Las recomendaciones culturales de ‘La Marea’

MÚSICA, por Elena Rosillo

2018

Ese huracán proveniente de Newcastle renueva sus votos con el pop alternativo en este Ouseburn, un álbum continuista en cuanto a lo épico y la predominancia de una poderosa voz que nos recuerda a The Cranberries con un toque millenial. Este disco empieza con notas de piano y se desarrolla entre atmósferas futuristas que miran a un mundo casi postapocalíptico en el que la esperanza es lo único que se pierde. La naturaleza, representada en pequeños detalles orgánicos, parecen ser la vía de escape al technopop más abrasivo. Diez canciones que conforman un universo, una narrativa, un concepto y un ideario en el que la imagen de portada es tan solo el punto de partida, el paisaje en el que enmarcar todas las ensoñaciones que nos producen sus melodías. Un álbum para dejarse arrastrar tanto a la pista de baile como a los rincones más recónditos de nuestra consciencia primermundista.

CINE, por Manuel Ligero

No fue nunca el de Cuerda un surrealismo sin objeto. Siempre trató de retratarnos desde esa singular visión de lo español que unía el esperpento, la (sanísima, oye) tradición anticlerical, esa piedad afligida y cáustica de Azcona, el Siglo de Oro y el teatro del absurdo. También lo hace aquí, en esta cinta que vuelve al universo de Amanece que no es poco y Así en el cielo como en la tierra, pero que es mucho más política y lúcida, y por tanto más jodida. Pero hoy es lo que toca. El director manchego destruye oportunamente el sistema capitalista, la institución monárquica, la Iglesia, las Fuerzas Armadas y los medios de comunicación. Además, en las voces de actores y actrices tan maravillosas, los barrocos parlamentos de Cuerda suenan a gloria. Y encima te ríes, que es cosa necesaria y nunca contingente. ¿Hay quien dé más?

LIBROS, por Bob Pop

Cosas vivas

Escribir contra el realismo contando la verdad no es tan paradójico como pudiera parecer. Hacer literatura contra la mala costumbre de escribir literatura tampoco es tan complicado. Conseguir una novela tan magnífica como estas Cosas vivas de Hachemi, eso sí que es difícil. Arremeter contra las falsedades de la ficción a golpe de Borges y Cervantes para acabar componiendo una pieza literaria tan contundente como esta, eso es fabuloso. Lo que empieza como un delicioso ensayo literario autobiográfico, repleto de jugosos referentes, se va volviendoun texto testimonial sin trampas aparentes ni trucos fáciles, que mezcla el relato social y de clase con elementos de un thriller atípico a través de las páginas de un diario más o menos alucinado y vencido gracias al cual vamos conociendo la historia de un grupo de jóvenes amigos que se topan con la realidad de la precariedad, la exclusión y el miedo desde un privilegio que se sustenta en la capacidad de narrar y en la distancia que da el pasado que fue y nos dejó la memoria. La forma en que Hachemi hace de sus Cosas vivas una angustiosa crónica de una temporada en el infierno temporero es gran literatura. De la mejor clase.