Princesa de sobremesa, por Peli de Tarde

@PeliDeTarde. Espacio en defensa de ese género cinematográfico tan denostado: la peli de tarde.

No puedo evitar sentir cierta inquietud, un molesto desasosiego, desde que me enteré de que la princesa Leonor va a estudiar el bachillerato en un elitista colegio privado de Gales. No es el hecho de que con su gesto esté despreciando y desprestigiando a la educación pública española lo que me perturba. Tampoco que sus estudios tengan un coste de 76.500 euros (solo de matrícula)  y que todo ello se vaya a financiar con dinero público. Lo que realmente me molesta es no saber qué va a pasar. 

Todo buen amante de las películas de sobremesa tiene la tranquilizante seguridad de que, una vez que comienza a ver la peli, podrá quedarse dormido sin preocupaciones ni remordimientos, ya que dichos films contienen, en sus diez primeros minutos, las pistas suficientes como para saber qué ocurrirá al final. Cuando el espectador se despierta justo a tiempo para presenciar el desenlace, constata con satisfacción lo pronosticado en su inicio.

Esto también ocurre con el subgénero Casas Reales Imaginarias, ese en el que un príncipe se hace pasar por un ciudadano anónimo y termina casándose con una estadounidense que regenta una tienda de cupcakes, o en el que una adolescente cualquiera se entera repentinamente de que es heredera al trono de un inexistente país centroeuropeo.

Pues bien, esa certeza que ofrecen las sobremesas no está presente en el caso de Leonor. De lo único que podemos estar seguros es de que en Gales no se enterará por sorpresa de que es heredera al trono, porque supongo que a estas alturas ya lo habrá intuido. Pero, descartando ese supuesto, el abanico de posibilidades se antoja enorme. Por ello, para tranquilidad de los fanáticos de las pelis de tarde, plantearé algunos de los escenarios más probables, siempre tomando como referencia lo que el cine de sobremesa nos ha enseñado:

Posibilidad 1 – Intercambio de gemelas: Tras unas semanas de curso, Leonor se tropieza con una niña idéntica a ella. Es la hija del conserje de su centro, que está de visita pasando unos días con su padre. Sorprendidas por su enorme parecido, sospechan que ello se debe a que comparten algún vínculo sanguíneo, ya que la hija del conserje nunca llegó a conocer a su abuelo, muerto, según le dijeron, en sospechosas circunstancias, algo que ella nunca llegó a creer. Aprovechando esta circunstancia, se intercambian los papeles durante unas semanas, disfrutando cada una de su nuevo estatus. Al final, deciden presentarse ambas en Zarzuela, causando un gran revuelo que desemboca en la Tercera República.

Posibilidad 2 – El colegio equivocado: Por un error burocrático a la hora de gestionar la matrícula, en vez de estudiar en Wales (Gales), Leonor termina estudiando en el centro público «Whales» (ballenas), un instituto situado en una zona marginal de las afueras de Londres. Allí conoce a Dave, el pequeño de una familia de gansters de barrio, con el que se identifica instantáneamente. Se enamoran y se fugan a un lugar idílico con los 76.500 euros, que utilizarán para abrir una tienda de jabones aromáticos, algo con lo que Dave siempre soñó. La tienda termina quebrando y todo este escándalo desemboca en la Tercera República.

Posibilidad 3 – Amor prohibido: Leonor conoce a un humilde estudiante estadounidense, Kevin, hijo de un amable ranchero viudo, que ha obtenido una beca para acceder a ese elitista centro gracias a sus altas capacidades. Se gustan y se juran amor eterno. Cuando Letizia se entera, se opone radicalmente a la relación, pues considera que Kevin no está a la altura de su hija. Leonor se escapa con su novio a Estados Unidos, a vivir en su rancho familiar, causando una crisis institucional que desemboca en la Tercera República.

Posibilidad 4 – Catástrofe: El profesor de ciencias del instituto de Leonor descubre alarmado que se va a producir una catástrofe natural justo en el punto en el que se encuentra el centro. Ofrece una explicación científica detallada sobre las causas y riesgos de este fenómeno, pero nadie lo cree. Finalmente se produce el desastre y solo se salvan el científico y su hijo adoptivo. Este drama desemboca en una república incluso en el Reino Unido.