Kukës, el ejemplo con los refugiados que avergüenza a Europa

MADRID// Una foto ha golpeado Europa. Un niño sirio que huía de la guerra para morir al lado nuestro. En el año 2000 otro foto de un niño de tan sólo dos años mostraba el drama de otros refugiados en el corazón de Europa. Carol Guzy ganaba el premio Pulitzer con la foto de Agim Ashala, un bebé que era pasado a través de un alambre de espino en un campo de refugiados kosovares en la ciudad albanesa de Kukës.

En 1999, la guerra en los Balcanes ocasionó una crisis humanitaria de dimensiones desconocidas desde la Segunda Guerra Mundial. Los refugiados kosovares llegaban a Albania después de que Slobodan Milosevic abriese la frontera para dejar huir a los que no quería en Serbia y así, además, enturbiar uno de los pasos militares a Kosovo para sus enemigos. La pequeña población de Kukës, en Albania, se convirtió en un inmenso campo de refugiados donde cada plaza y edificio era destinado a acoger a los que huían de la guerra. La OTAN asistía expectante al espectáculo sin colaborar de manera efectiva a paliar los efectos del éxodo porque la zona era considerada estratégica y no convenía establecer campos sofisticados que alentaran a los refugiados a permanecer en Kukës.

Contaba Ramón Lobo en El País que el enclave era propicio para los helicópteros apache al ser montañosa y que el paso era vital para una una previsible operación terrestre en un momento en el que ya habían comenzado los bombardeos en Kosovo. Los refugiados eran un arma más, importaban poco, excepto para la pequeña población albanesa que con tan sólo 15.000 habitantes acogió a 450.000 refugiados.

Los habitantes de esta zona pobre, rural, sin recursos, alimentaron con lo poco que tenía a los refugiados que llegaban a sus casas a costa de quedarse sin suministros para sus próximas cosechas. Según la FAO en los momentos menos dramáticos del éxodo de refugiados kosovares las familias albanesas acogían a una media de 8 refugiados, dándose casos de familias que tenían en su casa hasta 40 personas.

Los números de Kukës hay que ponerlos en relación con la posición de Europa ante la llegada de refugiados. España protestó ante la Unión Europea por la cuota de personas que debía acoger. Al gobierno de Rajoy se le pidió que acogiera a 4.228 personas. García Margallo consideró injusto este reparto porque no se había tenido en consideración datos como las cifras del paro y sólo se comprometieron a dar asilo a 2.739. El ministro de Asuntos Exteriores entendió inaceptable que una población de 45 millones de personas recibiera a menos de 5.000 refugiados. La Unión Europea ha reaccionado ante la foto de Aylan. Ha decidido que acogerán a 120.000 refugiados frente a los 200.000 que solicita Naciones Unidas.

En el año 2000 Kukës fue nominado al premio Nobel de la Paz que finalmente se le concedió a Kim Dae Jung, un honor que sí recibió la Unión Europea en el año 2012 y que ahora queda en evidencia al compararse con la inmensa labor que los ciudadanos de esta ciudad realizaron para ayudar a los refugiados de Kosovo. La Unión Europa tiene una población de 507 millones de habitantes y debatirá el día 14 de septiembre «de urgencia» cómo repartirse 120.000 refugiados sirios. Kukës era un pequeño pueblo de Albania que con 15.000 habitantes acogió a 450.000 refugiados. Quizás el jurado del premio Nobel de la Paz se tendría que reconsiderar quién merecía su premio.