Internacional
Alemania desarticula un grupo ultra vinculado a Ciudadanos del Reich
El llamado ‘Reino de Alemania’, afín a la extrema derecha y a las teorías de la conspiración, ha sido prohibido por vulnerar el orden constitucional. Su líder, el ‘rey’ Peter Fitzek, está bajo arresto.
La Fiscalía Federal alemana ordenó hoy la detención de los presuntos cabecillas de un grupo ultra llamado «Reino de Alemania», vinculado a la escena de la extrema derecha y muy influido por las teorías de la conspiración. La operación policial se extendió a siete estados federados y ha culminado con la prohibición de este grupo fundado en 2012 y que contaba con 6.000 miembros.
Reino de Alemania es una facción de un movimiento más grande llamado Reichsbürger (‘Ciudadanos del Reich’), que ya sufrió en 2022 una detención masiva de sus miembros por planear, presuntamente, un golpe de Estado.
La desarticulación de Reino de Alemania ha sido la primera operación de envergadura de Alexander Dobrindt, ministro del Interior desde hace escasamente una semana, tras su nombramiento por el canciller Friedrich Merz. Dobrindt ha justificado la detención de la cúpula de Reino de Alemania al considerar que los fines y actividades de este grupo vulneran el orden constitucional del país. La principal característica de esta comunidad es que no reconoce la república germana ni sus leyes.
Su líder, Peter Fitzek, de 59 años, es un excocinero y profesor de kárate que tiene abiertas varias causas judiciales y que se autoproclamó «rey» en 2012. Al parecer, contaba con un centenar de súbditos. Fitzek ha sido condenado anteriormente por posesión ilegal de armas, lesiones físicas y delitos fiscales (estuvo al frente de un banco personal y de un seguro de salud sin el permiso de la Oficina Federal de Supervisión Financiera). Su reino acuñaba su propia moneda, imprimía sus propios documentos oficiales y contaba con su propia bandera. Su objetivo fue siempre establecer un Estado independiente de la República Federal de Alemania.
El ministro del Interior calificó la operación policial como «un golpe histórico», ya que, oficialmente, se consideraba a Reino de Alemania como «la mayor agrupación de una escena [ultra] en expansión». Su estructura de «Estado paralelo» y sus redes de delitos económicos se sustentaban, según indicó Dobrindt, en teorías conspirativas antisemitas.
Aunque sus extravagantes pretensiones de independencia puedan parecer inofensivas, lo que más preocupa a las autoridades alemanas es su vinculación con Reichsbürger, un movimiento más amplio que sí se toman muy en serio y que ha llegado a infiltrarse en las Fuerzas de Seguridad, como pudo saberse tras un reportaje en Der Spiegel.
En Alemania, el riesgo del terrorismo de extrema derecha se considera hoy la principal amenaza para el orden público, por delante del yihadismo.
ALEMANIA y ESPAÑA: Historias paralelas.
El nazifascismo y el francofascismo que nunca se fueron.
Confesiones de un alemán anónimo.
———————–
«Yo confieso y declaro: en Alemania los nazis nunca dejaron de mandar….y todos lo sabíamos», (Hansi Quednau, Canarias Semanal)
Yo confieso y declaro que este país necesita una segunda desnazificacion. No en las formas, eso ya lo hicimos más o menos, sino en el alma. Necesitamos una desnazificacion del pensamiento. De los imaginarios. De los mecanismos de autoprotección. Porque el verdadero nazismo no fue sólo Hitler, Himmler y Goebbels. Fue el vecino que no preguntó. El funcionario que selló los papeles. El profesor que repitió la consigna. El juez que miró a otro lado. Y eso, en versiones más pulidas, sigue ahí.
Sigue ahí cada vez que se condena más a quien protesta que a quien calla. Sigue ahí cuando los refugiados se convierten en sospechosos. Cuando se desmantelan derechos en nombre de la seguridad. Cuando se normaliza lo que no debería ser normal.
No fue sólo el pasado lo que me dolió. Fue el presente: la manera en que esa herencia putrefacta se camuflo entre expedientes, oficinas y despachos. La manera en que los cómplices del horror no solo sobrevivieron sino que prosperaron. Que los verdugos ocuparon los mismos sillones desde los que un día firmaron órdenes de deportación o sentencias de muerte.
Por eso yo confieso y declaro que nuestra tarea sigue viva. Que nuestra voz, la de los hijos del silencio, no ha terminado su trabajo. Tal vez ahora, más que nunca, hace falta seguir contando. No desde la culpa, sino desde la conciencia. No desde la nostalgia, sino desde la urgencia. Porque el fascismo no llega tocando la puerta. Llega cuando la memoria se convierte en formalidad. Cuando los nombres se borran en los archivos. Cuando los discursos de odio de llaman «libertad de expresión». Llega cuando el olvido se vuelve rentable.
Hoy, tantos años después, sé que el silencio fue también una forma de violencia. Que él no contar, el no asumir, el no recordar, nos dejó huérfanos de verdad.
Y que la negación no solo mata el pasado:
Enferma el presente.
El silencio es el mejor aliado de los monstruos.
Yo he hablado con jóvenes que no quieren saber, que prefieren no mirar. Que dicen que hay temas más urgentes: el cambio climático, la inflación, la guerra de Ucrania. Y tienen razón. Pero también se equivocan. Porque sin una memoria viva, esos problemas se enfrentan con los ojos vendados. Porque los fascismos no solo nacen: vuelven. Vuelven cuando no hay memoria que los detenga…..