Economía | Medio ambiente

Adiós a una tierra de uvas y aceitunas

“La fotovoltaica de Amazon en Mérida”, como la presentaba Canal Extremadura, es en realidad propiedad de FRV

Comentarios
  1. A finales de la década de 1980, el cultivo tradicional del olivo comenzó un proceso de industrialización radical. Décadas después, este modelo basado en el monocultivo ha supuesto una enorme pérdida de biodiversidad, ha favorecido la erosión del suelo en muchos casos y una mayor contaminación e incluso una pérdida de rentabilidad para muchos agricultores, que atraviesan dificultades económicas a merced de los caprichos del mercado.
    En los últimos años, sin embargo, ha habido un cambio en el sentir y en la mentalidad de algunos agricultores y agricultoras.
    Centenares de olivareros, municipios, universidades, investigadores e instituciones públicas y privadas trabajamos en el proyecto OLIVARES VIVOS para revertir la crisis económica y ambiental que sufre este cultivo tradicional.
    En los tres primeros años, la abundancia de aves, hormigas, abejas y plantas aumentó en un 40%.
    Además de sostenible, la iniciativa es rentable: no disminuye la productividad, supone un ahorro en fertilizantes y fitosanitarios y proporciona un valor añadido a sus productos.
    Olivares Vivos se ha convertido en referente internacional para conciliar agricultura y biodiversidad y los resultados demuestran el éxito del proyecto y el futuro de nuestros olivos. (Seo BirdLife)

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