lamarea.com
  • La Marea
  • Kiosco
  • Climática
DONA SUSCRÍBETE
SUSCRÍBETE
Iniciar sesión
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
ANTERIOR

Eutanasia, la coartada del debate siempre diferido

SIGUIENTE
SUSCRÍBETE DESDE 17€. Además, si verificas que eres humano con el código HUMANA, te llevas un 10% de descuento en tu suscripción a la revista

Opinión | OTRAS NOTICIAS

Eutanasia, la coartada del debate siempre diferido

Los autores denuncian cómo se transmite a la sociedad civil la idea de que no hay una opinión pública formada sobre el derecho a morir dignamente, y de que se precisa una reflexión conjunta y, sobre todo, sin prisas.

Luis Montes Mieza y Fernando Soler
29 marzo 2014 Una lectura de 4 minutos
Telegram Linkedin Url

Es una constante, un lugar común: cada vez que surge en los medios de comunicación el tema de la disponibilidad de la propia vida, la respuesta política prácticamente unánime consiste en enfocar el problema asignándole la consideración de un asunto necesitado de debate.

Evidentemente, una cuestión que requiere un debate clarificador es, por propia naturaleza, una cuestión a resolver, no decidida; un asunto que necesita madurar socialmente. Un asunto, por ello mismo, cuya solución está distante en el tiempo. No antes de que exista ese consenso social que parece requerirse en una decisión de tal trascendencia.

Tan reiterada es esa respuesta, que parece obviamente encaminada a conseguir un objetivo premeditado: trasmitir y sembrar en la sociedad civil la idea de que no hay una opinión pública formada al respecto, que se precisa una reflexión conjunta y, sobre todo pausada, tranquila, sin prisas sobre los pros y los contras de legalizar las conductas eutanásicas. Poniendo mucho énfasis en los peligros y riesgos de tal legalización, especialmente cuando se opina desde la derecha política.

El argumento descubre su carácter falaz e interesado cuando, tras pontificar que las conductas eutanásicas son asunto controvertido y necesitado de un profundo debate, se sentencia con todo desparpajo que por ahora no es el momento de abrir tal debate, que los ciudadanos no estamos preparados aún para enfrentarlo serena y seriamente.

Se cierra así un círculo en el que la eutanasia se presenta como un problema grave (trascendente en sus consecuencias, posibles o previsibles según sea el opinante), que precisa de un debate intenso y serio cuyo momento de inicio no ha llegado aún porque la sociedad no está preparada para celebrarlo. La contradicción que esconde tal pseudoargumentación es que, si realmente se considera un asunto trascendente y se diera el caso de un insuficiente consenso entre la ciudadanía o su insuficiente preparación, sería razón de más para abordarlo cuanto antes mejor; los debates constructivos son formadores.

Pero el caso es que todas las encuestas, tanto las realizadas por el CIS en 2002 y 2009 (encuestas 2.451 y 2.803), la primera a iniciativa del Senado y la segunda, del entonces ministro de Sanidad, Bernat Soria, como las varias llevadas a cabo por la OCU, coinciden en la existencia de un gran consenso ciudadano en que la eutanasia debe ser objeto, no ya de debate, sino de regulación legal. Consenso que no difiere según la opción política o religiosa de los encuestados y, es importante resaltarlo, incluye mayoritariamente a los médicos también, aunque con porcentajes menos abultados que los de la población general.

Llegados a este punto no cabe sino preguntarse si verdaderamente es la ciudadanía la que no está preparada para enfrentarse al debate sobre la eutanasia o más bien la clase política (al menos la que ha gobernado hasta ahora en España) la que necesita de maduración al respecto. Porque lo cierto es que, a pesar de que el programa electoral del PSOE para las Generales de 2004, precisamente en el capítulo relativo a sus propuestas sobre derechos civiles (pg. 33) prometía “la creación de una Comisión en el Congreso de los Diputados que permita debatir sobre el derecho a la eutanasia y a una muerte digna, los aspectos relativos a su despenalización, el derecho a recibir cuidados paliativos y el desarrollo de tratamientos de dolor”, propuesta programática que certificaba la trascendencia que para el partido socialista tenía la cuestión de la eutanasia, tan sólo seis meses después de ganar las elecciones, la promesa era desmentida por la ministra Salgado y, para más escarnio, lo hacía desde Holanda donde, a la sazón, se iniciaba el debate, hoy concluido felizmente, sobre la extensión de la eutanasia a menores maduros.

A la vista de los datos, hay que admitir que la postura de presentar el derecho a disponer de la propia vida en situaciones de terminalidad o grave sufrimiento como un asunto pendiente de debate no es otra cosa que una frágil coartada dilatoria para los dos partidos que hasta el momento se han alternado en el gobierno de España. Una treta para no tener que definirse ante sus electores respectivos.

