lamarea.com
  • La Marea
  • Kiosco
  • Climática
DONA SUSCRÍBETE
SUSCRÍBETE
Iniciar sesión
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
ANTERIOR

El buen migrante

SIGUIENTE
SUSCRÍBETE DESDE 17€. Además, si verificas que eres humano con el código HUMANA, te llevas un 10% de descuento en tu suscripción a la revista

Los socios/as escriben | OTRAS NOTICIAS

El buen migrante

"Durante los tres años en los que fui migrante, me interesé mucho por el lugar donde vivía. Lo sentí como propio. Pero sentirme parte de una sociedad no me mueve a la obediencia ni a la conformidad, si es eso lo que se quiere decir con 'integrarse'".

Alejandro Gaita
17 noviembre 2016 Una lectura de 3 minutos
Telegram Linkedin Url

No sé si os habréis enterado porque no se ha comentado apenas, pero hace unos meses empezó algo llamado Brexit, sobre poner más fronteras, y ahora ha ganado unas elecciones un tal Trump que habla de alzar muros en la frontera sur. Y luego, más cerca (cada vez más cerca), tenemos a una tal Marine Le Pen, a la que también le interesa ese tema.

Y esta gente tan aficionada a las fronteras, ¿qué dicen sobre la inmigración? Cuando no están cerrándose completamente a la idea de que los inmigrantes son personas, esta gente suele decir que, como mínimo, quienes inmigran han de integrarse, adaptarse a nuestro modo de vida. Como yo fui migrante por motivos de trabajo durante tres años, esto me hace replantearme mis vivencias, preguntarme si fui un «buen inmigrante» (para esta gente). ¿Me integré en el país que me acogió? ¿Adopté su idioma, su cultura, su religión, sus costumbres? ¿Participé en su sistema? ¿O fui un migrante problemático?

Empecemos por la lengua. Llegué pensando que conocía bien el idioma, pero inmediatamente vi que no era ni mucho menos un hablante nativo, tanto por fluidez y léxico como por mi acento. Pasaron meses y luego años y fui entendiendo y haciéndome entender cada vez mejor, pero decidí no renunciar a mi acento. Distintos hablantes nativos cultos en distintos continentes hablan su propia lengua con acentos muy distintos, y todos son igualmente correctos. ¿Por qué el que usan unos nativos concretos va a ser mejor que el mío, que lleva consigo los recuerdos de mi lengua materna? Mi lengua materna, claro, es la que seguí empleando en mi entorno familiar, ya fuera en el supermercado, en la calle o en el transporte público.

Y con la lengua, la cultura. Objetivamente, la cultura dominante del país que me acogió es colonialista: el país está fundado sobre un genocidio que, aunque suavizado, todavía colea. Su cultura dominante es capitalista, es clasista, es religiosa, es heteropatriarcal, es militarista. Durante los años que viví allí, dediqué buenas partes de mis energías a oponerme a todas y cada una de estas visiones del mundo. Me dediqué a participar, en mayor o menor medida, en los movimientos de resistencia pacífica contra la cultura dominante.

Así que no «me integré» ni en el idioma ni en la cultura. Mal empezamos. Y en el resto del llamado sistema democrático, ¿qué tal? En tres años apenas fui consciente del nombre del dirigente electo de la ciudad, ni de la provincia, ni del Estado. Me desentendí totalmente de la política-espectáculo. En cambio, me interesé por la parte de la política que estaba a mi alcance, por aquello donde podía influir positivamente. Mientras lo hacía, llevé algo de cuidado, porque suponía que el riesgo de sanciones al que me enfrentaba era más alto por ser extranjero. Aunque no era para tanto, en el sentido de que allí no había cárceles específicas para extranjeros con una falta administrativa.

Merece mención aparte lo del colectivo subversivo y asambleario en el que participé durante tres años como voluntario (vendiendo libros, sobre todo). Conscientemente nos expusimos a multas desorbitadas, multas diseñadas con fines intimidatorios por parte de la autoridad municipal. Más tarde me llegó la confirmación de que este colectivo estuvo bajo vigilancia policial. ¿Hace esto de mí un migrante problemático? ¿Merecía ser deportado?

Lo cierto es que durante los tres años en los que fui migrante, me interesé mucho por el lugar donde vivía. Lo sentí como propio. Y lo sigo sintiendo como propio, seis años después. Me interesaron y me interesan sus problemas sociales, sus contradicciones medioambientales, sus avances científicos. Pero sentirme parte de una sociedad no me mueve a la obediencia ni a la conformidad, si es eso lo que se quiere decir con «integrarse». Sentirme parte de una sociedad para mí es no vivir como un turista, desde fuera, sino esforzarme por enderezar lo que siento como torcido en esa sociedad.

Durante los tres años en los que viví como inmigrante, aporté mucho a los proyectos en los que participé. Yo diría que el país se benefició con mi estancia. Pero para eso no necesité perder mi cultura, ni renunciar a mis ideas, al contrario: ¿cómo podría haber compartido lo que llevaba conmigo, si se me llega a ocurrir dejarlo atrás? Si hubiera dedicado mis fuerzas a dejar de ser quien era para tratar de ser un clon de la versión oficial del ciudadano medio, no hubiera pasado de ser una mala imitación. Una mala imitación, además, de un mal modelo, un modelo de valores que me parecen aborrecibles: colonialistas, capitalistas, clasistas, religiosos, heteropatriarcales, militaristas.

Por otro lado, estos son valores no muy distintos de los dominantes en mi país de nacimiento, el país de mi pasaporte. ¿Eso es que tampoco estoy integrado aquí? Y, si no estoy integrado, ¿a dónde me tendrían que deportar?

Telegram Linkedin Url

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

€
  • #Donald Trump
  • #inmigración
  • #Inmigrantes
  • #Le Pen
  • #refugiados

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Suscríbete dona
Comentarios

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Lo más leído

  • Pedro Sánchez pide perdón a la ciudadanía y descarta elecciones: "Hasta esta misma mañana yo estaba convencido de la integridad de Santos Cerdán"
  • Jeff Sharlet: "Hace muchos años que en Estados Unidos la izquierda secular ocupa el margen"
  • Lo de Santos Cerdán (parece que) no es lo de Begoña Gómez
  • Ni reyes ni césares: al desplegar a las Fuerzas Armadas para sofocar la disidencia, Trump ha cruzado el Rubicón
  • Su destino está a la izquierda

Actualidad

  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Clima
  • Sociedad

Conócenos

  • La Marea
  • Cooperativistas
  • Transparencia
  • Política de cookies
  • Política de privacidad

Kiosco

  • Suscripciones
  • Revistas
  • Libros
  • Cursos
  • Descuentos
  • Contacto

Síguenos

Apúntate a nuestra newsletter

Apúntate
La Marea

La Marea es un medio editado por la cooperativa Más Público. Sin accionistas detrás. Sin publirreportajes. Colabora con una suscripción o una donación

MásPúblico sociedad cooperativa. Licencia CC BY-SA 3.0.

Compartir a través de

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos. Leer más

AceptarResumen de privacidad
Política de Cookies

Resumen de privacidad

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.
Funcionales
Siempre habilitado

Las cookies funcionales son esenciales para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sitio web, ya que proporcionan funcionalidades necesarias. Desactivarlas podría afectar negativamente a la experiencia de navegación y a la operatividad del sitio.

Guardar y aceptar