De cómo un gobierno nervioso ensaya un simulacro

Desde hace apenas una semana, parece que se ha acabado la guerra contra todos y contra todo y comienza una época de “buen rollo” en el gobierno de Rajoy. Lo primero fue cambiar el mensaje catastrofista por el tono optimista que apunta a una rápida salida de la crisis y anuncia la recuperación del empleo. Nadie se lo ha creído pero el gobierno lo repite a coro.

Tras ese cambio de tono, ha comenzado la convocatoria de órganos de participación ciudadana que ni se acordaban de que existían. El miércoles, reunión con el tercer sector para trasladarle que se mantendrá el actual modelo de reparto del 0,7% de IRPF para fines sociales. Hoy mismo, reunión del Observatorio Estatal de Violencia sobre la mujer –hacía más de un año que no era convocado-, que depende del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y está presidido por la ministra Ana Mato. El próximo jueves día 18 también se reunirá el Consejo de Participación de las Mujeres, otro órgano que depende del mismo ministerio y la misma ministra y que no había sido convocado en toda la legislatura.

A todo esto, hay que sumarle el anuncio de que la reforma de la Ley del aborto se aplaza sin que se le ponga fecha e incluso el ministro Wert ha anunciado que dejará la política cuando abandone el ministerio.
El peligro está en que cada una de estas acciones tiene trampa. El anuncio al tercer sector viene motivado por la sentencia del Tribunal Supremo que establece que estas ayudas sean gestionadas por las Comunidades Autónomas. No parece muy arriesgado afirmar que lo que le preocupa al gobierno es mantener el control sobre las subvenciones y que de ninguna manera el dinero recaudado con el 0,7% del IRPF pase a manos de los gobiernos autonómicos. La reunión del Observatorio Estatal de Violencia sobre la mujer tiene un único objetivo: reforzar a la ministra Mato con la foto del observatorio apoyando su Estrategia Contra la Violencia de Género. De hecho, la reunión ha estado precedida de amables llamadas telefónicas de la Delegada del Gobierno para la Violencia de Género a las voces más críticas dentro del Observatorio pidiendo, sin tapujos, el apoyo a la Estrategia.

La salida de Wert será tardía -antes ya se habrá cargado la enseñanza pública y el aplazamiento de la reforma de la ley del aborto- y supone un coste político que ya no tendrán que pagar: el Tribunal Constitucional hará el trabajo. La mayoría conservadora en el Constitucional que el PP se aseguró hace menos de un mes -además de que el ponente en el caso del aborto sea Andrés Ollero, exdiputado del PP, miembro del Opus Dei y antiabortista militante- augura el resultado a favor del recurso de inconstitucionalidad que el PP presentó contra la ley en vigor.

Los nervios y las luchas internas, tanto en el gobierno como en el Partido Popular, han forzado un cambio de estrategia ante el temor de que enfrentarse prácticamente a todos los sectores sociales, más los intolerables niveles de corrupción, acaben por hacer perder a los conservadores el poder que tanto les ha costado conseguir. Mucho mejor el simulacro.