lamarea.com
  • La Marea
  • Kiosco
  • Climática
DONA SUSCRÍBETE
SUSCRÍBETE
Iniciar sesión
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
ANTERIOR

Una barbaridad. Una asquerosidad. Una genialidad.

SIGUIENTE
SUSCRÍBETE DESDE 17€. Además, si verificas que eres humano con el código HUMANA, te llevas un 10% de descuento en tu suscripción a la revista

Cultura

Una barbaridad. Una asquerosidad. Una genialidad.

Coralie Fargeat realiza una crítica salvaje a esa mirada masculina y sexualizada que atraviesa toda nuestra cultura y que acaba influyendo en la manera en la que las mujeres se ven a sí mismas. En fondo y forma, ‘La sustancia’ es un (monstruoso) prodigio.

Demi Moore en una escena de 'La sustancia'. ELASTICA FILMS
Manuel Ligero
11 octubre 2024 Una lectura de 5 minutos
Telegram Linkedin Url

Coralie Fargeat ha construido una narrativa muy potente a partir de un objeto que le fascina particularmente: los culos esplendorosos. Lo que hace la directora francesa tanto en Revenge (2017), su primer largometraje, como ahora en La sustancia es apropiarse de la mirada masculina (sobre ellos, sobre los culos, lo que supone una forma muy gráfica de centrar el foco de su crítica) para, acto seguido, arrancarle los ojos a los mirones y pisotearlos en el suelo. Si esta imagen literaria les parece fuerte, esperen a ver sus películas.

No es que su cine sea violento (que lo es), ni perturbador (que también), ni gore (por un tubo), es que ha conseguido elaborar con sus festivales de sangre y vísceras un discurso político tan sólido y tan arrollador como una apisonadora. La sustancia es eso, una apisonadora que se abalanza sobre el público con la intención de espachurrarlo, de destriparlo, de hacerlo estallar salpicando con sus órganos y sus fluidos todo lo que tiene a su alrededor. Todo eso mientras nos obliga a hacer examen de conciencia sobre el repugnante machismo que nos distingue como sociedad. La sustancia es una genialidad.

Lo que cuenta es la historia de una actriz, Elisabeth Sparkle (interpretada por Demi Moore), que es apartada de su profesión en razón de su edad. Presenta un programa de aeróbic en la televisión y los directivos la despiden para poner en su lugar a alguien más joven. Demi Moore, a sus 62 años, es un cañón, no se puede estar más hermosa, pero, a juicio de estos hombres, no cumple ya con el canon de belleza establecido. La dictadura de la imagen (de Instagram, de la publicidad) impone otro tipo de cuerpos y un solo ideal: la juventud («Giovinezza, giovinezza, primavera di bellezza», decía el himno fascista). Deprimida y desesperada, Elizabeth recurrirá a «la sustancia», una inyección que le facilitan de forma clandestina y que promete devolverle la juventud perdida. Hasta ahí podemos leer. Déjense sorprender (y salpicar) por esta fábula salvaje.

La sustancia
Fotograma de ‘La sustancia’, de Coralie Fargeat. ELASTICA FILMS

Los puntos de conexión con David Cronenberg y su «nueva carne» son evidentes, pero mientras en el cine de aquel encontramos un ejercicio filosófico trascendental, en Fargeat prima el espectáculo, sin que eso perjudique su profundidad intelectual. En Videodrome, por ejemplo, Cronenberg diserta sobre cómo las imágenes televisivas (las de los años ochenta, pero su discurso puede aplicarse igualmente al mundo digital de hoy) acaban transformando la sociedad en algo monstruoso, algo que el protagonista somatiza y que acaba por reconfigurar su propio cuerpo. Fargeat juega con esas mismas cartas, pero con una táctica diferente (más lúdica, si se quiere) y con una intención política más concreta.

Lo que la cineasta francesa cuestiona (aunque ese es un verbo demasiado suave; habría que hablar mejor de «dinamitar») es la mirada masculina, esa mirada que lo atraviesa todo, que lo condiciona todo, lo estructura, lo contamina, lo estigmatiza todo, y por encima de todo, a las mujeres. A su juicio, es imposible despegarse de esa mirada, incluso para las feministas más preparadas. Fargeat habla de cómo, a partir de esa mirada ajena (que es también colonizadora, intimidatoria, pornográfica), «se juzga el propio cuerpo [femenino] y se llega a odiarlo, a detestarlo, a violentarlo».

