Emilia a las puertas

MADRID// Cuando no existía el feminismo en España ya había feministas. A veces se las leía e incluso se apreciaban sus obras. Era distinto cuando, además, pretendían participar en la vida pública. Entonces las palabras, las mismas que ellas consumían en novelas que -especialmente a finales del siglo XIX- les otorgaban el papel protagonista, servían para cerrarles las puertas de las instituciones de las que pedían formar parte.

Es ahí, a las puertas, donde arranca la función Emilia en el Teatro del Barrio. Desde el patio de butacas el público asiste como un académico más al primero de los intentos de la Pardo Bazán por ingresar en la RAE: “Hoy de aquí no me muevo y me declaro candidata perpetua a entrar en esta Academia”.

La actriz Pilar Gómez encarna a la escritora gallega llenando de vida los matices de su carácter, dando rienda suelta a las aparentes contradicciones que conforman su seña de identidad más reconocible: la defensa del libre albedrío. Desde la irreverencia de quien desdeña la falsa modestia para presentarse, en un mundo de hombres, como mujer capaz y merecedora de un sillón en la Academia, a la ternura cuando evoca su maternidad. Desde la amargura, fruto de la frustración, que recorre la obra hasta la alegría de quien se apasiona disfrutando de la comida y el sexo. Desde el enfado que provocan las palabras de los escritores académicos, que le permiten su trabajo pero le niegan con insultos el reconocimiento público, a la inteligencia para poner en cuestión un sistema y exigir su parte. “En este desgraciado país, incapaces los hombres de equipararse a las mujeres, se dedican a difamarlas”, le escribía a Galdós.

La ternura, el humor y la inteligencia trenzan el texto escrito por Noelia Adánez y dirigido por Anna R. Costa. Un monólogo que lleva de la mano al público y provoca la reflexión, pero también la risa, el deseo de compartir un amor parecido al de la Pardo Bazán por Galdós y ponerle, como ella a él, un monumento a las artífices de esta obra.

Frente a las mujeres que se aburren, protagonistas de las novelas decimonónicas, la escritora representa a las ‘mujeres que se atreven’. Este es el nombre de la trilogía del Teatro del Barrio, que se completará en los próximos meses con obras dedicadas a María Teresa León y Eva Forest. Emilia ha sido el inicio. Un comienzo delicioso para reivindicar la vida que la escritora quiso. Un soliloquio que, durante una hora, retrocede un siglo y demuestra que antes del feminismo ya había mujeres que lo vivían y lo hacían valer.