Un momento para respirar
Amor y mugre
"Cuando leo ciertas afirmaciones, cuando asisto, a distancia por suerte, a la mala baba y a la mezquindad de algunos, me siento arrastrado a un mundo del que solo puedo salir más sucio", escribe Ovejero.
6 de octubre
Días muy pesados. Goxo está enfermo –¿tiña?– y tenemos que mantenerlo encerrado en casa, salvo cuando lo sacamos, cuatro veces al día, a pasear con correa. Como es un perro acostumbrado a entrar y salir cuando quiere, también a hacer escapadas nocturnas, y nos acompaña a pasear solo cuando le apetece, corriendo monte arriba y monte abajo y uniéndose intermitentemente a nuestro camino, no entiende qué está pasando, por qué le hacemos esto. Es infeliz. La consecuencia lógica es que nos hace infelices a nosotros.
Cuando Edurne y yo dirigimos un taller sobre el amor en la literatura, hará dos o tres años, intenté pensar en una definición del amor que me satisficiese y llegué a una que aún me sirve: el amor es la coincidencia de una emoción y una convicción que nos llevan a desear la felicidad del otro por encima de la nuestra.
Lo bueno de esta definición es que vale para distintos tipos de amor. No es una concepción tan desinteresada como pudiera parecer, porque nadie puede ser feliz a la larga cuando la persona a la que se ama no lo es. Es decir, hacemos feliz al otro no solo por el bienestar del otro, también porque de este depende mi felicidad. Esto es válido especialmente para las relaciones de pareja, que exigen un contacto muy frecuente con el otro y nos vuelven testigos obligados de la infelicidad y felicidad de la persona amada.
7 de octubre
¿Es amor lo que movía a arriesgar la vida a todos aquellos jóvenes que en el 36 abandonaron sus países para enfrentarse al fascismo en España? (Mi cabeza funciona así: paso de la enfermedad de nuestro perro al amor de pareja y de ahí a la guerra). Estoy leyendo Cuaderno rojo de la Guerra Civil española, de Mary Low y Juan Breá (lo estoy leyendo en inglés, pero veo que lo ha publicado en español la editorial Virus, que no conocía hasta ahora). Mary y Juan llegan para luchar junto al POUM. En uno de los primeros capítulos, narrados por Mary, se cuenta la historia de la alemana Putz. Tenía diecinueve años, apenas hablaba español. Aunque intentaron convencerla de que no luchara con las milicias sino que trabajara en una ambulancia, se fue con su novio a luchar en Mallorca. Mataron al novio. Poco después de regresar, se marchó de nuevo con cuatro amigos españoles al frente de Aragón. Apenas habían llegado, mataron a los cuatro mientras estaban con ella. Cuando parecían haberla convencido de que se quedara en la retaguardia, salió, literalmente, detrás de una columna que se dirigía al frente, gritando: ¡Yo también voy! ¡Llevadme con vosotros! La mató un francotirador mientras intentaba ayudar a un miliciano caído.
No sé si era amor a la humanidad lo que la movía. Solo sé que yo no sería capaz ni de tanto amor ni de tanto sacrificio. Ni de tanta fe en la humanidad.
9 de octubre
Ayer salimos de nuestro pueblo para asistir al funeral de C. Su marido, a quien queremos mucho, nos había pedido que dijésemos unas palabras en su recuerdo. Las escribimos juntos Edurne y yo, y decidimos que yo las pronunciaría, porque Edurne estaba segura de que no sería capaz de pronunciarlas sin dejarse inundar por la emoción. Luego, mientras hablaba, tuve que interrumpirme varias veces porque no era capaz de continuar. Suele sucederme: que me creo más fuerte, o más frío, de lo que soy.
Estoy esforzándome por no leer la prensa, ni asomarme a las redes, por las mañanas. Me acuerdo ahora del personaje de Santuario, de Faulkner, –creo que el médico, cuyo nombre también creo recordar, Horace Benbow, pero podría equivocarme– quien dice que hay en el horror, en la extrema violencia, algo que nos hace peores aunque solo seamos sus espectadores. He discutido en algún lugar esa afirmación, pero sí tengo la sensación de que asistir recurrentemente a la maldad desplegada no solo en las acciones –en la bestialidad de los recientes ataques israelís, por ejemplo–, también en las opiniones y en el sesgo de muchas noticias, nos amarga. Cuando leo ciertas afirmaciones, cuando asisto, a distancia por suerte, a la mala baba y a la mezquindad de algunos, me siento arrastrado a un mundo del que solo puedo salir más sucio. Así que intento que esa mugre no se me pegue desde demasiado temprano.
Conmovedora la historia de la alemana Putz. Yo creo que su determinación de sacrificar su vida eran debido al dolor y la rabia de todas las injusticias que tuvo que vivir que la superaron. Le dieron ese coraje y tal vez mezcla de temeridad.
Mucha gente que está en contacto con el público me comenta que «nos hemos vuelto muy malos». Yo también veo que hoy día los malos sentimientos predominan sobre los valores, que hay mucha mugre.
Es inevitable que nos emponzoñe porque la respiramos; pero que no nos lleve a su campo, hay que encontrar un método para ser más fuertes que ella, para ahogarla en nuestro campo.
¿no es más correcto decir en castellano que en español?. A mí en español, la verdad es que no me acaba de sonar nada bien.
Hasta los bancos, tan «patriotas» ellos, tienen puesto en sus cajeros: seleccione idioma: castellano, euskera, catalán, gallego, ect.
Goxo es un animal afortunado.
Igual que las personas que unas se dice que «nacen con estrella y otras estrelladas» pasa con los animales.
Entre los más desafortunados están los que son víctimas del «deporte» de la caza y los toros, víctimas del «arte» de la tauromaquia.
En las fiestas populares de los pueblos de España a los toros se les inmoviliza, tira con cuerdas, agrede, obliga a correr, arrojan al mar y encienden antorchas en sus cuernos. Los animales sufren caídas, golpes, intenso sufrimiento, y en ocasiones, la muerte.
La forma más cruel de festejo es cuando se colocan bolas impregnadas con una sustancia inflamable en sus cuernos y se les enciende para verlos correr desesperados.
Estamos realizando la mayor y más profunda investigación de las más de 18.000 fiestas crueles con animales que año tras año se realizan en España, y que desgraciadamente van en aumento. Queremos sacar a la luz el maltrato que esconden miles de pueblos en sus festejos y tradiciones.
Las ganaderías están viendo peligrar el futuro de las corridas de toros, que cada vez cuentan con menos apoyo, y ven en los festejos populares un negocio en alza.
¿Cuánto dinero público se entrega a las fiestas crueles?
Presentamos nuestra investigación que muestra por primera vez la cantidad total de pueblos que celebran fiestas crueles con toros, cuánto dinero público se entrega a la organización de esos eventos y la descripción de todas las modalidades taurinas a las que son sometidos decenas de miles de animales cada año.
Firma nuestra petición para acabar con las fiestas crueles con toros.
https://www.fiestascrueles.org/es?utm_source=AnimaNews_20241001&utm_medium=AnimaNews_Mailing&utm_campaign=AnimaNews_20241001