Durante dos horas vemos cómo esta mujer pierde el control sobre su propio cuerpo con consecuencias terroríficas. Ya lo ha perdido culturalmente, pero aquí lo hace con una viscosa literalidad. Y podría haberlo dejado ahí ya que el mensaje (contra las imposiciones estéticas, contra el machismo, contra el edadismo) estaba perfectamente transmitido. Pero no. Nada de eso. Hay una vuelta de tuerca más. Fargeat añade un grand finale, una auténtica locura que podría considerarse prescindible en la historia, pero que, bien pensado, tiene toda su razón de ser: es su rabioso escupitajo contra una sociedad que primero fabrica los traumas y los complejos y que luego expulsa a quien los sufre. Y uno no puede más que aplaudir. Tembloroso y cubierto de sangre, pero aplaudir.

¿Y aquí se acaban las alabanzas a Coralie Fargeat? Pues no. Su película no sólo es importante por lo que cuenta (por su oportunísima crítica a la tiranía de la imagen, por su reinterpretación feminista de El retrato de Dorian Gray, de Frankenstein, por su conexión visual con esa delicia titulada La maldición de las brujas, por tantas, por tantas cosas) sino por cómo lo cuenta. Fargeat es cineasta con todas las letras, en el sentido de que sabe hablar el lenguaje cinematográfico, sabe narrar con imágenes. No crean que esto es fácil. Muy pocos directores saben hacerlo. Si viéramos La sustancia sin sonido, se entendería casi todo. No necesita diálogos que completen los huecos narrativos (o lo que es peor, que subrayen lo que ya se está viendo en pantalla, algo muy común en directores respetadísimos, como por ejemplo, ejem, Christopher Nolan). Cómo coloca la cámara, cómo aporta información con cada plano, cómo encadena las transiciones, cómo maneja las elipsis… Todo, absolutamente todo, es una lección magistral de cinematografía.

Es posible que tengan pesadillas después de ver La sustancia. También que se rían a carcajadas; eso va en el temperamento de cada cual. Lo que es imposible es no reconocer a Fargeat como una superdotada. Verán, sí, monstruos en pantalla pero ella… Ella sí que es una monstrua.


‘La sustancia’ se estrena en cines el 11 de octubre.

Telegram Linkedin Url

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

€
  • #cine
  • #directoras de cine
  • #feminismo

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Suscríbete dona
Artículos relacionados

Cantando tras el apocalipsis

José Ovejero
01 octubre 2024

‘Antes era divertido’ y tendría que seguir siéndolo

Manuel Ligero
04 octubre 2024
Comentarios

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Lo más leído

  • Pedro Sánchez pide perdón a la ciudadanía y descarta elecciones: "Hasta esta misma mañana yo estaba convencido de la integridad de Santos Cerdán"
  • Jeff Sharlet: "Hace muchos años que en Estados Unidos la izquierda secular ocupa el margen"
  • Lo de Santos Cerdán (parece que) no es lo de Begoña Gómez
  • Más de un millar de resoluciones del Consejo de Transparencia han sido ignoradas desde 2016
  • Su destino está a la izquierda

Actualidad

  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Clima
  • Sociedad

Conócenos

  • La Marea
  • Cooperativistas
  • Transparencia
  • Política de cookies
  • Política de privacidad

Kiosco

  • Suscripciones
  • Revistas
  • Libros
  • Cursos
  • Descuentos
  • Contacto

Síguenos

Apúntate a nuestra newsletter

Apúntate
La Marea

La Marea es un medio editado por la cooperativa Más Público. Sin accionistas detrás. Sin publirreportajes. Colabora con una suscripción o una donación

MásPúblico sociedad cooperativa. Licencia CC BY-SA 3.0.

Compartir a través de

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos. Leer más

AceptarResumen de privacidad
Política de Cookies

Resumen de privacidad

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.
Funcionales
Siempre habilitado

Las cookies funcionales son esenciales para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sitio web, ya que proporcionan funcionalidades necesarias. Desactivarlas podría afectar negativamente a la experiencia de navegación y a la operatividad del sitio.

Guardar y aceptar