El brochazo

«Nosotros no estuvimos en la Guerra de Irak». Quién si no Esperanza Aguirre ha podido pronunciar semejantes palabras. La misma autora de «no llego a fin de mes», «Franco era bastante socialista», «los mendigos de la Plaza Mayor ahuyentan a los turistas», «yo destapé la trama Gurtel», » ¿Zapatero ha perdido ya perdón por el Gulag?» o «los poderes públicos tienen la obligación de impulsar la práctica del golf», entre otros grandes hits.

Y efectivamente, estar lo que es estar, y durante el período que los que la provocaron consideraron que duró esa guerra, no estuvimos.

La guerra terminaba oficialmente el 1 de mayo de 2003, con Bush ignorando el desastre que se venía por delante anunciando a bombo y platillo desde un portaaviones aquello de «Misión Cumplida», y no fue hasta el 30 de julio cuando los primeros soldados españoles pisaron suelo iraquí.

«Por alguna razón, la misión militar española en Irak se ha mantenido en un perfil neutro, sin la menor indicación oficial de que hubiese entrado en territorio iraquí o que hubiera empezado su despliegue…Por decirlo de alguna manera, los militares españoles han empezado esta misión «a escondidas». Hasta los norteamericanos encargados de darles asistencia se extrañaron de la ausencia de proyección pública.»

«Por alguna razón» dice la crónica de ABC de ese 30 de julio de 2003. La razón no era otra que más del 90 % del pueblo español, que abarrotaba las calles aquellos días clamando «No a la Guerra», en contra de una invasión ilegal, ilegítima y falaz, en busca de unas armas de destrucción masiva que no se hallaban más que en la mente de Aznar y sus compinches, y unos vínculos con el terrorismo internacional que no existían entonces pero desgraciadamente y tras aquel inmenso y cruel error sí.

La foto de las Azores haciendo de perro faldero de Bush y Blair ya fue algo terrible, y el Gobierno español sabía que no podría añadirse ni una gota más al vaso de la paciencia de los españoles y que la imagen de un soldado español muerto en una guerra arbitraria a la que nadie quería ir habría supuesto su propia caída.

Por eso tuvo mucho cuidado de no enviar tropas durante la invasión. Y por eso cuando las desplegó poco después lo hizo «a escondidas». Iban a colaborar «en la reconstrucción», como si fuesen del colegio de arquitectos. Eso ya sí nos lo podían vender a los españolitos.

No, no pegamos un solo tiro en la Invasión de Irak, pero no hizo falta. En una expresión que tanto le gusta a Aznar, fuimos los «autores intelectuales». Presionamos sin éxito a los gobiernos latinoamericanos para aprobar una resolución de la ONU que justificase aquel atropello. Declaramos la guerra en las Azores saltándonos la legalidad internacional ante los ojos atónitos del mundo. Nuestro gobierno dedicó durante semanas todos sus esfurezos a convencer a propios y extraños de que había que atacar.

Como digo, no enviamos ni un solo soldado durante «la guerra» porque ya habría sido demasiado. Gracias a eso hoy personas como Esperanza Aguirre se pueden permitir trazar un brochazo y manipular la historia diciendo que «no estuvimos en la Guerra de Irak».

Tampoco estuvo Charles Manson en la casa de Sharon Tate.