Perdone que le moleste

Perdone que le moleste en esta recta final de su campaña electoral. Ya sé que está muy ocupado manipulando esa media verdad que va a decir en el próximo mitin, tratando de buscar esa corbata, ese gesto, esa sonrisa que nos cautive, que nos haga mirarle con más simpatía que a sus contrincantes. En definitiva, tratando de dar el último golpe de efecto que le permita arañar un puñado de votos. Sí, sé que no soy muy oportuno porque todo esto es muy importante para vd. Sí, ya sé que todo esto le está dando mucho trabajo y quizá ser elegido o no dependa de una pequeña tontería que todavía no ha tenido en cuenta.

Disculpe que esté tratando de llamar su atención, cuando realmente lo que usted pretende es atraer la mía, pero es que es muy importante lo que le tengo que decir.

En primer lugar quiero destacarle que los que le han escrito el programa electoral no tienen ni idea. Permítame que le diga que lo he leído y, oiga, es tan genérico que en una «cata ciega» no sabría si es el suyo o el de sus contrincantes. ¿O es quizá eso lo que pretenden?

Mire, no quiero entretenerle, así que le diré que sólo pretendo de usted tres cosas muy sencillas, que no he visto en su programa electoral:

• Una, que se comprometa firmemente a luchar con toda su energía en contra del fraude y la corrupción. Incluso dentro de su propio partido.  Sí, he dicho con «toda su energía». ¿Cómo? ¿Que vd. no tiene competencias para ello? Pues inventese algo, pero luche denodadamente por ello.

• Dos, que se comprometa firmemente a recuperar y mejorar los derechos sociales que se han cargado desde Madrid. ¿Cómo? ¿Que vd. no tiene competencias para ello? Pues inventese algo, pero luche denodadamente por ello.
• Tres, que se comprometa firmemente a desmontar todos y cada uno de los privilegios de los bancos. Que haga lo imposible porque exista una banca pública, que trabaje por y para la ciudadanía. ¿Cómo? ¿Que vd. no tiene competencias para ello? Pues inventese algo, pero luche denodadamente por ello.

Ya se habrá dado cuenta de que no le pido que lo consiga, simplemente le pido que «se comprometa», pero que lo haga de verdad, con firmeza, que me garantice que se va a dejar la piel en el intento. Y permítame que le diga una cosa más: que antes de aceptar este trabajo se lo haya pensado bien, muy bien, porque voy a ser muy exigente. No va a tener la oportunidad de envolverme con palabrería, con esa demagogia que vd. domina tan bien. Quiero hechos. Quiero ver todos y cada uno de los girones de piel que se ha ido dejado en el camino por conseguirlo. Quiero que demuestre su «vocación» de servicio público, que tanto pregona.

Sí, ya sé que no es fácil, pero es vd. el que ha venido a ofrecerse para hacer el trabajo, yo no le he llamado. Así que, por favor, demuéstreme que es creíble.

¡Ah! Una cosa más: Por favor, deje de hablarme de «futuro» de «pueblo trabajador» de que «juntos saldremos», de que «con los demás peligran las pensiones». Deje de hablarme así. Ofende mi inteligencia.

Muchas gracias, y disculpe que le haya entretenido, unos minutos.