de Castilla-La Mancha, pensé que si lo ponían ahí, nos lo iban a poner en más sitios. Y no iba muy desencaminada. En mi región estamos enfrentando no solo el tema de los centros de datos sino también el extractivismo minero de las tierras raras.
Ahora empezamos a escuchar más que la IA consume mucha agua. ¿De qué impacto estamos hablando?
Hasta hace poco no sabíamos que los centros de datos consumían agua. Lo único que hacían, para refrigerarse, era consumir mucha energía. Y eso ya era un problema climático impresionante y deslocalizado. Pero cuando aparece la inteligencia artificial y otros tipos de demandas energéticas como el streaming o los juegos multijugador online, la cosa cambia. Los centros de datos hacen tres funciones. Son como una gran caja de zapatos y dentro están los ordenadores, que tienen que almacenar la información, procesar la información y distribuir la información. Y es en la parte de procesar la información donde la inteligencia artificial consume muchos más recursos. Antes era mucho menor, pero ahora es un gran problema. Es decir, han crecido los denominados centros de datos de hiperescala, que son los que utilizan energía y agua para refrigerarse. Y, en breve, van a suponer la mitad de los centros de datos en todo el mundo.
Entre quienes defienden el uso de la IA generativa, argumentan que con ella necesitan hacer menos búsquedas que antes, con lo que el impacto ecológico sería menor. ¿Esto es así?
Es absolutamente falso. Primero, porque la información no suele ser verídica. Segundo, porque una búsqueda con ChatGPT consume 10 veces más que una búsqueda en el Google antiguo. Imagínate la diferencia de lo que estamos hablando en tan poquito tiempo. Y, en tercer lugar, todas estas visiones tecnooptimistas de la IA son visiones colonizadoras, racistas y lanzadas desde el privilegio, porque tú estás dando por hecho que tu derecho a buscar esa información o hacer una imagen del Estudio Ghibli está por encima del derecho de alguien a beber agua en otra parte del mundo. Es decir, es un privilegio atroz pensar que tenemos derecho a usar la inteligencia artificial porque sí. ¿Por qué alguien se cree con el derecho a pisotear la salud, el clima o los derechos laborales de otras personas?
«Todas estas visiones tecnooptimistas de la IA son visiones colonizadoras, racistas y lanzadas desde el privilegio. No es un fallo de diseño, es el diseño».
Hay gente comprometida con el medioambiente que dice que prefiere no saber las consecuencias.
Sí. Es que hay gente que se ha comido el discurso tecnooptimista y no se ha dado cuenta de que ese discurso viene totalmente imbricado con el capitalismo. Y me voy a retrotraer. En la primera revolución industrial coexistían a la vez la esclavitud y las primeras fábricas. En las plantaciones de esclavos, los esclavos se estaban rebelando, estaban con sus movimientos abolicionistas. Y en las fábricas, los movimientos obreros estaban diciendo también «oye, queremos derechos laborales, queremos salud». Ellos no estaban conectados, pero los jefes eran los mismos.
Entonces, gente como Charles Babbage lo que hizo fue decir: vamos a utilizar la automatización que separa una tarea compleja en tareas más pequeñas de tal manera que le quitemos valor a la gente. Es decir, que en la idea misma de lo que es la raíz de la IA ya hay una base colonial, capitalista y extractivista. No es un fallo de diseño, es el diseño.
Es otro invento del sistema, dicen algunos lectores, porque lo que te llevaba un día, ahora te lleva un minuto.
Te voy a poner un ejemplo que me gusta mucho. Yo soy de una zona de Ciudad Real muy cerquita de Almagro. Almagro es superbonito, con su teatro y demás, pero tiene una característica muy curiosa: el encaje de bolillos. Allí se hace mucho porque la gente lo trajo de sus migraciones a Holanda. Y es algo que requiere una habilidad manual espectacular. ¿Pero sabes qué hacen las mujeres de Almagro mientras hacen bolillos? Hablar entre ellas. El bolillo es secundario y hablar entre ellas es lo principal. Lo principal es que salen a la puerta de su casa las noches de verano más tórridas para poder hablar en grupo. Y se oye ese sonido que tengo grabado en la mente: tuturrutu-tuturrutu. Podían haberlo hecho muy rápido, con un telar, con mucho ruido, sin hablar y ser, así, eficaces. Pero la eficacia es algo que solo le importa al capitalismo.
«¿Sabes qué hacen las mujeres de Almagro mientras hacen bolillos? Hablar entre ellas. Lo principal es que salen a la puerta de su casa las noches de verano más tórridas para poder hablar en grupo. La eficacia es algo que solo le importan al capitalismo».