Está claro que mientras no lo autorice la Conferencia Episcopal, el PP no dará jamás ningún paso en el sentido de modificar el marco legal de la eutanasia o, peor aún, que caso de modificarlo sería, como en el caso del aborto, para retrotraernos antes de 1995 en que el Código Penal despenalizó algunas conductas eutanásicas (las antes llamadas, pasiva e indirecta) y castigarlas como un homicidio sin atenuantes, al modo del franquismo.

Respecto a la posición del PSOE, permanentemente instalado entre la indefinición y el temor a la jerarquía católica, no estaría de más que, aprovechando la campaña a las elecciones europeas reflexionase sobre la oportunidad de llevar al marco europeo el reconocimiento del derecho a disponer de la propia vida. Reflexionar sobre el hecho de que los derechos sanitarios tal como los conocemos hoy en día, incluidos los relativos al final de la vida, tuvieron su origen en acuerdos de consenso europeos.

Si desperdicia la ocasión europea, la alternativa de legalización podría muy bien venir, como ocurrió en Bélgica en su día, de la necesidad de formar un gobierno multicolor con partidos que han propuesto reiteradamente en el parlamento la derogación del artículo 143.4 del Código Penal. En una circunstancia así, no podrá alinearse con el PP, como hasta ahora, para rechazar la despenalización y, mucho menos aún, para pretender que sigue haciendo falta debatir nada. Sólo tienen que mirar a Holanda, Bélgica y Luxemburgo; en esto también, está todo inventado.

Luis Montes Mieza es médico y presidente federal de la Asociación Derecho a Morir Dignamente

Fernando Soler es médico y secretario de la Asociación Derecho a Morir Dignamente de Madrid

Telegram Linkedin Url

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

€
  • #derechos humanos
  • #eutanasia
  • #Gallardón
  • #Luis Montes
  • #muerte digna
  • #PP
  • #PSOE

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Suscríbete dona
Comentarios
  1. CORDERO dice:
    01/04/2014 a las 13:07

    COMPLETAMENTE DE ACUERDO,TIENE UNO A DISPONER DE SU PROPIA VIDA CUANDO UNA PERSONA ES MAYOR DE EDAD.NO ME CONSULTARON CUANDO NACÍ SI QUERÍA VIVIR.

    Responder
  2. Herbert R.J. Curiel dice:
    30/03/2014 a las 14:34

    Me pregunto si no hay también un elemento económico envuelto. Lo que llamo el negocio del mal morir. Cuando un banco es dueño de una residencia de ancianos me pregunto sino les interesa más mantener en vida una persona hasta que se pudra. Ya no somos individuos pero más bien entramos a ser «objetos de mercancía». Me preguntó también cuando las residencias de ancianos entraran en Bolsa.

    Responder
  3. ateo666666 dice:
    30/03/2014 a las 10:06

    Lo que no es de recibo es que por las creencias particulares de unos iluminados, que creen en una verdad absoluta totalmente subjetiva, se impida lo que quizás sea el último acto racional de libertad de un ser humano que consiste en escapar de una muerte horrible. Si ellos quieren alargar su agonía atrozmente en el altar de su dios siempre ávido de sangre, nadie les obliga a no terminar sus días como si de una tragedia griega se tratara, pero que dejen que los demás podamos elegir libremente como terminar en paz los nuestros. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2011/06/documental-eligiendo-morir-y-eutanasia.html

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Lo más leído

  • Pedro Sánchez pide perdón a la ciudadanía y descarta elecciones: "Hasta esta misma mañana yo estaba convencido de la integridad de Santos Cerdán"
  • Jeff Sharlet: "Hace muchos años que en Estados Unidos la izquierda secular ocupa el margen"
  • Lo de Santos Cerdán (parece que) no es lo de Begoña Gómez
  • Ni reyes ni césares: al desplegar a las Fuerzas Armadas para sofocar la disidencia, Trump ha cruzado el Rubicón
  • Su destino está a la izquierda

Actualidad

  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Clima
  • Sociedad

Conócenos

  • La Marea
  • Cooperativistas
  • Transparencia
  • Política de cookies
  • Política de privacidad

Kiosco

  • Suscripciones
  • Revistas
  • Libros
  • Cursos
  • Descuentos
  • Contacto

Síguenos

Apúntate a nuestra newsletter

Apúntate
La Marea

La Marea es un medio editado por la cooperativa Más Público. Sin accionistas detrás. Sin publirreportajes. Colabora con una suscripción o una donación

MásPúblico sociedad cooperativa. Licencia CC BY-SA 3.0.

Compartir a través de

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos. Leer más

AceptarResumen de privacidad
Política de Cookies

Resumen de privacidad

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.
Funcionales
Siempre habilitado

Las cookies funcionales son esenciales para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sitio web, ya que proporcionan funcionalidades necesarias. Desactivarlas podría afectar negativamente a la experiencia de navegación y a la operatividad del sitio.

Guardar y aceptar