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‘Electroshock’ contra la homosexualidad

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Opinión | OTRAS NOTICIAS

‘Electroshock’ contra la homosexualidad

La demanda a una clínica que utiliza descargas eléctricas para "curar" la homosexualidad supone un nuevo hito en la incipiente lucha por los derechos LGBT en China.

La terapia electroconvulsiva se empezó a utilizar en los años 30 para tratar enfermedades mentales como la esquizofrenia.
Laura Gaelx Montero
31 agosto 2014 Una lectura de 4 minutos
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Xiao Zhen es el pseudónimo del hombre que puede lograr uno de los mayores hitos para la comunidad LGTB de China. Este gay de 30 años ha presentado una demanda contra Baidu, el buscador de internet más popular del país, por mostrar un anuncio de una clínica especializada en “curar la homosexualidad” mediante terapia electroconvulsiva (TEC), conocida popularmente como electroshock.

La actitud oficial del gobierno chino hacia las personas homosexuales es ambivalente. Desde 1997 estas prácticas están despenalizadas y en 2001 se eliminó de la lista de enfermedades mentales del Ministerio de Salud.  Sin embargo, no existe ninguna ley que proteja a la población LGTB contra la discriminación ni están reconocidas las uniones entre personas del mismo sexo. Tampoco existe una gran aceptación social y el movimiento en defensa de sus derechos está empezando a organizarse.

“Fui electrocutado en un centro de ‘rehabilitación’ de la homosexualidad en China. Los doctores me hipnotizaron y me dijeron que me ‘sanarían’ de mi homosexualidad con golpes de electricidad.” Así relata Xiao Zhen su experiencia en la clínica a la que acudió en busca de ayuda. El rechazo de su familia y entorno tras su salida del armario provocaron que él mismo tomase esta drástica decisión.

Estas terapias, llamadas de conversión, reparativas o de reorientación sexual, fueron impulsadas en Estados Unidos por personas para quienes su deseo homosexual entraba en grave conflicto con sus creencias religiosas. A pesar de seguir aplicándose, las principales asociaciones profesionales del mundo han condenado su uso al no haber evidencias de su efectividad. Por el contrario, están extensamente documentados los efectos negativos sobre el paciente: además de reforzar el estigma social, el no conseguir el efecto deseado puede provocar depresión y conducir al suicidio.

Aversión inducida al sexo homosexual

La idea de que la aplicación de descargas eléctricas puede modificar la orientación sexual de un sujeto “se fundamenta en las llamadas terapias de aversión, dentro de las teorías conductistas”, explica Marina de la Hermosa, psiquiatra especialista en diversidad sexual y de género. El objetivo es asociar un estímulo excitante (imágenes de sexo entre hombres, en este caso) con un estímulo negativo (descargas eléctricas).

“También existe la teoría de que la terapia electroconvulsiva puede producir un ‘reseteo’ del cerebro”, añade de la Hermosa, “posiblemente en relación con el efecto secundario de amnesia”. A éste hay que añadir dolores de cabeza y confusión o incluso fracturas óseas y dentales como consecuencia de la convulsión, en caso de aplicarse sin anestesia. La mayoría de asociaciones médicas “las considera intervenciones en contra de la ética profesional dado que se estaría tratando una enfermedad inexistente”, subraya la experta.

La película Electroshock, dirigida por Juan Carlos Claver en 2007, recoge una historia real de amor entre mujeres gestada en los últimos años del franquismo y cuyo trágico desenlace ocurrió en 2001. Entonces, se producía el asesinato de Carmen a manos de su pareja Isabel, quien luego trató de quitarse la vida. Ésta explicó cómo se conocieron y enamoraron en la última etapa del franquismo. Cuando la familia de Carmen lo descubrió, la internó en un hospital psiquiátrico, donde le aplicaron de forma continuada descargas eléctricas para curar su supuesta enfermedad. Las secuelas físicas y emocionales de esta “terapia” provocaron -años después- que la propia Carmen pidiese a su pareja poner fin a su sufrimiento.

En países como Suecia este tipo de tratamientos se utilizaron para convertir a gais y lesbianas en heterosexuales hasta, al menos, 1979. Ese año saltaba la polémica por las declaraciones en televisión de una mujer a la que “dos veces por semana, durante dos meses, se me sometió en el Hospital Municipal de Malmö a la terapia de aversión”. El País recogía su testimonio y lo comparaba con la obra de Anthony Burgess La naranja mecánica. La paciente relataba que “en una pantalla se me mostraban películas pornográficas. Cuando aparecían escenas de amor entre mujeres recibía una descarga eléctrica”.

El célebre Lou Reed también recibió descargas eléctricas para curar su homosexualidad. Con tan sólo 14 años, sus padres le obligaban a someterse a este proceso tres veces por semana. El cantante, fallecido hace menos de un año y autodeclarado bisexual, plasmó esta experiencia en la canción de 1974 Kill your sons y relató los hechos en una entrevista a Legs McNeil para la obra Por favor, mátame: La historia oral del punk.

Ser gay en China

Esta clínica china que se enfrenta a una demanda no es la única que ofrece este tipo de terapias para, supuestamente, curar la homosexualidad. Tal como denunció el cineasta y actor abiertamente gay Xiaogang Wei, se trata de un lucrativo negocio que se extiende por todo el país. En su documental de 2011 Tratamientos que curan, mostraba, además de descargas eléctricas, todo tipo de psicoterapias y medicamentos con los que, a cambio de considerables sumas de dinero, se prometía volver heterosexual al paciente.

Nueve activistas LGTB fueron arrestados por las autoridades chinas el pasado mayo y puestos en libertad al día siguiente. Entre ellos se encontraba Xiang Xiaohan quien, lejos de amilanarse, ha decidido demandar al gobierno de Hunan por negarse a registrar una asociación de defensa de los derechos homosexuales. Un año antes, este joven de 20 años lideró una manifestación no autorizada por las calles de Changsha, la capital de la provincia, con motivo del día internacional contra la homofobia y la transfobia. En aquella ocasión, pasó 12 días en el calabozo.

El juicio contra las clínicas que ofrecen terapias para “curar” la homosexualidad supone un paso más en la incipiente lucha de la comunidad LGTB china. Xiao Zhen, su impulsor, ha ampliado los objetivos de la campaña. En estos momentos recoge firmas para exigir que la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la doctora Margaret Chan, de origen chino, se pronuncie en contra de las terapias de conversión. Además de suponer un argumento más para la prohibición de las mismas, Zhen considera que “enviaría un importante mensaje a la sociedad china de que ser gay no tiene nada de malo”.

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