¿Y por qué se eligen determinados lugares para esos centros de datos?
La mayoría de los sitios que se están eligiendo son regiones con alto estrés hídrico. O sea, desiertos. Son zonas despobladas, con muy bajo poder. A esas empresas les da igual que haya agua porque se la van a llevar ellas. Tienen contratos preferentes. Y eso es lo que ya hemos visto. Por ejemplo, en Estados Unidos, tú ves el mapa de las regiones secas, donde habría un cowboy por ahí dando vueltas, y es ahí donde están todos los centros de datos. Arizona, Virginia… En España, Aragón es la región que más está creciendo con diferencia. La siguiente va a ser Castilla-La Mancha. Y luego Andalucía. Madrid y Barcelona tienen los centros de datos antiguos. Porque en Madrid y Barcelona el terreno es más caro y nos les sale rentable. Básicamente, estos centros de hiperescala irán en la España despoblada.
«La mayoría de los sitios que se están eligiendo para los centros de datos de hiperescala son regiones con alto estrés hídrico. Irán en la España despoblada».
Algunos gobiernos, además, promueven estos centros. ¿Deberían exigir a las empresas que informen del uso de agua que conlleva su actividad?
Hay una directiva europea aprobada en septiembre del año pasado que dice que tienen que informar de cuánto gastan, pero no se está aplicando. ¿Sabes el meme este de la independencia de Cataluña? ¿Primero que sí y luego que no? Pues cuando Escrivá, como ministro para la Transformación Digital, dijo en la misma noticia que iban a legislar sobre la IA y los centros de datos para que no consuman tanta agua y su uso sea transparente, yo dije: «¡Bien!». Pero a continuación añadió: «Y entonces vamos a hacer un kit digital para que todos los autónomos, pequeñas pymes, utilicen la IA». Y yo dije: «¡No!». Tienen un cacao con la transición ecológica y digital…
¿Y qué pasó con el decrecimiento? Se volvió a escuchar mucho cuando preguntó la reina Letizia. ¿Y ahora?
Yo la escribo a diario, muchas veces. Nosotros, por ejemplo, hablamos de decrecimiento digital. Hay gente que utiliza los términos de permacomputación o de ecofeminismo de datos, como Ana Valdivia. Hay muchas maneras de afrontar cómo podría ser un mundo con otro tipo de tecnología diferente.
«Los esclavos de las plantaciones en Jamaica y los luditas en Londres no se conocían, no estaban conectados, pero los jefes eran los mismos».
En ‘La Marea’, que también ha dejado la redes del ‘mal’, nos anima oír esto.
Claro. No necesitamos estar en esos otros sitios del mal y alimentar el mal. Somos nosotros los que creamos contenido y los que queremos interaccionar. Y para esas dos cosas no necesitamos esas herramientas del mal.
Pero es difícil en mitad de la gran ola.
El fallo es verlo de manera individual. Yo llevo 25 años luchando, con lo cual para mí es medianamente fácil. Pero ¿te acuerdas de lo de la huella de carbono? Ahora están intentando hacer lo mismo: trasladar las culpas individuales. Pero nosotros no tenemos poder de manera individual, tampoco en una sociedad digital. Lo tenemos en colectivo.
Un ejemplo de nuestra capacidad de acción es lo que está pasando en las escuelas. Las asociaciones de familias se están juntando y haciendo pactos contra las pantallas, que no van a permitir que sus hijos e hijas utilicen móviles hasta los 16 años. De esa manera, sí puedes sacar a tus hijos de la pantalla . Y es lo que te decía antes de los esclavos de las plantaciones en Jamaica y los luditas en Londres. No se conocían, pero yo, por ejemplo, la siguiente reunión que tengo es con alguien de Irlanda. Y a diario hablo con muchos colectivos, franceses, portugueses… Es una cascada de activismos que van levantándose, y cada uno lo hace porque ha visto a otro y le ha inspirado.
«Nosotros no tenemos poder de manera individual, tampoco en una sociedad digital. Lo tenemos en colectivo».
Y actuando.
Sí, porque más allá de la parte de visibilización, ya estamos con la parte de lucha. Por ejemplo, hemos hecho alegaciones a los centros de datos de Amazon de manera colectiva, con Ecologistas en Acción. Que las actuaciones tengan consecuencias.
En resumen: ¿es entonces imposible tener IA sin consumo de agua?
Aunque resolvieras el problema aquí con los centros de datos, seguiríamos teniendo una cadena de impactos ecosociales en toda la cadena de suministro, en otra parte del globo; es decir, sería imposible.