Dignidad

Unos cuantos días manifestándose en  la Plaza Tahrir han servido para que  los ciudadanos egipcios se queden sin su gobierno legítimamente elegido. El ejército ha dado un golpe de estado basándose en la disconformidadde una parte no mayoritaria de la población con el presidente Mursi.

Estados Unidos se ha permitido espiar a gobiernos y ciudadanos  de todo el mundo, introduciéndose  en los servidores de las grandes compañías de comunicación.

El avión del Presidente  Evo Morales no ha sido autorizado a volar sobre el espacio aéreo de varios países europeos por pensar que con él viajaba el  exanalista de la CIA, Edward  Snowden. Incluso el embajador de España en Viena  intentó revisar el avión, despreciando la soberanía de  Bolivia.

Los tres sucesos, inducidos por el Gobierno de Obama, han marcado la jerarquía del poder en el mundo.

En el primero de ellos, la respuesta de Europa  evita la expresión de golpe de estado y  justifica la acción del ejército egipcio. El 15M en España duró más días,  y en proporción con  mayor número de población apoyándolo. Sin embargo, el acercamiento pacífico de los manifestantes al Congreso fue tildado de secuestro de la democracia y de golpe de estado por los poseedores de la verdad democrática.

La intromisión en las redes de comunicación de los estados europeos, no ha encontrado la más mínima respuesta de demostración de dignidad, por parte de sus gobiernos, a las actividades delictivas estadounidenses.

La prepotencia de España y su crónico colonialismo, han quedado  visibles  en el caso de Evo Morales. En paralelo, el servilismo con Estados Unidos ha quedado patente.  Este es nuestro nivel  democrático.

Ante tanta indignidad, solo me queda incorporarme a aquella frase: “Que se pare el mundo que me apeo”.