Cultura
Ernest Cole: imágenes mayores
Llega un nuevo documental de Raoul Peck. Eso son palabras mayores. ‘Ernest Cole: Lost and Found’ se centra en la vida del fotógrafo sudafricano que desveló toda la miseria moral del ‘apartheid’.
Llega un nuevo documental de Raoul Peck. Eso son palabras mayores. Palabras incómodas y bellas, como las del escritor y activista James Baldwin, protagonista de aquella obra maestra titulada I Am Not Your Negro (2016): «La historia de América es la historia de los negros en América. Y no es una historia bonita». Palabras indignadas, agresivas, imprescindibles, como las que dedicaba en Exterminad a todos los salvajes (2021) a la barbarie genocida del imperialismo europeo: «Tres palabras resumen toda la historia de la humanidad: civilización, colonización, exterminio. Ese es el origen de la ideología de la supremacía blanca». Su último trabajo contiene las mismas palabras justas y apasionadas. Palabras mayores y, por así decir, imágenes mayores, las del fotógrafo sudafricano Ernest Cole.
Cole retrató los abusos del apartheid en su país antes de exiliarse a Estados Unidos en los años sesenta. De aquella etapa inicial nació House of Bondage (1967), un libro en el que documentaba el sistema de segregación. «Es el primer fotógrafo que captura esa realidad desde el interior, de una manera muy íntima. Está en su casa, no hay una mirada de observador exterior. Puedes sentirlo porque él siempre busca la mirada. En sus fotos hay siempre una o dos personas que miran al objetivo», explica Peck. Con una delicadeza extraordinaria, respetando siempre la dignidad de su gente, Cole consiguió resumir la inconcebible normalidad del horror.
Cuando dejó atrás aquel infierno, pensaba que América le recibiría con los brazos abiertos. No fue así. Muy al contrario, experimentó el dolor del exilio de forma descarnada. Aquí es donde su historia (real), curiosamente, podría encontrar un paralelismo con la (ficticia) narrada en The Brutalist (2024), con la salvedad de que a Cole no vino a rescatarlo ningún millonario. Nadie vino a rescatarlo, y su vida se fue apagando poco a poco, ahogada en la más oscura de las depresiones.
El racismo de Occidente (nombrar solo a Estados Unidos no sería justo) le afectó profundamente. «Cualquiera en su situación sentiría esa cólera. Si no fuera así, estarías muerto», explica el director haitiano. «No es una cólera intelectual, es algo que vive en sus propias carnes. Lo vive cuando entra en un restaurante en Manhattan y todas las miradas se vuelven hacia él. Eso te golpea directamente, en plena cara. Y es algo cotidiano, de todos los días».
En Nueva York, perdido y desolado, Cole siguió haciendo fotos algún tiempo más antes de caer en un largo periodo final de inactividad. Nadie sabe muy bien cómo, pero 60.000 negativos aparecieron en una caja de seguridad de un banco sueco en 2017, casi 30 años después de su muerte. «Es como si los Rolling Stones solo hubieran hecho un disco en toda su carrera y, de repente, apareciera un baúl con 10 elepés ya grabados pero nunca publicados», relata Raoul Peck.
La agencia Magnum y la editorial Aperture han trabajado en los últimos años para hacer una primera selección de 3.000 clichés. El resultado es asombroso. Es «un tesoro», en palabras del director de Ernest Cole: Lost and Found. El documental, político, reivindicativo, como todos los suyos, es también, y sobre todo, el emotivo retrato de un artista con una sensibilidad incompatible con la injusticia del mundo.
‘Ernest Cole: Lost and Found’, de Raoul Peck, se estrena en salas el jueves 15 de mayo.
El artículo ‘Ernest Cole: imágenes mayores’ se ha publicado originalmente en El Periscopio, el suplemento cultural de La Marea. Puedes conseguir la revista aquí o suscribirte para apoyar el periodismo independiente.